Camino hacia el autoconocimiento

Autoconocimiento

El autoconocimiento es el conocimiento de uno mismo. Qué sencillo, ¿no? «Yo me conozco», frase típica. ¿Realmente te conoces? ¿Conoces tu cuerpo? ¿Conoces tu alma?

Qué somos, cómo somos y porqué. Esto abarca un amplio y variopinto campo multidisciplinar de conocimientos que engloban todo lo relacionado con el ser humano y el espíritu que lo anima, teniendo en cuenta las particularidades y variables dentro de cada ser único y distinto. Somos iguales, pero a la vez somos totalmente distintos. Comprender lo que te hace distinto te llevará a comprender lo que te hace igual. Todos somos iguales en que somos distintos, pero las diferencias no son tantas en esencia.

Qué somos

¿Qué eres? Responder esta pregunta te lleva a resolver el resto de incógnitas: ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Por qué?

Responder qué eres es importante para saber lo que puedes lograr hacer. Cuando sabes lo que puedes hacer, automáticamente sabes lo que no puedes hacer, pero primero tienes que saber qué es lo que eres realmente capaz de hacer. Esto requiere un autoconocimiento absoluto que se va consiguiendo mediante las experiencias y el análisis de uno mismo y del entorno.

¿De dónde viene la certeza de que eres capaz de lograr algo? De saber qué eres y de dónde vienes. Una piedra no puede lograr cosas, pues no tiene vida. Una vida puede lograr cosas, puesto que es su función. ¿Y para qué? ¿La vida es lograr cosas? Por eso se llama vida. Una piedra no precisa. Un alma precisa, puesto que es consciente de su existencia. El ser consciente de su propia existencia le supone un problema, puesto que debe tomar decisiones. Y tomar decisiones es difícil.

El arte de tomar decisiones. Es todo un arte. Aquel que se autoanaliza constantemente y se estudia puede mejorar en dicho arte. Una mente clara, consciente y atenta es capaz de tomar las mejores decisiones posibles. Tomar decisiones supone un acto creativo, aquel que desarrolle la creatividad también desarrollará su inteligencia y su capacidad para tomar mejores rumbos.

Procesos

El autoconocimiento es un proceso, el ser que respeta un proceso es un ser que respeta el autoconocimiento y, por lo tanto, que se respeta a sí mismo. Una piedra no precisa respetarse a sí misma, puesto que no precisa autoconocimiento, puesto que no toma decisiones. ¿Por qué somos capaces de tomar decisiones y otras formas de existencia no? Por qué evolucionar y cuál es el sentido de la vida podrían ser un par de preguntas interesantes que cabría hacerse. La vida son procesos, etapas y cambio. Todo cambia, siempre. Nada perdura. Nuestra esencia es el cambio. Entiende esto.

¿Por qué funciona así? ¿Por qué Dios se expresa de esa manera? No hay cadenas en el tiempo, el equilibrio son fases de desequilibrio compensado. Eso es lo que nos mueve y por lo tanto, hay un motivo. La vida tiene un motivo. ¿Por qué iba a existir si no? La nada no es nada, la causa lo es todo.

Hazte las siguientes preguntas:

-¿Quién soy?

-¿Qué soy?

-¿Por qué lo soy?

-¿Qué deseo?

-¿Qué amo?

-¿Qué siento?

-¿Qué me hace moverme?

-¿Por qué?

Apunta tus respuestas, guárdalas. Pasado un tiempo obsérvalas, estarás impersonal. Te ves desde afuera, cómo eras, qué sentías. Comprobarás que hay un cierto cambio en las respuestas actuales.

Cambio constante

Creemos conocernos y a cada minuto que pasa estamos cambiando. ¿Nos conocemos realmente? ¿Nos conocemos y definimos en un momento dado o entendemos el cambio? El cambio nos define y es necesario entender esto para conocerse a uno mismo. El libre albedrío es el motor del ser para el cambio, una herramienta. Lo que se para se estanca y se derrumba, no tiene sentido de ser, el sentido se lo da el ser que se mueve hacia un lugar y hacia otro para evolucionar.

El ser necesita un sentido para poder ser, su incompletud lo hace vulnerable y es su propia naturaleza de incompletud lo que lo hace tener que moverse. Un ser que no se mueve no respeta su propio ciclo de energía y tiende al declive. Amarse y respetarse a uno mismo es amar el movimiento, la vida.

Espíritu

El espíritu es inmortal y requiere movimiento constante. Imagínate no poder morir. Pues así es, la muerte es concepto físico. Morir es humano, pero no forma parte del espíritu. Para alcanzar el autoconocimiento debemos saber qué somos para poder actuar en consecuencia. Un delfín no vuela, aunque lo puede intentar y perseguir un objetivo sin sentido.

¿Somos un humano o somos un espíritu? Ambas cosas. Somos un ser espiritual en una aventura humana y no al revés. El espíritu permanece en su plano suprafísico, el cuerpo perece a la ley de la entropía. Como espíritu, como ser consciente, puedes elegir volver a encarnar en tal o cual lugar para aprender de tal o cual experiencia y/o realizar una misión. La existencia plena se consigue eligiendo, entendiendo y procesando. Los procesos dan sentido a la existencia. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Y cuál es el sentido de la tuya? Autoconócete.

Tu sentido lo llevas dentro, es algo innato. No hace falta que nadie te dé la respuesta, tú tienes la respuesta. Pero a veces hay que escarbar y hacer introspección. Mirar hacia adentro y preguntarte: ¿Qué siento? ¿Y qué puedo hacer para darle forma, mejorarlo o entenderlo? Pero, ¡ojo! No ser superficiales, una respuesta clara solo la da una mente limpia y libre de preconceptos, prejuicios, engramas y roles del ego. No es un todo vale. Conseguir una mente limpia también requiere un proceso más o menos difícil dependiendo de las particularidades, aunque es de los más complejos que existen.

Autoconocimiento es saber lo que piensas y por qué lo piensas, saber qué haces y por qué lo haces. Autoconocimiento es saber sobre ti y tus porqués. ¿Conoces tus miedos? ¿Qué te da miedo? En ocasiones no somos conscientes de un miedo hasta que ocurre una situación que nos provoca miedo. ¿Por qué existe el miedo? Para protegernos. El miedo es útil para no lanzarnos a un pozo sin fondo, a una piscina sin agua, al riesgo no medido. Siempre que no sea excesivo, el miedo sirve de herramienta y no de impedimento.

Esto es importante porque te permite tener un locus de control interno, es decir, coger las riendas de tu vida, saber hacia dónde vas y por qué vas. Confrontar los problemas y mirar a los miedos a la cara. El riesgo solo se puede medir mediante la inteligencia, desarróllala. Desarrolla procesos.

Autoconocimiento físico y autoconocimiento espiritual

El ser humano solamente es capaz de llegar al autoconocimiento total mediante el aprendizaje de su propio cuerpo físico, no tanto así en el espíritu ya que no posee un cuerpo. Sin embargo, ambos se relacionan en una cosa: la mente. El campo conceptual energético de una espíritu alberga su mente, recuerdos, engramas, programas, conceptos, etc. Todo ello es susceptible al cambio y tiene incidencia directa sobre el cuerpo físico, ya que somos un todo. Se puede dividir el ser humano en partes, pero al final es un todo unido y espero que conozcas el efecto dominó.

La chispa divina es la base del ADN espiritual, la partícula que nos hace únicos y nos otorga nuestra esencia. Simple y llanamente, encontrando la armonía con dicha partícula, podemos lograr  el autoconocimiento.

La búsqueda del equilibrio es un proceso largo y complejo que nunca termina, además de un auténtico arte. Pero recorrer ese camino es una decisión y tú tienes libre albedrío.

 

Adrián Tardío (10% de Adiron-El)