09/02/2015
De: Raúl Caballero
Se explica como ayudar a detectar la hipocresía y se dan varias claves para diferenciar al hipócrita a la vez que se indaga en el por qué del hipócrita y saber cómo actuar delante de estas situaciones.
Os voy a contar algo. Esta pasada navidad viajé como hago habitualmente en las navidades de todos los años a reunirme con la familia y pude observar en la gente-en mucha gente de mi entorno o fuera de mi entorno-, pude visualizar mucha hipocresía y esto no es nuevo porque en tiempos de navidad muchos coincidirán conmigo en la hipocresía que parando un poquito de atención, no hace falta mucho, solo parando un poquito de atención uno ya puede darse cuenta. Quien me esté escuchando puede pensar: “Bueno, pero Raúl, ¿dónde quieres ir a parar? Porque lo que estás diciendo no solo no es nuevo, sino que todos nos hemos dado cuenta”. Bueno, seguramente sí va a haber gente que se haya dado cuenta, pero siempre va a haber mucha gente que se deje engañar por las falsas apariencias del otro, porque el que es hipócrita no viene con una etiqueta en la frente que dice “¡hola, soy hipócrita!” y dices: “Ah, bueno, mira, ese es hipócrita”. No, el que es hipócrita trata de engañar impostando una imagen que no es suya, tomando como prestada una máscara y poniéndose esa máscara ocultando su verdadero rostro. El truco es que la máscara pueda parecer de verdad, porque nadie es –como digo- hipócrita y va diciendo “¡hola, yo soy hipócrita!”, no. Entonces tenemos que aprender a diferenciar a los hipócritas de los que no son hipócritas y eso ya es más difícil, aunque a algunos se les da especialmente mal actuar cual obra de teatro e inmediatamente los detectas. Hay muchos otros que no, hay muchos otros que saben actuar, que saben cómo lo tienen que hacer para que el común denominador no los detecte.
¿Qué busca el hipócrita? El hipócrita busca mediante un engaño un acercamiento a una persona o a un grupo determinado de personas para conseguir un objetivo. ¿Cuál es el objetivo del hipócrita? El objetivo del hipócrita puede ser algo material, a veces puede buscar dinero o puede buscar algo de los bolsillos de los demás y en otras oportunidades puede buscar simplemente la aprobación del otro. Y busca la aprobación del otro, como no la consigue siendo él mismo, intenta conseguirla impostando. No hace falta que diga que eso está mal, porque es lógico que tú puedes conseguir la aprobación del otro siendo tú mismo, pero también –como he dicho en infinidad de oportunidades durante muchos años- es imposible que vayas a simpatizar con todo el mundo por el simple hecho de que las personalidades son distintas en función de la persona y tu carácter y tu personalidad puede chocar con otro carácter u otra personalidad distinta o pueden llevarse realmente bien. En los casos en los que no tienes la aprobación del otro si tienes los roles del ego –y hemos hablado de los roles del ego en infinidad de oportunidades- dándoles la oportunidad de que tomen el timón de tu vida seguramente te vas a sentir mal, te vas a sentir desgraciado, miserable, te vas a sentir solo… y como el ego es ciego –y además rima, “el ego es ciego”-, va a intentar de todas las maneras posibles caer bien a todos porque el ego tiene una necesidad, una necesidad básica, se retroalimenta a sí mismo tratando de subsistir intentando obtener todo lo que se propone. El ego no hace valoraciones, el ego no hace retrospectiva, el ego no analiza las cosas impersonalmente, el ego directamente intenta conseguir todo lo que se propone de las maneras que sean, ya sean más o menos lícitas. Pero vamos a dejar estar el ego por un rato, vamos a hablar de algo mucho más terrenal para que todo el mundo que me escuche más o menos pueda entender lo que estoy intentando decir. La persona que intenta desesperadamente atraer la atención de los demás, porque intenta desesperadamente no sentirse solo, tener compañía, intenta caer bien a todo el mundo… esa persona tiene un problema en su autoestima y la persona que tiene un problema en su autoestima se siente realmente mal, porque se siente deprimida, porque se siente que no sirve para nada. Esa persona, con esa autoestima baja piensa que no puede obtener éxitos, entonces lucha por obtener los éxitos aunque sea impostando. Entonces el hipócrita puede ser que solo intente un acercamiento a una persona o a un grupo de personas para conseguir que le hagan caso, que lo acepten en ese grupo o esa persona, entonces en lugar de ser como es él mismo, empieza a ser como esa persona o ese grupo de personas quieren que sea, pierde la autonomía y pierde la personalidad, ¿y qué es más importante que la personalidad? La personalidad nos diferencia, la personalidad nos hace ser distintos a los demás. Bueno, pues hay gente que es capaz de renunciar a su propio ser por obtener esa confraternización falsa con los demás. Digo falsa, porque la mentira tiene patas cortas y se termina por descubrir más pronto que tarde y una persona que importa es muy difícil importar en una obra de teatro las veinticuatro horas del día durante trescientos sesenta y cinco días del año, finalmente te van a terminar por descubrir porque no eres así realmente, entonces te van a terminar por no aceptar tampoco. Si no te tienen que aceptar, más vale que sea de inicio y no de final, porque sufres menos.
En nuestro aprendizaje está también el aprender a encajar las derrotas. No siempre vamos a obtener una victoria, no siempre vamos a obtener una victoria, no siempre vamos a obtener un trofeo, una medalla o algo positivo, habrá veces que tendremos que reconocer que hemos perdido, en lo que sea, o que nos hemos equivocado o que no lo hemos hecho bien y habrá veces en que tendremos que reconocer que no podemos caer bien a todo el mundo, entonces aceptaremos a quien caemos bien y a quien no caemos bien. El problema de esas relaciones –y hablo de relaciones personales- es que en su mayoría son relaciones familiares. Recordad que al principio del audio hablaba de las reuniones en navidad, que principalmente se hacen con la familia, entonces el intento por caer bien a los demás se acrecienta, se acrecienta porque la gente le da un significado a la palabra “familia” muy, muy apegado y entonces como es la familia tengo que estar bien con ellos y ellos tienen que estar bien conmigo. Bien, no hay ningún problema con estar bien con ellos y con los demás y que los demás estén bien con nosotros, el problema es qué es lo que tienes que hacer para conseguirlo; si tienes que renunciar a tu propio ser, no lo hagas, porque no vas a estar cómodo realmente tú y no van a estar cómodos tampoco los demás si son capaces de detectar que estás impostando. El que imposta está faltando al respeto, el que es hipócrita está faltando al respeto. ¿A quién falta al respeto? Falta al respeto por los demás, porque es un intento de engaño y está intentando engañar a los demás, pero es una falta de respeto por uno mismo, porque denota falta de autoestima, denota falta de amor por uno mismo. A veces tenemos que aprender a aceptarnos como somos para que los demás nos acepten y siempre entendiendo que no todos nos van a aceptar, ni aunque sea familia, porque el significado que algunos le dan a la palabra familia, tenemos que tener en cuenta que la familia se trata de un grupo de personas y ese grupo de personas son –como bien indica la palabra- personas independientes, por lo tanto, cada uno va a tener su personalidad y cada uno va a tener su manera de pensar y es imposible que puedas caer bien a todo ese grupo si es más o menos numeroso porque va a haber muchísimas opiniones contradichas y no todo el mundo respeta las opiniones contradichas, no todo el mundo las respeta, por eso a veces incluso hay que aprender a callar, pero eso es tema para otra charla.
Volviendo al inicio, vemos constantemente, en todas las épocas del año eh, el hipócrita no solo vive en navidad, el hipócrita vive trescientos sesenta y cinco días del año engañando, lo que pasa que tal vez es más frecuente verlo en la temporada navideña. Las relaciones familiares se juntan y tratan de caer bien a todo un colectivo. He explicado sobre el hipócrita que engaña intentando obtener atención de la otra parte, porque la persona puede tener baja autoestima o se siente sola, pero también tenemos que hablar del hipócrita que lo que busca no es la atención del otro, sino que busca a veces el dinero del otro o algún objeto de valor. Es este tipo de persona que todo son sonrisas contigo y luego se olvida de ti los otros trescientos sesenta y cuatro días y bueno, sabes que no vas a saber nada de esa persona, pero viene la temporada navideña o viene el día de navidad y te sonríe a veces tratando de conseguir un regalo de tu parte o lo que sea. Sabemos que la temporada navideña y los regalos son bastante amigos en épocas de consumismo. Y bueno, está bien hacer regalos, uno puede regalar el amor al otro, pero en navidad hay una cosa más importante que regalar, que todos esos regalos materiales y superficiales, ¿y sabéis qué es? La sinceridad, el ser uno mismo, darle la tranquilidad al otro de que estás hablando con la misma persona. Es respeto por el otro y es respeto por intentar ser uno mismo siempre. La idea es intentar ser uno mismo los trescientos sesenta y cinco días del año y hay gente que importa los trescientos sesenta y cinco días del año. Hay gente que solo importa en navidad, en eventos clave, ¿no? En bodas, bautizos, comuniones… Al final siempre se reduce a lo mismo. Hay gente que importa en las reuniones familiares. Es importante ser uno mismo, vibrar en sintonía con uno y a la vez va poder vibrar en sintonía con la gente que capte esa sintonía y no todo el mundo la va a captar y uno lo va a tener que aceptar, uno va a tener que aceptar que no todo el mundo puede estar en la misma frecuencia, que hay distintas frecuencias –ni mejores, ni peores-, lo que pasa que hay relaciones tóxicas y las relaciones tóxicas son esas relaciones en las que la gente se junta sin poder ni verse, focalizando energía negativa los unos a los otros y con una sonrisa impostada de oreja a oreja por todas las partes. Es una bomba de relojería, eso es una bomba de relojería, creedme. Y bueno, lo tenemos que aceptar porque siempre va a haber hipócritas, porque navidad siempre va a ser una época en la que va a haber muchos hipócritas. Aunque los hipócritas abunden en navidad, insisto en que viven todos los días del año, cada día eh, incluso el día menos destacado. Esa gente que te sonríe falsamente -porque está bien sonreír sinceramente- y luego como víboras intentan sacar algo: “Bueno, déjame 40 euros que…” Y ya no vuelves a ver los 40 euros o ya no vuelves a saber de la persona en mucho tiempo o en el resto del año. He comenzado la charla diciendo que había muchos hipócritas y que muchos de vosotros seguro que habéis visto hipócritas, los habéis detectado, pero el hipócrita peligroso es el que no se deja detectar, hay gente que imposta mejor, hay gente que imposta peor, hay gente que es más lúcida, más hábil para darse cuenta y hay gente que tiene menos luces y el problema es cuando te engañan, cuando estás con una persona y no detectas puedes llegar a caer en el engaño y, entonces, ¿qué puede llegar a suceder cuando te das cuenta de que te han engañado? Puede ser que te decaigas o que entres en la depresión, porque te das cuenta que esa persona que tú pensaste que era de fiar tanto tiempo, resulta que no era de fiar y a veces el problema es que son relaciones tóxicas que pueden durar prácticamente toda una vida y cuando llevas veinte años engañado y te das cuenta de lo engañado que estabas ya no hay marcha a atrás, la caída es muy grande, una caída de la que a veces no nos levantamos, es por eso que es tan importante detectar a tiempo al hipócrita. Yo no estoy diciendo “desconfiemos de todo el mundo”, ojo, yo estoy diciendo “seamos cautos, seamos prudentes, intentemos analizar bien el entorno y sobre todo hagamos caso a nuestro yo interno, porque nuestro yo interno va a ser el que nos diga: con esta persona estoy cómodo y con esta persona no lo estoy”. Y bueno, si no estás cómodo, a veces es mejor alejarse, a veces es lo mejor. Que no nos dé vergüenza, ni miedo alejarnos de una persona que es tóxica para nosotros porque pensemos en que no solo nos hacemos bien a nosotros, sino que seguramente también estamos haciendo bien al otro, porque si yo no estoy cómodo, seguramente que el otro tampoco va a estarlo. Le hacemos un favor al otro.
Ahora voy a decir una cosa y con esto cierro. ¿Cuántos hipócritas habéis visto en esa campaña navideña? Es muy fácil mirar al otro y reconocer su hipocresía, pero ¿sabéis que a veces el hipócrita no se da cuenta de que está actuando y se está comportando de una manera diferente a como es él? ¿Sabéis que existen los hipócritas involuntarios? Como suena eso. ¿Sabéis que hay gente que por ese apego a querer llevarse bien ante un colectivo o ante una persona determinada se está comportando de manera diferente a cómo es y no se está dando cuenta? También existe eso, no todos los hipócritas lo hacen intencionadamente. A veces es muy fácil mirar al otro y decir: “¡Buh!, yo estas navidades he visto cuarenta hipócritas”. Mucha gente después de escuchar el audio va a decir: “Bueno, yo he visto muchos hipócritas”. Pero, ¿cuánta gente va a reconocer “yo fui hipócrita”? ¿Cuánta gente que me va a escuchar lo va a reconocer? Es de valientes reconocerlo, lo que pasa que a veces hay que hacer retrospectiva para ello y eso no siempre es fácil, como no siempre es cómodo para el ego –y ahora ya vuelvo a hablar del ego- reconocer que nosotros nos hemos comportado mal. Pero, está bien porque siempre podemos mejorar. Que la capacidad de cambio esté siempre activa, que siempre tiremos para adelante, reconocer un error no nos hace sino más fuertes, no más débiles como nos han intentado vender. Eso es todo lo que quería decir, reflexionad. ¡Gracias a todos por escucharme!