María de Nazaret

María de Nazaret: Madre de Jesús

Según diversos pasajes neotestamentarios pertenecientes al Evangelio de Mateo, al Evangelio de Lucas y a los Hechos de los Apóstoles, como también distintos textos apócrifos tales como el Protoevangelio de Santiago, María (en arameo, מרים, ‘Mariam’), madre de Jesús de Nazaret, fue una mujer judía de Nazaret de Galilea, que vivió entre fines del siglo I a.C. y mediados del siglo I d.C. También el Corán (siglo VII), libro sagrado del islam, la presenta como madre de Jesús (Isa), bajo su nombre árabe, Maryam o Miriam.

 

El Misterio Revelado

El misterio ha sido revelado a través de canalización telepática por el médium Raúl Caballero, y se lo mostramos a continuación.

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Sesión del 28 de marzo de 2016

Médium: Raúl Caballero

Interlocutor/a: Laura

Entidad: Nian-El (espíritu 100% de quien encarnó como María de Nazaret)

 

Laura: Vamos a hacer una sesión con el espíritu de quien fue María, la madre de Jesús. ¡Bienvenido!

Nian-El: Gracias por vuestra bondadosa intención de convocarme, sé que es la primera vez que me convoca este amadísimo receptáculo. Os doy las gracias sobre todo.

Laura: Gracias a usted por presentarse.

Nian-El: Podéis llamarme Nian-El. Estoy para responder vuestras preguntas y también para de alguna manera expresar conceptos que me quedaron guardados con respecto a esa vida que conocéis muy poco de hacer dos mil años atrás.

Laura: Muy bien, no sé si nos quieres dar algún mensaje antes de expresarte o tratar la vivencia.

Nian-El: Actualmente estoy en el plano 4, no he vuelto a encarnar en dos mil años desde mi última encarnación en Galilea.

Siento de alguna manera que se han tergiversado algunos mensajes, algunos conceptos del rol que cumplí, y me da la sensación de alguna manera que prácticamente nada ha quedado en vosotros, ha llegado a vosotros, porque de mi rol se ha malinterpretado mucho.

Se ha hablado mucho, se ha especulado mucho y prácticamente no se sabe nada de mi rol, hasta el punto tal que lo poco que se ha escrito en un porcentaje alto es erróneo. Y siento, de alguna manera, que poner luz sobre el asunto puede resultaros útil y puede ayudar a aliviarme también.

Actualmente vibro en un plano maestro y doy mensajes, trato de orientar desde mi plano, trato de enviar luz a los seres que lo necesitan. Nada de lo que se dijo de que en mi rol era pura 100% era verdad. Experimenté roles del ego, experimenté emociones negativas, tuve soledad, tuve incomprensión, sentí miedo en varias fases por mi vida, pero también por la vida de mi hijo.

Es decir, sentí una serie de emociones muy humanas que para nada se corresponden con esa idea de semidiosa que se me ha concedido, estatus que no corresponde con la realidad. No sólo porque era humana, sino incluso porque era demasiado humana -tal vez sería para vosotros, ¿no?-.

Yo ya al encarnar era una niña muy sensible. Sí es cierto que había nacido con una sensibilidad especial, una sensibilidad por encima de la media.

Laura: ¿En qué plano encarnaste?

Nian-El: Encarné en un plano maestro, en un plano cuarto. Y sentía de alguna manera una necesidad y lo voy a decir así, aunque sé por distintos maestros, por el amado Johnakan, que la necesidad es ego, pero sentía de algún modo la necesidad de expresar lo que yo sentía.

Tal vez por mi enorme capacidad de captación de mi yo superior en el plano en el que me encontraba o en el que se encontraba mi yo superior, que me transmitía ideas, pero sentía que no era verdad la idea que se tenía del Padre, la idea que se tenía del Creador, la idea que se tenía de Dios. Llamémoslo como queramos, llamadle como queráis.

Yo sentía que de alguna manera el Creador nos amaba a todos, sentía que era misericordioso. No solo lo creía, sino que lo sentía así, era como que una parte de mí estaba conectada directamente con quien llamáis Eón, sentía su esencia amorosa y sabía por mi yo superior…

Y lo digo ahora porque en aquel entonces no tenía conocimiento de planos espirituales y menos con los conocimientos de la época, pero sentía de alguna manera -como si venido del cielo- que Dios era todo Amor y, por lo tanto, no me cerraba esa figura de un Dios que castiga, de un Dios que señala, de un Dios que juzga, de un Dios que condena.

Era como que no me cerraba, había un temor colectivo a Dios en el ambiente. Hablaras con quien hablaras, todo el mundo era temeroso de Dios. Mi madre Ana me decía constantemente dos cosas: la primera, que no hiciera caso de lo que la gente cree, porque está claro que si Dios es todo Amor no puede juzgar y no castiga. Y yo le preguntaba curiosa de mí:

-Está bien, lo entiendo, pero si no castiga, ¿qué sucede con los pecadores?

Ella se quedaba en silencio, no sabía qué responderme, tenía bastante conocimiento de teología, pero no sabía darme respuesta a ello. Más tarde sería mi propio hijo quien me daría la respuesta, cuando yo todavía no la tenía.

Mi hijo me dijo cuando apenas tenía 12 años:

-Dios no castiga a los pecadores, los pecadores se castigan a sí mismos, porque en el Reino del Padre no puede entrar quien tiene el corazón lleno de odio. Y eso no quiere decir que en el Reino del Padre no haya sitio para ellos. Siempre habrá sitio para ellos, porque el Padre ni siquiera perdona, porque directamente no juzga. Habrá sitio para ellos, pero no para sus corazones llenos de odio.

¿Qué quería decir mi hijo con los corazones llenos de odio? Quería decir lo que hoy conocemos como los roles del ego, quería decir que entrarían al plano espiritual, pero no llegarían a la Luz.

Y mi hijo decía:

-El Reino del Padre está abierto para todo el mundo, pero solo van a lograr acceder aquellos que actúan desinteresadamente.

Todo esto me lo comentaba a su temprana edad de 12 años. Cuando más tarde, mi hijo ya crecido diría con las siguientes palabras:

-Todo el mundo está invitado a la casa del Padre, pero es necesario que abandonen sus pensamientos negativos. Y si bien todo el mundo está abierto a equivocarse, es uno mismo el que se perdona a uno mismo, porque el Padre no perdona, porque no juzga, y es uno mismo el que aprende de sus errores.

De alguna manera, mi propio hijo fue quien fue aprendiendo y me dio la respuesta que mi madre Ana no fue capaz de darme en aquel momento. Pero mi madre Ana decía una segunda cosa. Dije antes que decía dos cosas. La segunda cosa que decía era:

-Estoy muy de acuerdo con todo lo que dices, comparto todo lo que dices, pero vigila con lo que dices, porque muchos pueden no estar de acuerdo y puedes tener problemas.

-Sí, madre -le decía yo-.

Pasé muchos años de mi infancia viviendo en un templo. Aprendí mucho, mas no estaba de acuerdo con la gran mayoría de conceptos que se transmitían. Ese Dios egoico: «Me amarás a mí por encima de todas las cosas». No me cerraba ese comportamiento.

En mi interior, mi fe se quebró y comencé a sentir fe por otra cosa distinta. Para mí fue tener mi propia religión, al margen de todos. Vosotros lo llamaríais filosofía, tal vez. Yo lo llamaría religión, y más para la época. Pensaba de maneras absolutamente distintas.

Más tarde, bastante tiempo más tarde, a la edad de 12 años, mi padre Joaquín, que conocía de primera mano al rey y a sus hijos, me lleva desde Nazaret a Jerusalén, donde me presenta a uno de sus hijos, Antípater. Nos promete.

El rey decía que yo era muy hermosa, pero que dudaba de que estuviera a la altura de su hijo. Sé por el querido Johnakan que no existe el amor a primera vista, pero poco a poco nos enamoramos. Yo sentía un profundo amor por él.

Él era justo y leal y me confiaba secretos, no estaba de acuerdo con la política de su padre. No es cierto eso de que él tratara de derrocarlo, eso es mentira, una mentira difamatoria que se inventó su propio hermanastro para sacárselo de encima porque lo odiaba, lo odiaba a muerte. Fue él quien le comió la cabeza a su padre con esa idea.

No es cierto que yo fuera virgen cuando concebí a Jesús, mas sí es cierto que yo era virgen, pues cedí mi alma pura, con todo mi corazón y mi alma, lo entregué todo a mi querido esposo con quien me casé a los 15 años míos. Y me caso y le doy todo desde mi amor más profundo, pues era virgen.

Yo no tenía idea que iba a nacer el mesías, no tenía idea, simplemente era una mujer más que se entregaba a su esposo en la alcoba en cuerpo y alma. Solo una mujer más, nada más que eso.

Es decir, desmitifico que yo fuera virgen en el momento del nacimiento de Jesús, pero sí es cierto que yo era virgen hasta esa relación, lo cual no creo que sea el tema importante. Creo que se ha mitificado mucho un concepto como el de la virginidad, que no creo que tenga relevancia, porque Jesús iba a ser Jesús igual, aunque hubiese nacido como el tercero de mis hijos.

Yo en ese momento me siento bien, en paz conmigo misma, pero poco duraría esa paz. A mi querido esposo lo persiguieron y él tuvo que huir, porque su padre lo quería asesinar.

Recuerdo que cuando nos casamos, lo boda fue sumamente secreta, y recuerdo que su padre puso trabas para el enlace, por eso tuvo que ser secreta. Muy poca gente lo supo, pero eso daría para otra historia.

En el momento en el que mi esposo huye, poco puedo hacer yo. Trato de convencer al rey, pero el rey me manda apresar. Más tarde, lo capturan a mi esposo y lo terminan asesinando, causándome un gran pesar, porque yo lo amaba profundamente.

Imagínate mi caso, querida hermana, que sé que tienes un 90% en un plano de luz y que me guía y que me asesora muchas veces, pero ponte en mi lugar. Estaba embarazada y no tenía esposo y en esa época eso era muy duro.

Laura: Sí.

Nian-El: Me dejaron libre un vez él murió y…

Laura: ¿Cómo te sentías?

Nian-El: Me sentía tan sola… pero no es ese el tema.

Laura: ¿Y el rey sabía que estabas embarazada?

Nian-El: Sabía que lo estaba, pero supuso que no había ningún tipo de peligro. Pudo haberme matado en ese momento, y en ese momento no comprendí por qué no lo hizo. Más cuando más tarde me perseguiría, tal vez se arrepintió de no hacerlo. Me consideró inofensiva en ese momento.

Laura: Con otro hijo, ¿no? Que igual le diría.

Nian-El: Pero de alguna manera, más tarde perseguirían a mi hijo y, ¿por qué no matarme en ese momento si sabían que mi hijo iba a ser el elegido a rey?

Podrían haberme matado en ese momento y no llegué a comprender por qué no lo hicieron. Sí es cierto que mi padre insistió y tenía una gran amistad con él. Yo lo atribuí en ese momento a que fue padre quien me salvó, porque hizo mucha presión para que me liberase.

Supongo que de alguna manera -y lo supongo porque no tengo una idea clara hoy como espíritu puro- no quería quedar mal con mi padre, porque la reputación que hubiera tenido hubiera sido todavía peor en el pueblo, que ya lo querían fuera, ya que mi padre era muy respetado por las gentes de Jerusalén y también en Nazaret.

Laura: Sí.

Nian-El: Después de esto volvimos a Nazaret y padre me dijo que conocería a un hombre que no solo me haría olvidar, sino que me daría amor y, lo más importante, daría amor a mi futuro hijo, y de alguna manera me dio.

Me presentó al joven José. Joven, pero curtido. Hay distintos escritos que dicen que era mucho más mayor de lo que en verdad era. Él apenas tenía 23 años, pero es cierto que también estaba viudo y había tenido varios hijos, pero no era tan mayor. No era tan, tan mayor como algunos escritos dicen.

Algunos escritos también en pos de difamarlo a él, porque sé como espíritu que él ha tenido «malos tratos» de parte de la gente, ya que no ha quedado a la historia como quien realmente fue y mereció, porque sin él no hubiera podido sacar a Jesús adelante y no se hubiera convertido en el Maestro que fue.

José fue un apoyo importantísimo para Jesús, y a veces se lo trata como -al no ser el padre biológico, ¿cómo decirlo?-… Como que se lo trata como apartado, ¿no? O como que lo trataba mal, porque no era su hijo y algunos escritos lo ponen mal, como que era un anciano y tenía muchos hijos… y no era tan así.

Era mucho mayor que yo, lo cual en la época no era tan extraño. Entiéndeme.

Laura: Sí.

Nian-El: No era tan extraño que adolescentes estuvieran con hombres mayores. Y que adolescentes estuvieran con hombres mayores y viudos tampoco era tan extraño, ¿no?

Laura: (Asiente).

Nian-El: Tal vez lo extraño era que con solo 23 años tuviera varios hijos y estuviera viudo, pero no es algo que me empeñe a juzgarlo de mi parte. Sí es cierto que él cuando me conoce me ama, pero luego se da cuenta de lo del hijo y yo no le podía ocultar.

Podía ser considerado adulterio, porque tú piensa que nadie sabía de mi matrimonio secreto. Entiéndeme.

Laura: Sí.

Nian-El: Nadie sabía de mi matrimonio secreto con Antípater. Por lo tanto, ¿de quién era ese hijo? Podía haber sido perfectamente hijo de cualquiera, ¿no?

Laura: (Asiente).

Nian-El: La gente podía pensar que yo me había acostado con cualquier hombre y que le había sido infiel a José, cuando era mentira, porque provenía de un matrimonio legítimo ese hijo, ¿me entiendes?

Laura: Sí.

Nian-El: José en un principio pudo haberme hecho mucho daño, porque incluso públicamente pudo haberme desacreditado o acabado con mi vida, pero simplemente buscaba repudiarme en silencio, rechazarme, cuando de alguna manera no es que nadie le dijera que es fruto del Espíritu Santo.

Recuerdo que le conté todo cómo fue y le costó mucho creerme, que yo tuviera una boda secreta con el hijo del rey, con el príncipe. Pero más tarde me creyó. Miraba mis ojos y sabía que no mentía.

Le costó aceptar la verdad, pero si me amaba, tenía que hacerlo. Lo aceptó como tal. Toda la excusa o la invención del Espíritu Santo vino más tarde, nadie podía saber de quién provenía ese hijo, porque la boda fue secreta y nadie me iba a creer, ¿me entiendes interlocutora?

Laura: Sí.

Nian-El: Nadie me iba a creer, hermana. Y tú ahora me puedes juzgar y me puedes decir: Fue una mentira. Si bien es cierto que se presentó el Arcángel Gabriel para advertirnos de nuestra importante Misión, es mentira que me dijera nada del Espíritu Santo, porque eso no existe.

Y tú me puedes juzgar y decirme: Eres una mentirosa, porque mentiste y pecaste para salvarte tú. Y yo te puedo contestar o quiero contestarte así con la frase de mi querido hijo: Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra. Quiero concebirlo como una mentira piadosa, ¿sí?

Laura: ¡Sí!

Nian-El: Fue una mentira, no solo para protegerme a mí y a José, sino para proteger a mi hijo. Lo amaba y sabía que era importante, ya no por su importancia, sino porque lo amo. Y es por ese el motivo por el cual quise…

Entiéndeme, quiero que me entiendas, hermana… No quiero que me juzgues como un mentiroso. Como mentirosa en ese momento. Por favor.

Laura: Estaba pensando que quién no lo hubiese hecho. Es decir, que se pongan en el lugar del otro…

Nian-El: Que se pongan en mi lugar.

Laura: Y vivan lo que le sucedió.

Nian-El: No, no quiero justificarme, porque muchos sé que me van a juzgar al escucharme y muchos sé que van a pensar: «Bueno de santa y es una pecatosa». Y muchos sé que se van a defraudar con mi figura.

Yo era una mujer más, que simplemente quería proteger a mi hijo. Y que se pongan en mi lugar, nadie me hubiera creído si les hubiese dicho que venía de un matrimonio legítimo, porque nadie se hubiera creído que yo estaba casada con el príncipe.

La boda secreta fue al final mi peor arma, fue un arma de doble filo, porque al final me hirió a mí y bendecido sea el querido José que creyó mis sinceras palabras. No lo castigo, no lo juzgo, porque en su momento quisiera repudiarme y estuviera a punto de no creerme.

¿Quién se lo hubiera creído? ¿Qué loco se hubiera creído tales locuras?

Laura: Bueno, y valiente tú también, ¿no? Que fuiste ahí sincera y contarle todo.

Nian-El: ¡Tenía que serlo! ¿Qué otra idea me quedaba?

Laura: (Asiente).

Nian-El: ¡Yo lo amaba de verdad! Y es eso lo que quería decir y es ese el mensaje que quería dejar. Quiero que todos se pongan en mi lugar y sé que lo que estoy diciendo es relevante, no va a dejar indiferente a nadie.

No me interesa generar polémica. De verdad, querida hermana. Te agradezco que me hayas escuchado y sobre todo te lo agradezco, porque sé que de alguna manera Lianam-El está siempre conmigo.

Laura: (Asiente).

Nian-El: Gracias una vez más por haberme escuchado. Por favor, no me juzguéis. Por favor. Bendiciones para todos.

Laura: Muchísimas gracias por haber venido y un saludo. ¡Hasta todo momento!

 


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REFERENCIAS:

María (madre de Jesús) – Wikipedia

Sobre Raúl Caballero 552 artículos
Especialista en Psicología Transpersonal y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual. Más de 15 años de experiencia en el campo de la mente humana y en el campo esotérico y la mediumnidad.