Amor por el conocimiento- Parte I

Una pregunta frecuente que me han hecho últimamente es que cual es el valor de la filosofía, que para qué sirve y si es algo que pueda aportar a los demás. Como amante y admiradora de esta disciplina, para mi primer texto quería dejar claro y aclarar de alguna manera a todos aquellos que puedan tener la misma pregunta. Pues mis próximos textos van a ser en relación a ello. 

Parece que el mundo y el sistema educativo han olvidado las preguntas: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos? Grandes preguntas para la humanidad, necesarias para nuestro avance, y que son de carácter filosófico y espiritual. La filosofía sirve para reflexionar, reflexionar sobre la vida, sobre nosotros, los humanos. Para cuestionarse las cosas, para no quedarse con lecturas de sentido común…Pero la filosofía no es solo un conjunto de preguntas profundas y verdades absolutas no, la filosofía trata de poner patas arriba todo lo que teníamos por sabido.

Pero ¿qué es reflexionar?, y ¿por qué hemos nombrado la espiritualidad?.  Hoy por hoy, y gracias a Tetra-el podemos saber que esas grandes preguntas ya tienen respuesta y seguirán siendo respondidas, pues, su origen es totalmente espiritual, pues de allí surgen los diferentes pensamientos con los que vamos conformando la vida. Los filósofos y científicos trascendentes de la historia por tanto, son personas que han sido capaces de dar respuestas a esas grandes preguntas accediendo directamente a una mayor conceptualidad, estando en contacto con la espiritualidad y con el plano suprafísico.  Mejor explicado, es cómo si hicieran una adaptación de la configuración del universo y del plano suprafísico al plano físico: La composición del universo es totalmente científica y la explicación es resuelta mediante la filosofía y la ciencia.

Cuando la filosofía nació en la antigua Grecia, era “la Ciencia”, así, con mayúsculas. La ciencia era simplemente todo conocimiento: scientia (en latín) en todos sus sentidos. Ya que se preguntaban por las causas primeras y los fines de todas las cosas. Así pues, los filósofos y los científicos eran una y la misma cosa. No había demasiada diferencia, pues, entre Newton y Descartes y consideraban que la ciencia era única.

Por tanto, en Grecia se estableció una diferencia radical entre dos frontes de actividad: la relacionada con el mundo común, y la relativa a la conservación de la vida. La política –no concebida como una profesión de especialistas, como se hace actualmente- era la actividad en ese primer mundo, al que tenían acceso todos los ciudadanos libres. La relación entre estos dos mundos podemos representarla, como hace Hannah Arendt, mediante la dialéctica entre la libertad y la necesidad. Las actividades del mundo de lo común o de las polis, constituirían el ámbito de la libertad, mientras que las tareas dirigidas a la conservación de la vida, que contribuyan al desarrollo de la comunidad familiar, conformaban el ámbito de la necesidad.  (Arendt, 1993).

Era preciso que un determinado sector de la sociedad ejerciera estas últimas funciones (los esclavos) para que otros sectores, el de los hombres libres, pudiera dedicarse a las actividades realmente estimadas. Por tanto, no era raro que todo hombre libre, incluso mujeres, se interesaran por entrar en las escuelas filosóficas o tuviera un leve contacto con la filosofía. Pues la consideraban necesaria y la valoraban para cultivarse.

En la modernidad, de la mano del filósofo empirista Immanuel Kant, dijo que para que algo sea considerado como ciencia tiene que aportar algo nuevo, ser universal y además comprobable (así como las matemáticas) Por tanto, la filosofía quedaba apartada de esta premisa.

Aun así, el valor de la filosofía sigue siendo muy importante, cosa que explicaré en el siguiente texto. En la actualidad, bajo la influencia de la ciencia, la preocupación económica y hábitos frívolos, opinan que la filosofía es una ocupación inútil, con proposiciones e ideas utópicas, que trata sobre conocimiento imposible.

Esta opinión se debe a una idea equivocada sobre los objetivos de la filosofía y, por ende, de la vida.

 

foto-Mauri

Adara Azgam-El

Bibliografía utilizada: 

http://www.filosofia.net/materiales/num/numero9a.htm dialéctica de Hannah Arendt.