La Inteligencia Artificial de Google ha localizado el octavo mundo alrededor de una estrella a 2.545 años luz de la Tierra, en la constelación de Draco. Según los astrónomos, resulta algo así como una versión en miniatura de nuestro Sistema Solar.
Durante una teleconferencia celebrada hace poco, la NASA acaba de anunciar los nuevos descubrimientos de la misión Kepler, el instrumento orbital que ha identificado ya más de 4.400 mundos fuera de nuestro Sistema Solar. Se trata, en esta ocasión, de un nuevo planeta, el octavo, alrededor de la estrella Kepler 90, similar al Sol y a 2.545 años luz de distancia, y del sexto alrededor de la estrella Kepler 80. El trabajo se publicará próximamente en The Astronomical Journal.
Representación artística del telescopio Kepler utilizado por la NASA .
Pero la importancia de este hallazgo no radica, esta vez, los planeta en sí mismos, sino en la forma en que fueron descubiertos. Ambos mundos, en efecto, fueron identificados gracias a la aplicación del «machine learning» de Google. O lo que es lo mismo, un sistema de Inteligencia Artificial que permite que las máquinas, imitando el funcionamiento del cerebro humano, aprendan de su entorno. En este caso concreto, los ordenadores de la agencia espacial aprendieron a identificar exoplanetas analizando bajo una nueva luz los datos almacenados de Kepler en los que el telescopio registró señales débiles y sin confirmar de presencia planetaria.
A nuestro Sistema Solar le ha salido un rival.
La NASA ha anunciado el descubrimiento de un octavo planeta alrededor de la estrella lejana Kepler-90, lo que empata a ese sistema con el nuestro en el número de mundos que tiene en órbita. Esta otra familia de ocho miembros, más apretada que la nuestra, está regida por una estrella similar al Sol situada a 2.545 años luz de la Tierra, en la constelación de Draco. Según los astrónomos, resulta algo así como una versión en miniatura de lo que ya conocemos.
El nuevo exoplaneta, como se denomina a los que se encuentran más allá del Sistema Solar, fue identificado gracias a la aplicación del «machine learning» de Google, un sistema de Inteligencia Artificial que permite que las máquinas aprendan del entorno de una forma similar a como lo hace el cerebro humano. En este caso, la computadoras fueron capaces de localizar planetas al detectar minúsculos cambios de brillo, lo que se denomina tránsito, en la ingente cantidad de datos del telescopio espacial Kepler.
Una de esas señales, muy débil, desveló la presencia del perdido Kepler-90i, un mundo ardiente y rocoso que orbita su estrella cada 14,4 días. «Por primera vez sabemos con certeza que nuestro sistema solar no es el único poseedor del récord de número de planetas», afirma el astrónomo Andrew Vanderburg, de la Universidad de Texas en Austin (EE.UU.) y uno de los «entrenadores» de la Inteligencia Artificial que hizo el descubrimiento.
«El sistema de estrella Kepler-90 es como una mini versión de nuestro Sistema Solar. Tienes pequeños planetas dentro y grandes planetas fuera, pero todo está apretado mucho más cerca», describe Vanderburg.
Demasiado para un humano
La idea de aplicar una red neuronal a los datos de Kepler provino de Christopher Shallue, un ingeniero de software de Google, quien pensó que la astronomía podría beneficiarse de esta técnica, ya que dispone de demasiados datos para que los humanos los busquen por sí mismos. El conjunto de datos de cuatro años de Kepler, por ejemplo, contiene trillones de posibles órbitas de planetas.
Y un sexto planeta
De hecho, el planeta Kepler 90i no fue la única «joya» encontrada por la red neuronal de Google. En el sistema de la estrella Kepler 80, en efecto, la red neuronal logró encontrar un sexto planeta, hasta ahora desconocido, para sumarlo a los cinco ya identificados. En esta ocasión, el planeta Kepler 80g tiene un tamaño similar a la Tierra, y junto a sus cuatro mundos más cercanos forma lo que se denomina una «cadena de resonancia», donde los planetas se bloquean unos a otros, debido a su mutua gravedad, en una «danza orbital» rítmica y ordenada. El resultado es un sistema extremadamente estable, muy similar al que forman los siete mundos del famoso sistema Trappist 1, en el que se cree que podría haber algún planeta con agua y muy similar a la Tierra.
En vista de estos espectaculares resultados, Shallue y Vanderburg planean ahora poner a trabajar su red neuronal en el conjunto completo de datos de Kepler, que abarca a 150.000 estrellas. Ni que decir tiene que los científicos de la misión están más que encantados por esta inesperada ayuda. La Inteligencia Artificial, en efecto, podrá bucear entre los datos como nunca nadie había podido hasta ahora, y encontrar señales de nuevos mundos que a cualquier humano se le habrían escapado.
Es interesante ver como lo que empezó siendo un innovador buscador web, hoy ha crecido y se utilizan sus algoritmos para ir más allá, en busca de nuevos horizontes. Horizontes que están ahí, esperando a que los crucemos. Aunque todavía no sepamos o contemos con la tecnología para llegar a estos sistemas con planetas aparentemente en lo que se llama la zona de habitabilidad, lo importante es, llegado el momento, saber a donde ir.
Hasta la próxima
«Hay mayor realidad que nuestra mayor ficción»
Maestro Nori-El
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