Se resolvió el misterio de la Última Cena y días previos a la Crucifixión del Maestro Jesús con el propio espíritu 100% puro de nuestro Logos Solar en canalización telepática con el Maestro Raúl Caballero, médium oficial y director de Tetra-El, el día domingo 17 de abril de 2022.
Jueves Santo: Semana Santa 2022
Médium: Raúl Caballero
Interlocutora: Laura Castelló
Entidad: Maestro Jesús de Nazaret (Ien-El, actual Logos Solar)
Episodio transcurrido durante la Última Cena en el que Jesús comenta que uno de ellos lo traicionaría y una posterior conversación con Juan Zebedeo.
Domingo de Pascua: Semana Santa 2022
Médium: Raúl Caballero
Interlocutor: Adrián Tardío
Entidad: Maestro Jesús de Nazaret (Ien-El, actual Logos Solar)
Explicó el episodio de su recibimiento en Jerusalén, el conflicto en el templo de los mercaderes, la Última Cena y varios mensajes que dio durante la misma.
Sesiones Previas o relacionadas:
Transcripciones
Jueves Santo de 2022
Laura:
Tercer episodio con el Maestro Jesús. ¡Bienvenido!
Maestro Jesús:
Queridos hermanos. Estuve en mi tercera Pascua del tiempo de peregrinación, del tiempo que vosotros dirías “de difusión”, del tiempo de predicación. Estuvimos cenando y me acuerdo que Judas me reprendió en la mesa. Me dijo:
– Ya está bien, Maestro. Mientras nosotros seguimos hablando y hablando sin más, sigue habiendo gente que sufre. Sufre por leyes injustas, sufren por codicia humana. Esto no puede continuar así, esto tiene que terminar.
– Querido hermano, te he comentado en varias oportunidades y lo he hecho siempre desde el respeto, que he venido a cumplir la ley, mas no a romperla.
– Con todo el respeto querido Maestro, estás equivocado. Estás completamente equivocado. No puedo soportar más esto, no puedes creerte tan importante allá donde estás, ni pensar que el mundo va a cambiar con palabras.
– Siempre dije, y es la última vez que te lo digo, que el mundo no cambia con palabras, cambia con Obra. Así que cumple con la Obra de mi Padre, porque sé que en un momento uno de vosotros que coméis aquí conmigo me va a traicionar.
– No, aquí te equivocas. Aquí te equivocas.
Y se marchó.
– ¡Maestro, qué hiciste! Sabes tan bien como yo que Judas conoce a Caifás y tiene contacto con el Sanedrín, los conoce y murmura, murmura sobre ti. Murmura sobre ti…
– Sí, sí, lo sé.
– ¿Y qué haremos?
– Lo que tenga que ser, será. Lo que tenga que ser, será. Todo ya está escrito.
– No, no está escrito… Maestro, no está escrito… ¡Todo está por hacer aún!
– Comprendo lo que quieres decir, pero también tienes que comprenderme tú. En mi comprensión entiendo que hay algo que es muy importante para trascender…
Entonces noto que algo me jala en el brazo, era el querido Juan. Me dice:
– Pero Maestro, eres tú quien nos ha enseñado que lo trascendental es el servicio y no el sacrificio.
– ¡Ay, querido Juan! Cuántos jalones de oreja te he dado. Cuántos tirones de oreja te he dado todo este tiempo. Pero ya no eres un niño de 15 años, ya tienes casi 18. Ya eres un hombre. Compréndelo. Compréndelo. Y si lo comprendes, lo respetarás. No puedes tenerme tanto apego.
– No es apego Rabí, es amor.
– ¿Amor hacia mí? ¿Y por qué únicamente amor hacia mí, querido Juan? Mira allí, mira a tu hermano, mira a aquel que está dando todo de sí para ayudar. Aquel que levanta al caído, aquel también merece tu amor. Tu amor no puede ser de una sola dirección.
– Sí, Rabí. Eso lo sé. Me aprendí la parábola del samaritano de memoria. Lo sé, pero… Maestro, es importante. No quiero que te vayas, tu misión es importante.
– Y tú también eres importante. Y podrás continuar con aquello que yo no pueda hacer.
– Pero, Maestro…
– No hay más peros, no hay más peros.
Más tarde, recuerdo que me encontraba en el huerto en Getsemaní y, de repente, agarrado en mi brazo, el querido Juan. Le dije:
– Suéltame, quiero ir a pensar.
– ¡No, quiero estar contigo! Quiero estar contigo, Rabí…
– No, déjame, quiero pensar. Vete a descansar como los otros.
– ¡No tengo sueño, quiero estar contigo!
– ¡Si me consideras tu señor, entonces suéltame, y vete a descansar! ¡Recuéstate, haz lo que te digo!
Estaba en una roca, tranquilo, pensando. Lo de tranquilo es un decir, estaba muy nervioso, pero por lo menos no tenía al pequeño Juan molestándome. Molestándome, en el sentido cariñoso de la palabra. Y de repente escucho pasos y yo pensaba que era Juan. Cuando me vuelvo, veo que era Pedro. Me dice:
– ¡Maestro! ¡Va a venir Judas, va a venir con el Sanedrín, van a venir guardias! Y ya sabe cómo las gastan los romanos… ¡Le van a apresar, le van a encerrar, le van a torturar!
– Sí, sí. Ya lo sé, sé cómo las gastan los romanos. Y sé que es muy duro, sé que es muy duro.
– ¡Huyamos, todavía podemos! Cruzamos el Jordán y nos presentamos en Damasco. ¡Todavía podemos huir!
Entonces fue cuando lo agarré y le dije:
– ¡Aléjate, Satanás!
No refiriéndome a él, sino refiriéndome a mí; a mis propios roles del ego que me decían que tenía razón, que tal vez debería marcharme. Estaba tan nervioso… Él se alejó pensándose que se lo decía a él.
Le dije que lo sabía. Le dije que me iba a negar varias veces. En ese momento estaba tan nervioso… Y de repente intento contactarme con mi Padre, intento contactar con… con… con la voluntad más alta que hubiera, con la voluntad más alta que hubiera… ¡Ah…! Con Abba… con Abba… Le dije:
– Padre, ¿qué es lo que debo hacer? ¿Qué debo hacer…? Tengo miedo, estoy transpirando, tengo la ropa mojada, tengo mucho miedo. ¿Qué debo hacer?
Me dijo: “Es tu voluntad”.
– No, no. No puede ser.
Contacté entonces a mi Padre, a Eón y le dije… le pregunté lo mismo. Le dije:
– ¿Qué es lo que debo hacer? ¡Tengo miedo!
Me dijo: “Tu voluntad”. Le dije:
– ¿Por qué?
Me dijo: “Es tu decisión”.
– No, no, pero no es así. Pero Padre, dime qué debo hacer… Somos… somos uno, soy parte de ti. ¡Ayúdame!
Me dice: “Es tu decisión. Es tu voluntad”.
– Entonces, que se haga tu voluntad y no la mía.
Entonces me comentaba que eso era transferir responsabilidades. Que eso no era así, que no podía hacer responsable a los demás de lo que a mí me sucediera. Que era mi decisión.
– Pero… pero, Padre… estoy escuchando ruidos, escucho pasos, escucho gente. Debe ser Judas, debe ser el Sanedrín. Tengo miedo, dime qué tengo que hacer.
Pero ya tenía tanto nervio, tanto miedo, tanto ego, que ya no captaba ni siquiera a mi Padre. Y de repente me… estaba tan nervioso, estaba tan mal… Estaba hipertenso y tenía taquicardia y seguramente que hubo… seguramente que tuve algunos problemas con algunos capilares, y de repente tenía como pequeñas gotas de sangre en la frente. Y Juan me jala del brazo. Me dice:
– ¡Rabí, tu frente!
Le digo:
– Sí, Juan, lo sé.
Y nos damos un abrazo.
Más tarde llegó Judas con el Sanedrín. Pasó el episodio del señalamiento con ese beso. Después Pedro se lanzó contra uno de los soldados, uno de los guardias, y yo lo detuve. Y finalmente fui apresado con mucho miedo, con mucho miedo. Más de lo que os podéis imaginar.
Quería relatar lo que fue ese episodio nuevamente. Porque siempre que lo repaso queda algo, algo de carga por relatar. Y para que quede también, bien grabado. Porque sé que a la próxima voy a tener que relatar lo que es más duro para mí. Y seguramente también sea importante.
Todos mis rayos Crísticos para todos. Os agradezco que hayáis estado escuchándome hoy. Todos queridos hermanos, todos y cada uno de vosotros sois importantes. Importantes para mí, importantes para el Padre, importantes para todo.
Para este proyecto, para la Misión. Para todo. Gracias a todos, y espero en breve poder comunicarme con ese relato, queridos hermanos.
Gracias a todos, de verdad, por acompañarme hoy y por apoyar esto. Toda mi energía Crística para todos. Querida hermana, para ti también.
Laura:
Gracias, muchísima luz.
Domingo de Pascua: Semana Santa 2022
Maestro Jesús:
Queridos hermanos, son muchas las personas que todavía no comprenden el verdadero significado del amor. Cuando estaba encarnado hace 2000 de vuestros años, como Yeshua, mucha gente insistía en que la manera de crear el mundo del Padre era con una guerra, era generando matanzas, masacres.
Nunca comprendieron que yo vine a hacer la ley y no a deshacerla. Y de cierto os digo, queridos hermanos, que sólo unos pocos comprendieron la auténtica Palabra. Unos pocos. Y eso me desalentó mucho estando en vida.
Adrián:
Bienvenido, Maestro. Gracias por introducir con este pequeño mensaje.
Maestro Jesús:
Querido hermano, querido hermano. Quiero mandarte toda mi Luz. Quiero que estés tranquilo. Quiero que comprendas que tu labor es una labor altruista. Es una labor de servicio. Y que estás dando ejemplo con tu obra, para que otros también den lo más valioso y preciado para una persona, que es su tiempo. Altruistamente.
Quiero que sepas que estoy a tu lado. Sé que para ti es importante dejar constancia de mi vida, dejar constancia de mi obra, dejar constancia de mis mensajes sin que se distorsionen.
Y por eso le doy tanto las gracias a este querido receptáculo, que a su vez es un querido discípulo mío, un querido hermano y un querido amigo, que permite que me pueda expresar con absoluta libertad.
Pero es una labor noble la que estáis realizando, porque tiene que ver con eso que para mí era tan importante en vida, que era trascender. Y digo que para mí era importante trascender, no desde el ego, sino para que la Palabra se difundiera. Para que la Palabra se difundiera.
A lo largo de las eras, yo había estudiado en mis viajes acerca de distintos maestros, en los distintos lugares, y todos ellos habían dejado enseñanzas que no tienen nada que envidiar a las mías.
Todo lo contrario, enseñanzas de luz, mensajes de luz. Eran profetas o eran maestros o eran sabios. No digo, no digo, que fueran mejores sus enseñanzas. Simplemente eran distintas, eran distintas. No hablaban de lo que hablaba yo.
Que yo, al final, si me preguntáis qué era lo que intentaba, era dar a conocer el Reino de mi Padre en vuestro reino. Es decir, en vuestras palabras, dar a conocer los niveles espirituales y el universo suprafísico en el plano físico, en el plano de los hombres.
A mí manera, a la manera de la época. Mediante parábolas. Igual que ahora, este querido hermano mío que me canaliza, lo hace mediante aforismos. Pero, otros maestros dieron mensajes a su manera, a su estilo, distintos. Con una filosofía distinta, pero dieron mensajes tan importantes como los míos, por lo menos. Pero no llegaron a trascender.
No es que tuvieran una vida común, no es que tuvieran una vida ordinaria, sino extraordinaria, porque lógicamente solo seres extraordinarios consiguen, de una manera u otra, dejar una gotita para que el mundo sea mejor. Pero sí de alguna manera no llegaron a trascender. Se olvidaron con el tiempo. Quedaron en el olvido con el tiempo.
Y eso tiene mucho que ver, tiene mucho que ver, con que no trascendieron. Y tiene mucho que ver con mi sacrificio. Queridos hermanos, de cierto os digo que no creo en el sacrificio, creo en el Servicio.
Así que no tenéis que seguir ese camino. De todo lo que yo hice, seguidlo todo en obra, pero no sigáis el sacrificio, porque el sacrificio es de lo que más os acordáis en estas fechas. Es lo único, lo único que no debéis hacer.
En mi caso concreto fue distinto, porque era la única manera de que hoy hayan llegado estas enseñanzas, estos mensajes hasta vosotros, y que a día de hoy estéis aquí. No estaríais aquí, seguramente, ¿no?, si yo no hubiera tomado esa determinación. Y pude no haberlo hecho, porque no era responsabilidad de mi Padre cuando yo intenté trasladarle de responsabilidades.
Fue responsabilidad mía, porque fue mí voluntad, porque fue mí decisión. Consideré que era la mejor manera de que llegara y nada más que eso. Querido hermano, es lo que quiero decir en este pequeño prólogo.
Adrián:
Muchísimas gracias, Maestro. Sabe que queremos tratar un poco más en profundidad el episodio que usted tuvo de la Última Cena y realizarle algunas preguntas.
Maestro Jesús:
Querido hermano, querido hermano, ese episodio que vosotros llamáis como la Última Cena, para mí es lo que he relatado en varias oportunidades. Es decir, quiero que me hagas las preguntas, querido hermano, porque tus dudas son las dudas que representan a todos tus hermanos también.
Y quiero responderlas, quiero contribuiros, pero quiero dejar claro antes de empezar que para mí lo importante es lo que relaté. Es lo que a mí significa ese episodio, porque es donde había, inclusive podéis llamarlo, carga engrámica. Sólo quería dejar eso claro.
Adrián:
Perfecto, Maestro. ¡Gracias! Dejó en esa última cena algunos mensajes que fueron prácticamente mitificados, ¿no?, en la religión. Y lo primero que quería preguntarle es: ¿Dónde fue la Última Cena?
Maestro Jesús:
Querido hermano, la Última Cena, ese episodio que vosotros comentáis, se desarrolla en Jerusalén. Y se desarrolla concretamente en la planta de arriba de una casa de una amiga que se llama María y que, a su vez, es amiga de un amigo mío, que es José de Arimatea.
Y tenéis que pensar que tanto José de Arimatea como el propio Lázaro de Betania nos financiaban. Nos daban dinero para sobrevivir o nos abrían paso hacia territorios complicados para que pudiéramos nosotros llegar.
Y él siempre nos daba una habitación, un lugar en la ciudad cuando llegábamos. Igual, quiero decirte que no fue ningún problema. Al llegar a Jerusalén, un montón de gente me halagó, un montón de gente prácticamente estaba de fiesta.
Todo el mundo… Y no los quiero juzgar, porque no, no me considero un espíritu que esté en posición de juzgar. Pero todos esos que me aplaudían, más tarde me escupirían, más tarde me lanzarían improperios.
Pero, realmente se me hizo una bienvenida digna de un rey. Es decir, que en ningún momento, en ningún momento en la entrada, digamos, pasé desapercibido. No fue hasta un tiempo después, ¿no?
Adrián:
Esa bienvenida, ¿porque se la hicieron? Es decir, ¿qué imagen tenía la gente de usted? Porque en realidad se supone, se dice que no se le conocía demasiado. Aunque alguna gente no lo conocía de verdad.
Maestro Jesús:
No. Querido hermano, todo el mundo tenía de mí una imagen de amor, de compasión, de misericordia, y eso es lo que trataba de transmitir permanentemente. Todo el mundo me consideraba un mesías. Llegué a ser bastante popular en el momento, cuando ya llevaba un tiempo de predicación. Estamos hablando de mi tercera Pascua en tiempos de predicación.
Adrián:
Está bien.
Maestro Jesús:
De todas maneras, siempre que íbamos a Jerusalén era un problema, porque siempre había desafíos, porque siempre era un peligro, porque sabíamos que al Sanedrín no le gustaba lo que yo hacía. Pero trataba de cumplir la ley y no podían condenarme en principio si cumplía la ley. Claro que con el tiempo todo se fue agitando.
Adrián:
Usted tiene un episodio cuando llega a Jerusalén, que es el de los mercaderes en el templo. ¿Sucedió ahí?
Maestro Jesús:
Sucedió, sí sucedió un par de días más tarde, después de mi llegada, y es cierto que ahí no me siento demasiado orgulloso, porque cierto que mostré que era humano, pero porque fui poseído por los roles del ego en ese momento.
Adrián:
¿Qué ocurrió?
Maestro Jesús:
Algo que no me gustó sucedió, y es que cuando entramos en el templo pude visualizar que estaban… Habían transformado el templo. Se habían asentado mercaderes que lo que hacían era cambiar monedas. No importa el motivo, yo no entro en el motivo, no entro en eso.
Lo que me pareció es que se estaba mancillando la Palabra de mi Padre cuando entraban con el tema de monedas. Y al Reino de mi Padre no se entra desde el lado material. Y eso me molestó muchísimo, me generó una auténtica reactividad en su momento.
Y bueno, simplemente me dejé llevar por los roles del ego y lancé las mesas al piso y saqué a todos los mercaderes a latigazos. Pero fue un momento, un momento de impulsividad, nada más que eso.
Adrián:
¿Y por ese hecho casi lo lapidan?
Maestro Jesús:
No, bueno, tampoco tanto. Fue un hecho puntual.
Adrián:
¿No fue ahí cuando dijo lo de “el que esté libre de pecado que tiene la primera piedra”?
Maestro Jesús:
Es algo que no es la primera vez que lo dije. Ya es algo que venía diciendo y lo venía enseñando en mis predicaciones, porque permanentemente había mucha gente que percibía que juzgaba a los demás.
Adrián:
Está bien.
Maestro Jesús:
Es decir, no lo dije para defenderme yo. Lo dije para defender a los demás. Lo dije para defender a los demás. Siempre dije que todo el mundo tiene derecho a equivocarse, no es que esa frase la inventara para defenderme yo.
Adrián:
Está bien. Gracias por la aclaración. El Evangelio de Juan cuenta que Jesús, usted, lavó los pies de los apóstoles dando un mandamiento nuevo: “Amaos los unos a los otros, como yo os he amado”. ¿Podría explicar esta escena? ¿Qué era lo que quería enseñar? ¿Qué significado tiene? ¿Y este episodio transcurrió en la Última Cena?
Maestro Jesús:
Es muy sencillo, y lo único que intentaba enseñar era la humildad. Intentaba enseñar que yo había venido a servirlos a ellos. Y es cierto que yo había venido a servir. Y que yo siempre era el primero en dar ejemplo y en servir a los demás.
Pero también es cierto -no os dejéis engañar-, de que con mis discípulos, a mí me daban permanentemente un trato de señor.
Es decir, lo hice, sí, pero fue la única vez que lo hice porque no era un trato habitual. Ellos me me trataban a mí como si yo fuera su señor. Y yo tenía que permitirlo porque tenía que permitir un trato privilegiado hacia mi persona de su parte para que después yo me pudiera brindar en cuerpo y alma a los demás.
Pero en ese momento, yo sabía que se acercaba a mi final. Y lo sabía porque ya había visto a Judas hablar con Caifás y con algunos en el Sanedrín, y sabía lo que pensaba hacer
No es que yo tuviera algún tipo de clarividencia o mediumnidad. Simplemente, no era tonto y lo veía venir. Con él tenía permanentes disputas. Cada vez se había complicado más la relación.
Él buscaba que yo realizara una rebelión y tenía mucho rencor hacia mi persona. Y lo sabía, no solo yo, lo sabían los demás también. Y todos me decían que era peligroso ir a Jerusalén por la Pascua, porque de alguna manera, Judas estaba muy nervioso y conocía gente en el Sanedrín.
Pero yo le dije: “La ley se ha de cumplir y lo que tenga que ser será”. Eso sucedió antes de mi llegada a Jerusalén. Así que en ese episodio no sucedió nada que no estuviera dentro de lo ya pensado, teniendo en cuenta lo que iba a pasar.
Quería darles un ejemplo, quería demostrarles que yo no era más que ellos. Después de que, tal vez, ellos sí pensaban eso al darme ese trato de señor. Quería enseñarles que la clave no está en odiar al enemigo o en realizar una venganza, una rebelión, sino en amarse los unos a los otros. Eso es lo que quería enseñar.
Adrián:
Muchas gracias, Maestro. Los 3 Evangelios Sinópticos y la primera Carta de Pablo a los Corintios incluyen la narración de la institución de la eucaristía, en la cual usted tomó pan, lo rompió y lo dio a los otros diciendo que era su cuerpo, y tomó vino y dijo que era su sangre. ¿Estos hechos sucedieron? ¿Cuál era su significado?
Maestro Jesús:
El significado que tenía era que ellos no se olvidasen de que, después de que yo no estuviera, el mundo no debía convertirse en un caos. Es decir, era mi manera de enseñarles que sigan comiendo y que sigan bebiendo.
Es decir, los problemas del mundo, que yo no esté con ellos, no se va a solucionar con una espada, se va a solucionar comiendo pan y bebiendo vino. Es decir, que todo debe transcurrir tal cual debe transcurrir según mi Padre, aunque yo no esté.
Adrián:
¿Existe lo que se conoció como Santo Grial, la copa de la que bebió vino en su Última Cena? ¿Tenía algún significado? ¿Ha perdurado hasta nuestros días?
Maestro Jesús:
No, fue una copa normal. Bebí de ella y el tiempo terminó destruyéndola por la ley típica de entropía, por el paso del tiempo. No tiene ningún significado más y todo lo que se ha escrito en cuanto a ella es completamente falso.
Adrián:
Era una copa de madera normal, ¿no?
Maestro Jesús:
Normal y corriente, como la del resto de mis discípulos.
Adrián:
¿Y es verdad que José de Arimatea la usó para recoger su sangre?
Maestro Jesús:
No, eso no es cierto. Eso no es cierto. Forma parte del relato popular.
Adrián:
Perfecto. Juan también relata un discurso de despedida en el que pide a los apóstoles ser amigos y no siervos, a medida que los prepara para su partida. ¿Podría relatar el significado de esto o el discurso que dio en ese momento?
Maestro Jesús:
No, el discurso en sí no, pero es sencillo. Lo único que dice ese mensaje es que tienen que ser, justamente, amigos, y que no tiene que haber ningún tipo de autoridad. No tiene mucho más misterio.
Adrián:
“Yo soy el camino y la verdad y la vida, nadie viene al Padre, sino por mí”. ¿Usted pronunció estas palabras? ¿Y qué quiso decir con ellas?
Maestro Jesús:
Las pronuncié y lo que quise decir fue que, tal cual yo he vivido, vosotros tenéis que vivir igual. Si sois yo, si seguís mi ejemplo, entonces llegaréis al Reino del Padre. Eso es lo que quería decir, ¿no? El camino, lo marqué yo. Intenté en vida hacer todo lo que se debía de hacer según lo correcto para llegar a ese plano elevado de vibración.
Adrián:
¿Podría hacer un contexto cronológico desde la Última Cena hasta la Resurrección? ¿En cuántos días y qué días transcurrieron estos hechos? ¿Qué año fue ejecutado en la cruz?
Maestro Jesús:
Soy ejecutado, exactamente el día que yo desencarno, es el 18 de abril del año 30. Y todo sucede, los sucesos trágicos suceden, en una noche y una mañana. Desde la Última Cena, esa misma madrugada soy apresado a eso de las 3 de vuestra mañana. Y más tarde termino desencarnando a eso de las 3 de la tarde del día siguiente.
Adrián:
Gracias, Maestro. ¿Cuánto tiempo transcurrió desde que Pilato lo mandó a Herodes, hasta que finalmente vuelve con Pilato y es torturado?
Maestro Jesús:
Nada, apenas unas horas, muy poco tiempo. Todo transcurre de una forma bastante rápida.
Adrián:
¿Sabía usted que Herodes era su tío?
Maestro Jesús:
No, no es que lo supiera, no es que lo supiera. No tenía certeza de ello. Tampoco es que me interesara demasiado, teniendo en cuenta que per se no creía en los lazos familiares. No digo con esto -que no se me malentienda, hermanos- que la familia sea negativa, solamente que creo que el auténtico hermano es el otro. Creo que el auténtico hermano es aquel que ayuda al prójimo, según la parábola del buen samaritano. Es eso solo.
Adrián:
¿Entonces estamos hablando que la Última Cena fue el jueves y desencarna el viernes?
Maestro Jesús:
Sí, correcto.
Adrián:
Perfecto, gracias.
Maestro Jesús:
Se apresuran también a crucificarme porque en shabat no se podía. Te relato en un rato, si te parece, los episodios un poco más cómo sucedieron respecto a que soy apresado.
Adrián:
Claro, Maestro.
Maestro Jesús:
Te mando toda mi luz crística.
Adrián:
Hasta todo momento.
Maestro Jesús:
Toda mi luz crística. Hasta todo momento.
Resumen Histórico
En los relatos de los cuatro evangelios canónicos, la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén se lleva a cabo en los días previos a la última cena, marcando el comienzo de su pasión.
Las multitudes se reúnen alrededor de Jesús y creen en él, después de que resucitara a Lázaro de la muerte, y al día siguiente las multitudes que se habían reunido para la fiesta en Jerusalén dan la bienvenida a Jesús cuando desciende del Monte de los Olivos y llega a Jerusalén.
(En Mateo 21: 1-11, Marcos 11: 1-11, Lucas 19: 28-44 y Juan 12: 12-19). Entonces las multitudes le dan la bienvenida y entra triunfalmente en Jerusalén en burro, en representación de la Paz. Ya que tradicionalmente, entrar en la ciudad en un burro simboliza la llegada en paz, en lugar de un rey guerrero que llega a caballo.
Los evangelios continúan relatando cómo las personas allí colocaron sus capas frente a él y también depositaron pequeñas ramas de árboles.
Los cristianos celebran la entrada de Jesús en Jerusalén el Domingo de Ramos, una semana antes del Domingo de Pascua.
De acuerdo con los Evangelios, Jesús se alojaba en Betania y en Betfago antes de entrar en Jerusalén. Juan (12: 1) declara que estuvo en Betania seis días antes de la Pascua.
En Lucas 19:41, cuando Jesús se acerca a Jerusalén, mira la ciudad y llora por ella (un evento conocido como Flevit super illam en latín), prediciendo el sufrimiento que le espera a la ciudad.
Los sinópticos (Mc capítulo 14; Mt 26) se refieren a la visita de Jesús a la casa de una desconocida de Betania, donde ella le ungió la cabeza con un aceite precioso, en previsión de su entierro. El evento se situó en la casa de Simón el leproso (Simón en Lucas), y se fechó después de la entrada en Jerusalén (Mc 11), antes de la puesta del sol y dos días antes de la Pascua.
Los sinópticos difieren con la unción de Jesús como se menciona en Juan 12, quien llamó a María, hermana de Lázaro, mientras ungía los pies de Jesús en una cena en su honor en su hogar.
Finalmente, Juan sitúa el evento el día anterior a la primera entrada de Jesús en Jerusalén (a menos de dos millas de Betania, como en Juan 11), y seis días antes de la Pascua.
En los Evangelios sinópticos, este episodio es seguido por el episodio de la expulsión de los mercaderes del Templo (o purificación del Templo) y, en los cuatro Evangelios, Jesús realiza varias curaciones y enseña a través de parábolas mientras se encuentra en Jerusalén hasta la Última Cena.
Expulsión de los mercaderes del Templo, o purificación del Templo, es la denominación de una escena evangélica protagonizada por Jesucristo en las vísperas de la Pascua judía.
Aparece en todos los Evangelios; aunque, mientras que en los sinópticos ocurre al final (Evangelio de Mateo, capítulo 21, versículos 12-17, Evangelio de Marcos, capítulo 11, versículos 15-18, Evangelio de Lucas, capítulo 19, versículo 45); en el Evangelio de Juan ocurre al principio (capítulo segundo, versículos 13-25).
Esto ha producido que algunos estudios bíblicos los identifiquen como dos hechos diferentes.
En este episodio Jesús visita el Templo de Jerusalén, el llamado Templo de Herodes, cuyo patio es descrito como «lleno de ganado» y tablas de cambistas, que cambiaban las monedas griegas y romanas por monedas judías y tirias (las únicas que podían usarse en las ceremonias del Templo).
Jesús se molestó tanto por esa situación que formó un látigo con varias cuerdas y a golpes hizo salir al ganado y tiró las mesas de los cambistas y de los vendedores de palomas, haciendo caer las monedas por el suelo.
En el Evangelio de Juan, esta es la primera de las tres veces que Jesús va a Jerusalén para la Pascua. En esta versión se recoge que durante el Festín de la Pascua Jesús realizó un milagro no especificado, lo que causó que la gente creyera en él, pero Él no se fiaba de ellos, pues los conocía a todos.
Algunos estudiosos han discutido que Juan haya podido incluir esta última declaración sobre conocer a todos los hombres para retratar a Jesús como conocedor de almas y mentes (Brown et al. 955), por lo que Juan daría a entender la naturaleza divina de Jesús.
Este evento satisface el criterio del atestiguamiento múltiple y, para los estudiosos del Jesús histórico, acredita el hecho de que este evento estuvo relacionado con el arresto y la crucifixión de Jesús.
La Última Cena
La última cena es la comida final que, en los relatos evangélicos, Jesús compartió con sus apóstoles en Jerusalén antes de su crucifixión. La última cena es conmemorada por los cristianos, especialmente el Jueves Santo. La última cena provee de base bíblica a la eucaristía, también conocida como «sagrada comunión» o la «cena del Señor».
La Primera carta de Pablo a los corintios menciona la última cena. Los cuatro evangelios canónicos afirman que tuvo lugar en la semana de la Pascua, días después de la entrada triunfal en Jerusalén y poco antes de que Jesús fuese crucificado esa misma semana.
Durante la comida, Jesús predijo que iba a ser traicionado por uno de los apóstoles presentes y que, antes de la mañana siguiente, Pedro iba a negar tres veces haberle conocido.
Los tres evangelios sinópticos y la Primera carta de Pablo a los corintios incluyen la narración de la institución de la eucaristía, en la cual Jesús tomó pan, lo rompió y lo dio a los otros diciendo que era su «cuerpo» (los apóstoles no son mencionados explícitamente en la carta).
El Evangelio de Juan no narra este hecho, pero cuenta que Jesús lavó los pies de los apóstoles (Juan 13:1-15) dando un mandamiento nuevo: «amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Juan 13:33-35).
Juan también relata un discurso de despedida, en el que llama a los apóstoles «amigos y no siervos», a medida que los prepara para su partida (Juan 14-17).
En el Evangelio de Juan, Jesús da un extenso sermón a sus discípulos (Juan 14–16) que se asemeja a los discursos de despedida llamados testamentos, en los que un padre o líder religioso, a menudo en el lecho de muerte, deja instrucciones para sus hijos o seguidores.
Este sermón se conoce como el discurso de despedida de Jesús e, históricamente, ha sido considerado una fuente de doctrina cristiana, particularmente sobre el tema de la cristología. Juan 17:1-26 ha sido llamado también la «oración de despedida» o la «oración del sumo sacerdote», dado que es una intercesión por la Iglesia venidera.
La oración comienza con la petición de Jesús de su glorificación por el Padre, dada la culminación de su obra, y continúa con una intercesión por el éxito de las obras de sus discípulos y de la comunidad de sus seguidores.
En el libro del Génesis se produce una escena en la cual Abrán es bendecido por un rey-sacerdote llamado Melquisedec que le trae pan y vino, los mismos productos ofrecidos por Jesús en la última cena.
Los historiadores estiman que la fecha de la crucifixión tuvo lugar entre el 30 y el 36 d.C. Isaac Newton y Colin Humphreys descartaron los años 31, 32, 35 y 36 por motivos astronómicos, dejando el 7 de abril del 30 d. C. y el 3 de abril del 33 d. C. como posibles fechas de la crucifixión.
La tradición de la Iglesia del Jueves Santo asume que la Última Cena se llevó a cabo la noche anterior al día de la crucifixión (aunque, estrictamente hablando, en ningún evangelio se dice inequívocamente que esta comida tuvo lugar la noche anterior a la muerte de Jesús).
Los tres evangelios sinópticos hablan de que la última cena fue una cena de Pascua, mientras que el de Juan dice que fue antes de la Pascua (Juan 13:1 y 18:28).
Desde 1953 Annie Jaubert, basándose en el Libro de los Jubileos, argumentó que había dos fechas de fiesta de Pascua: mientras que el calendario lunar judío oficial tenía la Pascua comenzando un viernes por la noche en el año en que Jesús murió, también se usó un calendario solar, por ejemplo por la comunidad esenia en Qumran, que siempre tenía la fiesta de la Pascua comenzando un martes por la noche.
Según Jaubert, Jesús habría celebrado la cena de Pascua el martes, y las autoridades judías tres días después, el viernes. Jaubert añade que en la Didascalia de los Apóstoles, un texto del siglo III, se establece el martes como el día de la última cena de Jesús. Posteriormente, habría tenido lugar el proceso a Jesús, que habría durado hasta que fue crucificado el viernes.
Para Juan, la cena de Pascua era aquel año el viernes por la noche. Esto significa que Jesús habría muerto a la par que se sacrificaban en el templo los corderos pascuales que iban a consumirse en la cena.4 La cena de Pascua cayó el viernes por la noche el 7 de abril del 30 y el 3 de abril del 33.
En una homilía de 2007 Benedicto XVI consideró «probable» que Jesús tomase la Pascua basándose en el calendario de Qumran. Posteriormente, en su libro «Jesús de Nazaret: desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección», de 2011, consideró la más precisa de las soluciones ideadas hasta entonces la propuesta de John P. Meier, basada en el Evangelio de Juan.
En el Nuevo Testamento se habla de una mujer llamada María, madre de Juan, de sobrenombre Marcos, que puso su hogar a disposición de los cristianos (Hechos 12:12). Según dice Jerónimo de Estridón, las mujeres judías podían servir con sus bienes y ocuparse del alimento de los rabinos judíos.
Se ha especulado con que la última cena fuese en casa de esta mujer, y que esta fuese la madre del entonces joven Marcos evangelista.
Sucesos finales
Mat 26:17 El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?
Mat 26:18 Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos.
Mat 26:19 Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.
Mat 26:20 Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce.
Mat 26:21 Y mientras comían, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
Mat 26:22 Y entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos a decirle: ¿Soy yo, Señor?
Mat 26:23 Entonces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar.
Mat 26:24 A la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre no haber nacido.
Mat 26:25 Entonces respondiendo Judas, el que le entregaba, dijo: ¿Soy yo, Maestro? Le dijo: Tú lo has dicho.
Mat 26:26 Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
Mat 26:27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
Mat 26:28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
Mat 26:29 Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Mat 26:30 Y cuando hubieron cantado el himno, salieron al monte de los Olivos.
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Referencias
La Biblia
https://www.bibliaenlinea.org/nuevo-testamento
https://www.bibliaenlinea.org/mateo-26
https://www.bibliaenlinea.org/lucas-22
https://www.bibliaenlinea.org/juan-12
https://es.wikipedia.org/wiki/Abb%C3%A1
Biografías
https://es.wikipedia.org/wiki/Jes%C3%BAs_de_Nazaret
https://es.wikipedia.org/wiki/Poncio_Pilato
Última Cena
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Hechos históricos
https://es.wikipedia.org/wiki/Expulsi%C3%B3n_de_los_mercaderes_del_Templo
https://es.wikipedia.org/wiki/La_%C3%9Altima_Cena
https://es.wikipedia.org/wiki/Discurso_de_Despedida
https://es.wikipedia.org/wiki/Crucifixi%C3%B3n
https://es.wikipedia.org/wiki/Crucifixi%C3%B3n_de_Jes%C3%BAs
https://es.wikipedia.org/wiki/Pasi%C3%B3n_de_Cristo
https://www.youtube.com/watch?v=AKzSR0nsUYQ&ab_channel=ProyectoGalilea
https://es.wikipedia.org/wiki/Poncio_Pilato
https://es.wikipedia.org/wiki/Prefecto_romano
https://es.wikipedia.org/wiki/Ver%C3%B3nica_(santa)
https://es.wikipedia.org/wiki/Sim%C3%B3n_de_Cirene
Otros
https://es.wikipedia.org/wiki/Pascua
https://es.wikipedia.org/wiki/Calvario
https://es.wikipedia.org/wiki/Santo_Sudario_de_Oviedo
https://es.wikipedia.org/wiki/Sudario_de_Tur%C3%ADn
https://es.wikipedia.org/wiki/Monte_de_los_Olivos
https://es.wikipedia.org/wiki/Grial
Película
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