26/03/2019
De: Raúl Caballero
Se habló de la importancia de los valores, de cómo pasa TODO por nosotros. Es importante que debamos comprender lo que está bien y lo que está mal, llegar a un equilibrio. Tener una autoestima definida, saber que somos importantes y que tenemos valores, que queremos hacer las cosas bien, ser íntegros.
Ayer, dialogando con una persona, esta me comentaba: “Me siento que no valgo nada, siento que no soy útil, siento que no soy importante, no tengo autoestima, mírame, no me quiero, no me amo, no me valoro, me importa lo que opinen los demás de mí, me hace daño que la gente opine de mí que soy un fracasado, que no he hecho nada en la vida, que no hago nada, que no trabajo, que no tengo proyectos, que no me cuido”. Entonces yo le comenté: La autoestima empieza por uno mismo.
Hemos escuchado muchas veces eso de no depender de la aprobación de los demás. Voy a ir un paso más allá. La autoestima ha de ser siempre algo que dependa de uno mismo. Si confiamos nuestra autoestima en terceros, sólo puede pasar que nos caigamos, que nos caigamos. Entonces, yo le dije: La clave de la autoestima pasa por nosotros, pasa por nosotros, pasa por tener valores, valores, VA-LO-RES, la importancia de tener valores. Entonces hay una suma importancia en comprender lo que está bien y lo que está mal, y luego llevarlo a un equilibrio. Acá no estoy diciendo que no haya ambigüedades, o escales de grises, o de colores en la vida. No todo es blanco y no todo es negro. Cierto es que muchas cosas son más ambiguas de lo que nos gustaría, y por lo tanto, tendemos a confundirnos: porque una situación que está bien en un contexto determinado, está mal en otro contexto diferente. Pero más allá de eso, para que una persona tenga valores, para que una persona tenga una autoestima definida, es importante que comprenda dónde está el blanco y dónde está el negro, que identifique dónde está el blanco y dónde está el negro. Y después más tarde ya trataremos de ir visualizando el resto de colores, pero primero hay que tener claro los dos polos, los dos puntos, los dos extremos. Entonces, si yo tengo valores y comprendo lo que está bien y comprendo lo que está mal, ya me va a dar una ventaja añadida en todas las situaciones de la vida al resto de personas que -en su mayoría- no comprenden lo que está bien y tampoco comprenden lo que no está bien.
Si yo tengo claro que tomar alcohol no me hace bien, que fumar tabaco no me hace bien; si yo tengo claro que robar no está bien; si yo tengo claro que increpar al otro no está bien; si yo tengo claro que no tomar en cuenta al otro no está bien; si yo tengo claro que no amarme a mí mismo no está bien, muchas cosas cambian con estos conceptos aprehendidos, con estos valores aprehendidos. Entonces, como siempre digo -y la gente que me conoce lo sabe- yo moriré, como todos moriremos; la diferencia entre yo y muchos, es que por lo menos cuando muera moriré con mi honestidad, moriré sabiendo que por lo menos no hice las cosas mal intencionadamente, intencionadamente, deliberadamente. Y moriré sabiendo que nunca mentí, que nunca robé, que nunca hice daño intencionadamente.
Entonces, ¿dónde está la autoestima? La autoestima está ahí, entre muchos otros lugares, pero está ahí. Comprendiendo que somos importantes, y somos importantes en la medida en la que no actuamos mal, y sobretodo no actuamos mal deliberadamente, intencionadamente. Y entonces soy importante, y entonces soy muy importante. ¿Cómo no voy a ser importante?, cuando la mayor parte de gente NO LE IMPORTA hacer las cosas mal, cuando la mayoría de gente no piensa en el otro, cuando la mayoría de la gente sólo piensa en sí misma. Entonces tengo ese valor añadido. No digo que los demás no sean importantes también, pero la importancia se ha de DE-MOS-TRAR, dando ejemplo en el día a día, dando ejemplo. No se trata tanto de dar ejemplo al otro, se trata sobre todo de darnos ejemplo a nosotros mismos, de demostrarnos a nosotros mismos que sabemos lo que está bien, que sabemos lo que está mal, y que sabemos que queremos hacer las cosas bien y que no queremos hacer las cosas mal. Y desde ahí parte la autoestima, no digo que sea toda la autoestima, no digo que eso sea todo, no, no, no dije eso, pero sí parte desde ahí. Parte desde tener unos valores claros, definidos. Se trata de ser íntegros con nosotros mismos, de ser íntegros con nosotros mismos. Y en el momento en el que somos íntegros como personas, aparece la dignidad; aparece nuestra autoestima; aparecen las relaciones sanas y comienzan a desaparecer las relaciones tóxicas.
Es importantísimo entender siempre que el fin no justifica los medios, y que yo si por tener una relación, sea como sea y de la calidad que sea, tengo que fingir, o tengo que ser hipócrita, o tengo que colocarme máscaras, bienvenido sea… ¡No! ¡No, no, no! No, porque nunca el fin justifica los medios. Uno tiene que pensar en construir su camino, no en llegar a una meta. Y construyendo el camino se llegará a alguna meta, la que nosotros previmos al principio u otra absolutamente diferente. Pero lo importante está en construir el camino y en disfrutar el camino. No podemos colocar la segunda piedra sin haber colocado primero la primera, no podemos llegar al escalón diez sin primero haber subido el primer escalón.
Entonces disfrutemos el presente, centrémonos en el ahora, intentemos hacer las cosas bien ahora, hoy, para que mañana tengamos unos resultados óptimos. Y entonces, y entonces podremos encontrar ese camino, ese camino que nos haga sentirnos bien. Pongamos primero la primera piedra, comencemos a andar el camino. Y vosotros no lo dejéis para mañana, hacedlo hoy, porque tal vez mañana ya sea demasiado tarde.
¡Empezad hoy, empecemos hoy! Empecemos hoy, construyamos el camino.
Gracias por escucharme.