Ya vimos que cualquier relación entre personas, proviene del Amor Personal o desde el Amor Impersonal. Ambas expresiones del amor siempre van a encerrar en ella, como algo ineludible el respeto, por lo que el respeto está implícitamente en el amor, cualquiera sea la forma de expresarlo.
Bien, entonces veamos primero el Amor Impersonal. Como primer eslabón de esa cadena se encuentra el respeto, ¿pero qué tipo de respeto?, el respeto al otro, interpretando al otro como un Ser con idénticos derechos, un ser encarnado al igual que yo, hijos de un mismo padre, todos nosotros creaciones de un mismo creador. Luego vamos a extendernos en el respeto.
El respetar al otro me ayuda a no pre-juzgar, ni juzgar, permitiéndome de esta forma poder comprender la situación de la otra persona, pero solo puedo comprender no juzgando o pre-juzgando, ¿y que es pre-juzgar?, es cuando nos guiamos por supuestos que imaginamos o decidimos creer sin ningún tipo de conocimiento real o concreto, o nos dejamos llevar por pre-conceptos, todos ellos provenientes de nuestra mente reactiva. Y juzgar, es cuando conociendo parte de lo acontecido o a la persona misma, decidimos sentenciar al respecto o realizar algún tipo de juicio. Es igual de negativo juzgar como pre-juzgar. El conocer parte o alguno de los motivos, no me da derecho a emitir juicio alguno sobre alguien.
Si logramos integrar estando alertas y le restamos importancia a esos susurros de nuestra mente reactiva, estaremos preparados para no juzgar o juzgar, y de esa forma poder comprender al otro. Cuando logremos esto, estaríamos interpretando la situación desde la mente analítica. Lograríamos brindarnos a la otra persona, y no estaríamos limitados por la presencia de los roles del ego. En ese momento podremos decidir entre dos posibilidades, de acuerdo a lo que me interese experimentar, podremos decidir empatizar o tolerar.
Gracias por leerme.