Seguramente muchos han escuchado el término “inteligencia artificial” pero no saben exactamente de qué trata. Es probable que automáticamente pensemos en escenarios donde las máquinas toman el poder y convierten a los humanos en sus esclavos o algo similar.
En las ciencias de la computación, se define a la IA como la “facultad de razonamiento” que tiene un agente no vivo, por ejemplo: un robot. Esta facultad incluye la capacidad de resolver un problema, practicar un deporte, etc.
Qué es la inteligencia artificial?
Es probablemente la disciplina técnico-científica con más potencial de los últimos años, la que plantea una revolución inigualable en nuestro mundo. Andrew Ng, uno de las personalidades más conocidas en este ámbito, la llama «la electricidad del siglo XXI». Y sin embargo es difícil dar una definición concisa y clara de qué es la inteligencia artificial.
No somos los primeros en intentarlo, ni mucho menos. Un señor llamado Alan Turing, padre de la informática, trató de dar respuesta a esa misma pregunta, y esquivó responder directamente. En lugar de eso se inventó un test para tratar de determinar si algo poseía o no inteligencia artificial. Así nació un Test de Turing que para muchos expertos actuales no acaba de definir del todo este concepto.
El surgimiento de la Inteligencia Artificial
En 1950, el científico Alan Turing se preguntaba si las máquinas (calculadoras y computadoras básicamente) eran capaces de pensar.
Turing se preocupaba principalmente por establecer los límites y las diferencias de la inteligencia natural y la inteligencia artificial, y aunque el término como tal se aceptó hasta 1956, Turing diseñó la primera computadora capaz de jugar ajedrez.
Al fallecer prematuramente siendo juzgado por su sexualidad, el científico Von Neumann continuó su trabajo. Creía que las computadoras debían diseñarse a partir de un modelo del cerebro humano.
Sin embargo, posteriormente se descubrió que era mejor estudiar las funciones del cerebro para saber cómo desarrollar una máquina que pudiera realizar las mismas. Que en lugar de crear una máquina similar a nivel celular, fuera similar en la forma de procesar la información.
Basándose en el modelo de Turing, comenzó desarrollándose una inteligencia capaz de resolver juegos (como las damas y el ajedrez) que tuviera un gran número de situaciones por calcular, problemas a solucionar, tomar decisiones, hacer memoria, corregir los errores, entre otros.
Si bien las computadoras son capaces de responder a estos estímulos, no significa que los comprendan. El término hoy en día se utiliza para añadirlo como adjetivo a todo aquello que tiene una inteligencia similar a la de los humanos.
Año 1956. Allen Newell, Herbert Simon, Marvin Minsky, Arthur Samuel y John McCarthy —que acuñó el término— se reúnen en Dartmouth College. Aquella reunión acabaría con un optimismo exagerado: no solo crearon de la nada la disciplina de inteligencia artificial: todos creyeron que desarrollar esa capacidad y dotar a las máquinas de la capacidad de pensar sería fácil.
En la imagen, el catedrático de Inteligencia Artificial en CSIC, Ramón López de Mántaras
Pero hasta los más brillantes se equivocan. Los creadores del campo vieron cómo a pesar de esos avances, los retos de esa inteligencia artificial equiparable a la inteligencia natural de los seres humanos eran difícilmente alcanzables.
Tipos de Sistemas de IA
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¿Qué es la inteligencia?
No es fácil establecer qué es la inteligencia artificial porque de hecho no logramos ponernos de acuerdo a la hora de definir qué es la inteligencia.
Muchas han sido las definiciones que se han ido dando a lo largo del tiempo, pero entre una de las más populares en los últimos tiempos está la de Robert Sternberg, psicólogo de la Universidad de Yale. Este académico define inteligencia como la actividad mental que sirve para adaptar o conformar entornos relevantes para nuestra vida personal.
Esa inteligencia está a su vez compuesta de tres tipos de inteligencias distintas, algo de lo que Santiago Sánchez-Migallón, profesor de filosofía explicaba en un interesante repaso a la pregunta que nos ocupa:
Inteligencia componencial ( capacidad de análisis): dirección consciente de nuestros procesos mentales para analizar y evaluar ideas, resolver problemas y tomar decisiones.
Inteligencia experiencial ( capacidad creativa): capacidad de afrontar tareas novedosas, formular nuevas ideas y combinar experiencias.
Inteligencia práctica o contextual (capacidad de adaptación al medio): adaptación, selección o modificación del ambiente individual. Realmente, esta es la inteligencia más importante (si bien depende de las otras dos), ya que el éxito o fracaso vital, dependerá de ella.
Esa acepción podría ser planteable también para definir inteligencia artificial, pero es que el alcance de la inteligencia artificial ha hecho que desde hace tiempo se diferencian también entre las llamadas inteligencias artificiales fuertes, generales y débiles.
Inteligencia artificial débil (o estrecha)
Este tipo de sistemas son capaces de resolver problemas muy bien definidos y acotados. La inteligencia artificial débil es la que ha provocado la verdadera explosión de esta disciplina en los últimos tiempos: se han aplicado distintas técnicas como aprendizaje máquina o aprendizaje profundo para lograr resolver problemas específicos, y los resultados han sido excepcionales.
Los logros alcanzados con Deep Blue o con AlphaGo son un ejemplo perfecto de inteligencia artificial débil: estos desarrollos se dedican a resolver un problema concretos y delimitado y que permiten ser resueltos de forma que esos sistemas acaban realizando esas tareas mucho mejor que un ser humano.
Estamos rodeados de inteligencias artificiales débiles, y de hecho estos son los desarrollos que más popularidad han logrado en los últimos tiempos porque han demostrado cómo es posible programar una máquina y entrenarla para resolver todo tipo de tareas.
Inteligencia artificial general
Mucho más ambiciosa que la inteligencia artificial débil es la inteligencia artificial general, que permitiría resolver cualquier tarea intelectual resoluble por un ser humano. Esta inteligencia artificial sería multitarea y podría hacer cientos, miles de cosas distintas bien.
Esta inteligencia artificial general no sería una especie de gran unión de inteligencias artificiales débiles, cada una para resolver un problema, dicha inteligencia artificial general sería capaz de realizar juicios y razonar ante una situación de incertidumbre —a partir del aprendizaje y el entrenamiento—, además de comunicarse en lenguaje natural, planificar o aprender.
La inteligencia artificial general, de aparecer, superaría sin problemas tanto el Test de Turing como el de Winograd,pero en realidad dicho logro sería tan solo parte de la capacidad de esa inteligencia artificial general.
Inteligencia artificial fuerte
Pero la inteligencia artificial general no es esa inteligencia artificial que tanto nos vende Hollywood. Le falta un elemento esencial que es el que diferencia a la llamada inteligencia artificial fuerte. Esta última posee los llamados «estados mentales», y además es consciente de sí misma.
Dicho tipo de inteligencia artificial iría más allá de emular y superar a los seres humanos en la realización de cualquier tarea. Al tomar consciencia de sí misma, sería capaz de (teóricamente) resolver cualquier problema y podría contar con una experiencia subjetiva propia, o ser capaz de sentir emociones. Entramos en un terreno escabroso en el que sería necesario hablar de los desafíos éticos que la aparición de dicha inteligencia artificial plantearía.
En esencia, una inteligencia artificial fuerte lograría contar con los estados mentales con los que contamos los seres humanos, pero lograría ir mucho más allá gracias a su capacidad de cálculo y de adaptación al entorno. Cuidado, porque que una inteligencia artificial fuerte es también general, pero lo contrario no es cierto. La diferencia es sutil, pero esa consciencia de sí misma probablemente lo cambiaría todo.
Si lográramos desarrollar esa inteligencia artificial fuerte, habríamos alcanzado ese punto de inflexión en la historia del ser humano. Uno en el que los problemas técnico-científicos, sociales o económicos no serían un reto para esa superinteligencia artificial. Habríamos alcanzado la singularidad y eso plantearía cambios impredecibles para nuestro mundo.
¿Qué podría ocurrir a partir de entonces?
Lo cierto es que hay dos grandes corrientes de pensamiento. La primera, que esa inteligencia artificial fuerte resuelva todos los problemas de la humanidad (desigualdades, hambre, pobreza, guerras) y nos lleve a una nueva era en el que el bienestar y la calidad de vida serían extremos. La segunda, mucho más explotada en novelas, series y películas, es la de una inteligencia artificial fuerte que se dé cuenta de que los humanos ya no somos necesarios (seguramente muchos pensaran en Terminator y Skynet).
Stephen Hawking y el futuro de la IA
Al ser consultado Hawking sobre qué podríamos esperar del desarrollo a futuro de la inteligencia artificial y también del ser humano en sí mismo, el físico comparó su irrupción con la del fuego, que fue incontrolable para los primeros humanos “hasta que inventamos el extintor”. El científico entiendió que el desarrollo de esta tecnología nos va a traer grandes avances y comodidades, pero siempre deja espacio para ese reverso tenebroso que también le gustaba comentar: «Si bien el impacto a corto plazo de la IA depende de quién la controla, el impacto a largo plazo depende de si se puede controlar o no».
Aunque la visión normal y la más vista en la ciencia-ficción, es que las IA en algún momento se volverán malévolas, para Hawking el problema no es ese, sino que simplemente sean mucho mejores que nosotros. «El riesgo real con la IA no es la malicia, sino la competencia».
Tomando conciencia Artificial
Seguramente, muchos se quedaron pensando en qué pasará y cómo será el futuro con la inteligencia artificial fuerte. Y es acá donde tenemos que pensar qué significa realmente , porque estamos hablando de dotar de razonamiento abstracto y capacidad analitica a la IA, y que seria eso? Que podamos llegar a construir un decodificador artificial (un cerebro) que pueda albergar un espíritu con la consecuente capacidad de decodificar sus conceptos, es decir, que las máquinas, robots o androides tengan la posibilidad de poseer “vida”, por lo cual, ya no cabría la utilización del término de Inteligencia Artificial(IA) y habría que reinventarlo, no se, tal vez a Decodificador Artificial de Conceptos (DAC)…
Seguramente, esa inteligencia artificial fuerte tardará aún mucho en llegar y no será a corto plazo. Mientras tanto, eso sí, seguiremos viendo avances importantes en este ámbito con la inteligencia artificial débil que seguirá sorprendiéndonos con nuevos logros y avances que serán claves en el avance tecnológico de nuestro mundo.
Hasta la próxima
«Hay mayor realidad que nuestra mayor ficción»
Maestro Nori-El
Mas Información y Fuentes:
alertacatastrofes.com/que-pasaria-inteligencia-artificial-tuviera-curiosidad/
desarrollandoamerica.org/tecnologia/datos-sobre-inteligencia-artificial.html
muyinteresante.es/tecnologia/articulo/ventajas-y-riesgos-de-la-inteligencia-artificial-651449483429
xataka.com/robotica-e-ia/que-inteligencia-artificial
hipertextual.com/2018/10/ultimas-respuestas-stephen-hawking-sobre-futuro-humanidad