Introducción: La Dualidad de la creación en el Plano físico genera cierta resistencia para los seres encarnados: Quiero una cosa, pero no deseo la otra que esta conlleva. Quiero la luz, pero no la oscuridad. Quiero la construcción, pero no la destrucción. Quiero la vida, pero no la muerte. Quiero estar alegre pero no quiero estar triste. Quiero estar concentrado contra estar desconcentrado….y así. Todo ello motiva cientos de roles y apegos en las relaciones con los encarnados. Y la Rueda del Samsara empieza a girar y girar.
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Hemos hablado en alguna ocasión de la Dualidad en la creación. Teniendo conocimiento de los diferentes planos vibracionales en Eón, empezaré con una pregunta:
¿Hasta donde llegan las pautas de la Dualidad?
Partiendo del Plano físico, si “subiéramos” poco a poco en la creación de Eón nos encontraríamos con los llamados Planos 2 y 3 y las energías que habitan en ellos. Aquí hay deseos, roles, apegos y creaciones inconscientes. Las energías al carecer aún de cierto grado de consciencia de su naturaleza espiritual y de lo que esta conlleva, caen en “proyectar” una y otra vez las mismas pautas del Plano físico.
Por lo que podríamos establecerlos como Planos de superación, donde quizás ese resquicio de Dualidad todavía esté latente.
Sin embargo, superados esos Planos, el Ser iría ganando más consciencia de sí mismo y de su posición en la creación. Adquiriría una mayor consciencia de sí y de cierta Unicidad, dejando atrás los roles y apegos propios de la Dualidad.
Entonces…¿Cómo energías que somos podríamos dejar atrás la Dualidad? ¿Qué se entiende por llegar a nuestro Ser?
Para poder intentar dar respuesta a ambas preguntas hay que entender que como pequeñas creaciones que somos, pertenecemos a una manifestación aún mayor. Me gustaría partir de los siguientes gráficos, donde se establece la representación de un “núcleo” dentro de Eon y la representación de nuestra pequeña esencia en nuestro cuerpo.
Nota: Si bien nuestro 10% es proyectado sobre nuestro cuerpo entero, al igual que Eón proyecta sobre su creación entera, considero que hay una parte central tanto en uno como en otro de la cual emana y se distribuye gran cantidad de la energía. Hablaría de un “núcleo” dentro de Eon y un núcleo o representación de nuestra pequeña esencia en el pecho o chakra Anahata.
En nuestro camino hacia una auténtica consciencia despierta, podríamos establecer una primera Despersonalización, en la cual la persona empieza a sentirse como un reflejo de algo mayor. Hablaríamos del llamado “grado OT”. El grado OT no es más que un número que nos sirve de guía para cuantificar nuestra conexión con nuestra Esencia. Hay que decir que el grado actual de OT de la población de la humanidad es entre 0 y 1, siendo el máximo de 15. Dicha conexión requiere de un trabajo interno importante, de toda una vida, y no de imaginaciones fantasiosas basadas en cientos de ideas, roles y películas. La Despersonalización atiende al SER y al sentir. Podemos esforzarnos en hacerla lo más comprensible posible, pero aún así no hay palabras suficientes para describirlas desde la mente.
Una vez que llegáramos a nuestro SER, pareciera que nuestra pequeña esencia que tenemos de Eón se encendiera y buscara a otra más grande. La fractal tendría lugar y pudiera haber una conexión aún mayor. La persona, en profundos estados meditativos podría sumergirse en un océano aún más grande, pudiéndose hablar de una segunda “Despersonalización” aún mayor: Una Singularidad única.
Nota: Es importante aclarar que los Planos vibracionales así como nuestro Yo superior o Thetán no están “arriba” como lo establece el dibujo. Todos están aquí y ahora, pero vibrando de manera diferente.
Estos dos procesos conllevan infinidad de sensaciones: Desde la no identificación con la mente hasta sensaciones más complejas haciendo alusión a una Singularidad Única. La expresión de grandes maestros: “El observador se convierte en el observado” es una de ellas. El problema de esto es que se puede comprender. Pero solo eso, comprender.
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“El Tao que puede ser expresado
no es el verdadero Tao.
El nombre que se le puede dar
no es su verdadero nombre.
Sin nombre es el principio del universo;
y con nombre, es la madre de todas las cosas.
Desde el no-ser comprendemos su esencia;
y desde el ser, sólo vemos su apariencia.
Ambas cosas, ser y no-ser, tienen el mismo
origen, aunque distinto nombre.
Su identidad es el misterio.
Y en este misterio
se halla la puerta de toda maravilla”.
( Tao Te King. Lao Tsé)
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Si en una primera Despersonalización del sujeto, como gota de agua que se funde con un lago puede tener la sensación de alcanzar una consciencia de sí, la Unicidad de su propio SER… En la segunda, si ese lago a su vez llega a sentirse dentro de la inmensidad del océano podría establecerse otra sensación aún más inconmensurable.
En el segundo proceso el sentir de nuestra propia Unicidad se perdería dentro de un vasto océano llegando a ser consciente de una singularidad aún mayor. Una Singularidad única.
Indescriptible.
¿Existe entonces realmente la Unicidad o singularidad? ¿Dejaríamos atrás la Dualidad?
Quizás para nosotros, como míseras gotas de agua, sí.
¿Realmente se romperían los patrones de la Dualidad en Eón con estas sensaciones?
Realmente no lo sabemos. Sin embargo, quizás la dualidad llegue mucho más lejos aún. Pues el conocimiento matemático de las fractales, la propia manifestación de Eón como 10%, su evolución, el conocimiento de posibles ciclos de cuya envergadura no somos capaces de visualizar, así como la posibilidad de la existencia de más Eones con sus Demiurgos se nos torna comprensible. Pero solo eso, comprensible.
Luis Sanmartin . ( Junio 2018)
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