El ser humano desde lo que sabemos de sus inicios ha tendido a creer en un ser superior con poderes ilimitados o de una fuerza mayor que él, pero no como creencia para adorar sino porque esa entidad pudiera contener las respuestas que le superan en conocimiento. Se abandona, poco a poco, el pensamiento mágico y se intenta la actividad reflexiva. De este caos nacen, esencialmente todas las corrientes religiosas y filosóficas que conocemos. Es por ello que desde más o menos el año 900 hasta el 200 antes de Cristo, en cuatro regiones distintas vieron la luz las grandes tradiciones mundiales que han continuado nutriendo la humanidad y a la vez las diferentes regiones de la Tierra dejaron de tener un paralelismo semejante: El confucianismo y taoísmo en China, hinduismo y budismo en la India, monoteísmo en Israel y el racionalismo filosófico en Grecia.
Hablando de Jesús de Nazaret, podríamos decir que ya en su época hablaba de filosofía y hasta podríamos considerarle como un filósofo; pero el recuerdo que nos ha quedado de él fue el de mesías y las personas de la época necesitaban que se les hablara de religión. Como vemos hay tres conceptos que se mezclan entre sí: religión, filosofía y espiritualidad y, en muchas ocasiones he podido ver como en religión se habla de espiritualidad y dentro de la filosofía se habla de religión.
Está claro que llegar a la idea de un Dios creador está más allá de los datos científicos, es una deducción posible, de naturaleza filosófica, al contemplar el conjunto de la realidad pero en la práctica no pertenecen a las ciencias puras la teorización matemática. Es decir, por ejemplo, poco antes de fallecer, el físico Stephen Hawking completó sus últimas ideas sobre el cosmos, en las que apuntaba que nuestro universo es finito y más simple de lo que se pensaba. El estudio lo realizó junto a su colega Thomas Hertog en el marco de conceptos teóricos como el multiverso y la inflación eterna. Preguntarse esas cuestiones de la construcción del universo pertenecen a las tres disciplinas nombradas, solo que, para los cristianos, esa deducción, viene reforzada por su fe y entienden que el relato no trata de transmitir datos físicos sobre la constitución y estructura del mundo, sino el dato religioso de que ha sido hecho por Dios.
Pero, aunque el dar explicación alguna a lo que sucedía sea el punto de inicio para la creación de una religión, las ciencias o la filosofía me pregunto cuál es el factor que diferencia a la religión de todas las demás, puesto que es la que menos conexión tiene con los demás. ¿Qué entra en juego para que un grupo entero de fieles sigan unas pautas marcadas? Eso mismo es nuestra construcción humana de la religión. Por este lado, el psicólogo Matt J. Rossano defiende que la religión surgió después de la moralidad y que se construyó sobre ésta mediante la expansión del escrutinio social del comportamiento humano para incluir a unos ancestros, espíritus y dioses siempre vigilantes dentro del círculo social, los humanos descubrieron una estrategia efectiva para forzar el egoísmo y para construir grupos más cooperativos.
Por tanto, utilizaron el desconocimiento hacia la naturaleza que les rodeaba y el miedo que emanaba este tipo de seres sobrenaturales para poder hacerse con el control de decisiones y vidas de los fieles. Está claro que el miedo es una clara herramienta para el control social, incluso desde los primeros pasos de la humanidad, sobretodo el hecho de la inmortalidad, así como la posesión de un poder ilimitado y sobrenatural, eran características inherentes a los dioses que les diferenciaba de los humanos.
Pasamos así a las religiones que perdura hoy en día, actúan como sistemas simbólicos que hace posible la vida social y un orden social dentro de una comunidad porque intentan expresar y mantener los sentimientos y valores provenientes de los dogmas formados. Como ejemplo de ello, en la religión cristiana los actos se dividen en: cosas sagradas, profanas y entre estas dos las prohibiciones: las cuales regulan los actos. Por el hecho de que la noción de lo sagrado está, en el pensamiento de los hombres, en todo lugar y tiempo, separada de la noción de lo profano, por el hecho de que concebimos entre ellas una especie de vacío lógico, el espíritu se resiste de manera invencible a que las cosas correspondientes sean confundidas o simplemente puestas en contacto.
La religión, que se supone debe ayudarnos a cultivar una actitud de respeto hacia nuestro ser, la capacidad de reflexión y a intentar encontrar las grandes respuestas sobre nuestra existencia, a menudo parece reflejar la violencia y desesperación de nuestros tiempos. No solo por ejemplos de terrorismo motivado por la religión, por el odio y la intolerancia, sino por la censura de información que se hace y, lo más importante, el hecho de ser uno de los poderes fácticos junto con otro tipo de esferas. Así mismo, creo que esta construcción humana de la religión no se corresponde ni se acerca a la libertad que otorga la espiritualidad y la filosofía.
Sin embargo, las religiones en su inicio sí que se corresponden a una búsqueda y a plantear preguntas para nuestro conocimiento, esto, no puede dejar de sorprender debido a que, regiones tan distantes y desconectadas entre sí llegaban a las mismas conclusiones por caminos distintos. El hecho de que todas estas religiones dieran soluciones tan similares por caminos tan distintos sugiere que en realidad habían descubierto algo importante sobre la forma de funcionar de los seres humanos.
Adara Azgam-El |