Amor de pareja real

17/02/15

De: Raúl Caballero

Se hace una descripción de cómo debe ser el amor de pareja real y se establece una comparación con el enamoramiento. Se habla del autoconvencimiento de algunas personas al creer que su amor es real cuando no lo es; y quedó solo en enamoramiento. Se habla de cómo en la sociedad se establece como un logro tener pareja, rompiendo así la autoestima de la persona.


Veo permanentemente gente que vive necesitando, gente que vive necesitando que les presten atención, que viven necesitando tener razón, que viven necesitando muchísimas cosas, pero por encima de todo, veo gente constantemente necesitando el amor de otra persona, dependiendo de ese amor hasta el punto tal de volverlos infelices. Voy a profundizar en esto. Veo muchísima gente que necesitan comenzar una relación afectiva, necesitan iniciar una relación de pareja para sentirse bien ellos mismos, pero entonces estamos hablando de que ¿están bien de forma real o de forma artificial? Queda claro que de forma artificial porque dependen de otra persona para ser felices ellos. No es la primera vez que lo comento, lo he comentado en infinidad de oportunidades, porque lo visualizo demasiado, mucho más de lo que me gustaría. Conozco gente que ha estado y está insistentemente a lo largo de los años preguntando en canalización telepática dónde tiene almas gemelas, dónde hay almas gemelas, dónde puede compatibilizar con A o con B. Yo digo, primero que las almas gemelas no son garantía de nada, porque somos personas independientes y siempre puede haber algo que no salga bien, ya sea en factor externo o ya sea en factor íntimo y por otra parte porque la otra persona puede ser radicalmente distinta a ti a pesar de vibrar en la misma sintonía. Y ahora algunos me preguntaréis: ¿Y qué tiene de malo buscar el amor? ¿Qué tiene de malo querer encontrar el amor?

No, eso no tiene nada de malo, el problema está en la dependencia. Hay gente que viven permanentemente siendo infelices y que de un día para otro se transforman cuando arrancan en una relación de pareja y de repente ya son felices como apoyándose en ese sustento. Entonces como yo explico habitualmente a todo tipo de gente que me consulta en mi consulta sobre las relaciones afectivas yo creo que se puede ser feliz no necesitando y luego por añadidura puedo tener una relación, pero si la relación es la base tenemos un problema, ¿por qué tenemos un problema? Porque estamos dependiendo de un factor externo para ser felices. Yo les digo habitualmente a esta gente que me consulta: Bueno, primero intenta estar bien tú. Y les hago ver por supuesto la importancia de ellos mismo, porque cada uno es importante por quien es, no por lo que tiene, pero hay gente que prefiere sentirse válida y digo “prefiere”, pero realmente es un problema claro en su autoestima y necesitan sentirse bien teniendo a otra persona al lado, que vean que los ama, que vean que los comprende, etc. Pero si ya la persona de entrada es infeliz porque no está a gusto con ella misma, ¿cómo va a estar a gusto con la otra persona? Va a volver infeliz a la otra, porque la va a amargar, porque le va a contagiar esa infelicidad, porque la infelicidad se contagia, el estado de humor se contagia, la escala tonal se contagia, las vibraciones densas se contagian, al igual que las vibraciones sutiles. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que muchas veces –y estando encarnados en el plano físico es algo casi como normal- dependemos frecuentemente de factores externos para ser felices; dependemos de comer nuestra comida favorita, dependemos de poder realizar nuestra actividad preferida en nuestro tiempo libre y dependemos de tener dinero, dependemos de tener una pareja y, en esto último, dependemos de tener una pareja con el riesgo de utilizar a la pareja como objeto, con el riesgo de utilizarla como trofeo y eso lo he visto en infinidad de oportunidades.

Hay gente que busca tener una relación porque necesitan a esa relación para sentirse valorados ellos mismos, lo ven como un logro, como un éxito. Bueno, si yo tengo una relación he logrado un éxito. ¿Cómo que un éxito? Hablamos de la persona como si alcanzaras una meta en una carrera, como si alcanzaras un trofeo en una competición… No tiene sentido, no tiene sentido y eso es lo realmente preocupante, que esa gente dependa constantemente para ser felices de encontrar a una persona y puede ser gente que tenga multitud de virtudes, pero ellos a sí mismo no son capaces de verlas, por eso lo importante es enseñarles su rostro, como en un espejo, ellos tienen que darse cuenta de todas sus virtudes, de todas sus cualidades, que no son pocas. Cuando una persona aprende a valorarse por sí misma, no necesita que nadie externo la valore, por lo que su autoestima se encuentra definida y ya no puede haber ningún factor externo que nos destruya la autoestima, por lo tanto tampoco vamos a buscar incesantemente una relación para ello. Cuando la autoestima no está bien, buscamos insistentemente una relación para sentirnos alguien, para sentir que hemos logrado algo y eso es peligroso porque corremos el riesgo, no solo de perder a la otra persona, sino de perdernos a nosotros mismos. Hay gente que quiere tener una pareja porque en su entorno es lo más normal, tienen un grupo de amigos, todos tienen pareja, yo tengo que tener pareja también. Y luego van a reuniones y prácticamente como exhibiendo el trofeo, como diciendo: Mira, yo también he conseguir el éxito, como todos vosotros.

Que, ¡ojo! No confundamos lo que estoy diciendo con sentirse orgulloso de una persona y hablo de orgullo sano, no hablo de ese orgullo malentendido que te impide llamar a otra persona cuando hay conflictos. Hablo del orgullo sano, el orgullo porque tu hijo haya sacado matrícula en la escuela, ese orgullo sano porque realmente valoras cada una de las actitudes de tu pareja y la admiras y, por lo tanto, te sientes orgulloso de tu pareja. ¡Eso está bien! El problema está en lo que yo me estoy refiriendo, que hay gente que no lo hacen por valorar las actitudes de la pareja, sino que directamente lo que buscaban era tener una pareja, la que fuera, para poder decir: Mira, yo tengo una pareja también. Y parece que en la sociedad, si no dices “yo tengo pareja” te tienen que mirar mal. ¡No! Y si te miran mal y te afecta es un problema tuyo, no es un problema del otro, quiero decir, conozco infinidad de personas que solas son absolutamente felices, pero claro, esa persona primero se tiene que haber trabajado, tiene que haberse valorado y aprendido a valorarse, aprendido también a valorar todo lo demás… Es un trabajo y muchas veces es menos práctico, no menos cómodo que buscar esa felicidad en el exterior, a veces es mucho más práctico, a veces es más fácil, más cómodo “bueno, yo busco pareja y ya está”. Ya, pero tú no estás trabajado. Y tu interior ¿qué? ¿Cómo queda en tu interior? Entonces cabe la posibilidad de equivocarnos, cabe la posibilidad que lo que nosotros creíamos que era amor sea un simple enamoramiento. ¿Qué diferencia hay entre enamoramiento y amor? En el enamoramiento te encandila todo, todo lo ves lo más, en el enamoramiento idealizas a la otra persona y la idealización es malísima porque no te permite ver a la persona como es, no te permite ver los defectos de la persona y pongo defectos entre comillas porque todas las personas podemos tener alguna actitud, algún comportamiento que puede no ser del agrado de la otra persona, pero si la otra persona realmente siente amor, lo va a comprender. El enamoramiento es ciego a diferencia del amor, que no es ciego, el amor es capaz de diferenciar las virtudes de los defectos y los defectos sencillamente los comprende. ¡Ojo! No he dicho “los tolera”, he dicho “los comprende”, que no se malinterprete con ese “bah, te tolero tus defectos”, porque ahí no habría amor. Hablo de comprenderlos, uno entiende que la otra persona tiene determinadas actitudes o determinados comportamientos y nosotros comprendemos que la otra persona es así y la amamos por tal cual es, con esas virtudes y con esos defectos. Con el paso del tiempo, el amor verdadero, el que se sustenta en sentimiento real va a perdurar y el amor se va a retroalimentar, va a seguir creciendo dentro de nosotros y vamos a amar a la persona tanto o más como el primer día a diferencia del enamoramiento que nos encandila a primera vista y es todo ciego, imaginamos a la otra persona siempre perfecta, la imaginamos siempre bien vestida, la imaginamos siempre con unos modales exquisitos y luego de repente descubrimos un defecto porque el enamoramiento, a diferencia del amor, tiene un contrarreloj, tiene un cronómetro, tiene una fecha de caducidad; el enamoramiento no se sostiene eternamente, a diferencia del amor, que sí se sostiene. El enamoramiento se puede llegar a marchitar y se marchita con el tiempo, cuando desaparece esa luz de enamoramiento, si está sustentado en una base sólida de amor la voy a amar a la otra persona igual o más que el primer día y eso va a seguir creciendo. Si, en cambio, era todo un simple enamoramiento, cuando este enamoramiento se apaga, de repente vemos los defectos de la otra persona porque el enamoramiento no te deja ver los defectos de la otra persona por esa idealización que ya he comentado; comienzas a ver los defectos de la otra persona y bueno, te desagradan, te desagrada la otra persona y entonces vienen las decepciones, “bueno esta persona no es como yo me había imaginado, pensé que era de otra manera” y ahí están los desencantos. El problema es que ese enamoramiento no le dejó ver la verdad, no le dejó ver cómo era realmente. ¿Qué sucede? A mucha gente le agrada, yo creo que a todos nos agrada esa sensación de enamoramiento, entonces emprender una relación nueva es volver a sentir ese enamoramiento. Pero como todo enamoramiento he dicho que tiene fecha de caducidad, ese enamoramiento se vuelve a apagar y volvemos a caer desencantados y así una y otra vez, es como el pescado que se muerde la cola; queremos constantemente sentir esa sensación de enamoramiento, pero luego caemos en el desencanto, en la decepción. Cuando nos desencantamos pueden suceder dos cosas. La primera, que tengamos que romper la relación con esa persona porque no toleramos esos defectos. La segunda, -y esto no habla por el tolerante, sino que habla por el ego- es aguantar a la otra persona y muchos no cortan la relación aunque haya desaparecido el enamoramiento y no hay amor e intentan acostumbrarse a la otra persona, a acostumbrarse. Acostumbrarse a los defectos del otro no quiere decir comprenderlos, eh, hay una diferencia notable porque comprenderlos quiere decir que realmente amas a la persona con sus virtudes y con esos defectos, porque entiendes que son parte de él; aguantarlos es “bueno, pero ¿qué voy a hacer? No lo puedo cambiar, qué más da”. La persona que trata de cambiar a otra es porque realmente no la ama, pero hay gente que no amando a la otra persona deciden aguantar; la palabra aguantar ya viene del ego, porque el que aguanta a otra persona es porque no se valora a sí misma, porque si tú no eres feliz con otra persona, no tienes por qué aguantarte, sencillamente cortas y punto. El problema está en que la gente, como exhibe las parejas como trofeo en esta sociedad, como tienen que decir “yo tengo mujer, yo tengo marido o yo tengo pareja, yo tengo novio, yo tengo novia…”. Como parece que eso sea necesario pues se aguantan y se callan, muchas veces caídos en esa autoestima de “bueno, no voy a encontrar a nadie mejor” o “yo ya a estas edades, ¿qué tengo que hacer?”. Eso es una falta de valor también para uno mismo, da igual la edad y da igual el pre-condicionamiento social porque conozco infinidad de persona que están muy bien solas y son muy mayores, y conozco también gente que, ¿por qué no puede una persona mayor comenzar a vivir una vida en la que realmente sea feliz? Y desprenderse de todo aquello que le es innecesario. Claro que puede, no nos marquemos pre-condicionamientos para con la edad. Lo que sucede que realmente una persona no se valora y por ese hueco, ese agujero en su autoestima termina por soportar a la otra persona aunque no la ame. Lo peor no es eso, -fijaos lo que os digo- lo peor es el auto-convencimiento, porque el auto-convencimiento nos hace engañarnos a nosotros mismos, entonces las persona se auto-convence de que la ama o de que le ama, se auto-convence de que ama a la otra persona, fijaos hasta qué punto. Y está constantemente irritado o irritable por los defectos de la otra persona, pero no se lo digo porque se enojará, aguanto. Hay gente que aguanta cuarenta, cincuenta, sesenta años, ¿por qué no? Aguantar, aguantar, aguantar, constantemente viviendo infelices al lado de una persona con la que no son felices. Esa gente no descubrirá nunca lo que es el amor verdadero, esa gente no sabrá nunca lo que es amar y eso es realmente triste, es realmente muy triste. ¿Y, por qué? Por lo que estoy diciendo, porque no tienen la valentía de afrontar una situación que es remar contracorriente en la sociedad y decir estoy solo. ¿Y qué? ¿Qué pasa estando solo? Parece que sea un demérito estar solo, no lo es; si uno es feliz estando solo, ¿por qué no puede estar solo? Entonces realmente como resumen a todo esto, la gente se olvida que uno está en pareja para compartir una felicidad y hay gente que busca una pareja para ser feliz y no es eso. Uno es feliz con uno mismo y cuando realmente uno es feliz puede compartir esa felicidad con otra persona y no va a precisar de la otra persona para ser feliz y va a ser retrogrado, porque de la otra parte la otra persona tampoco va o debería venir a nosotros para ser feliz, sino que ya es feliz sola y viene a nosotros para compartir su felicidad, entonces la otra persona compartirá su pequeña porción de felicidad conmigo y yo compartiré mi pequeña porción de felicidad con ella y entonces sí puede ser feliz uno. Si la otra persona realmente nos ama y la amamos, podemos ser felices, con esa felicidad. Pero si yo, en cambio, voy con infelicidad y dependo de la otra persona, seguramente -al igual que la felicidad se contagia, la infelicidad también se contagia- voy a amargar a la otra persona y la voy a volver infeliz, pero bueno, pero yo estaré bien, porque he conseguido el éxito, ¿no? En la sociedad. Tengo pareja, estoy bien. Y es un “yo estoy bien” muy falso. Lo peor –como he dicho antes- es ese auto-convencimiento, que hay gente que se auto-convence toda su vida de que realmente aman a la persona y de que son felices y estoy seguro que lamentablemente -si repasamos con cada una de las personas, con cada una de las relaciones, las cuatro patas de la mesa que yo siempre comento- nos vamos a decepcionar mucho y en un porcentaje alto de relaciones estas no son reales.

¿Cuáles son esas cuatro patas de la mesa que comento en muchas oportunidades? Diálogo, en toda relación tiene que haber diálogo, diálogo verdadero –eh-, diálogo del bueno, no digo ese diálogo de parejas de casados que de repente viene el marido de trabajar:

-Hola. Bueno, ponme la cena.

-¿Qué tal el día?

-Bien. Bueno, me voy a dormir.

Eso no es un diálogo, hablo de diálogo profundo, hablo de diálogo en que de verdad se puedan comentar todo. La segunda pata sería el deseo, porque en toda relación tiene que haber deseo, si yo no deseo a la otra persona en una relación, tengo un problema. La tercera pata sería respeto, siempre tiene que haber respeto, ¿no? En todas las relaciones, sean de la índole que sean, imagínate en una relación de pareja. El respeto es importantísimo, porque dentro del respeto está lo que tanto comenta la gente de la fidelidad y yo voy más allá todavía, de la fidelidad y de la lealtad, que la lealtad engloba todavía más cosas que la fidelidad, pero la gente no la comenta. La lealtad es importantísima en todo tipo de relaciones y en una relación de pareja lo más importante es esa sinceridad. Mucha gente me comenta, ¿la sinceridad en qué pata entra? La sinceridad forma parte del respeto, porque si tú de verdad respetas a la otra persona, el mejor regalo que tú le puedes hacer es esa sinceridad, que la otra persona sepa que puede confiar en ti en los buenos y en los malos momentos, que puede compartir una buena experiencia y una mala experiencia también, un buen día y un mal día sonriendo y que la otra persona va a estar ahí y que la otra persona le puede mirar frente a frente y le puede decir lo que siente y lo que piensa en cada momento aunque no te vaya a gustar. Eso es respeto, eso es sinceridad. Y la cuarta pata de la mesa y la que muchos más olvidan es la admiración, pero admirar a la otra persona no quiere decir “bueno yo la admiro porque hizo una gran gesta, subió al Himalaya, ha salido al atrio y ha sido capaz de conversar con miles de personas, ha sacado una matrícula de honor en no sé qué materia…”, no, no, no. No hablo de eso, hablo de admirar a la persona en el día a día; admirarla por lo que es, admirarla porque es una persona que de verdad es sincera, que de verdad puedes contar con ella, admirar porque es una persona que tiene esas facetas que a ti tanto te gustan, admirar porque es una persona que es capaz de decirte “te amo” sin desgastar la palabra, admirar a la otra persona porque es capaz de hacerte sentir princesa como el primer día o príncipe. Eso es admirar a la otra persona y eso es importantísimo en una relación de pareja y muchos se olvidan. Intentemos pensar en lo que estoy diciendo por favor, lo considero realmente importante, lo considero realmente importante. Es muy triste la gente que todavía, sin sustentarse sus relaciones, se auto-convencen de que hay amor y así lo creen realmente, pensémoslo. Yo solo digo que el amor –y hablo del amor personal de pareja-, no hablo del amor impersonal del que he hablado en tantas oportunidades que también es maravilloso, pero el amor personal es maravilloso, el amor personal de pareja es maravilloso, es realmente maravilloso, pero es muy complicado de obtener y con obtener no me refiero a que la otra persona nos corresponda, me refiero a que es muy complicado de sentir real y puramente, eso es todo.

Gracias por escucharme.

Sobre Raúl Caballero 552 artículos
Especialista en Psicología Transpersonal y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual. Más de 15 años de experiencia en el campo de la mente humana y en el campo esotérico y la mediumnidad.