De los Centros Solares

Introducción

Muchos seres vivos , y en concreto los seres humanos, tenemos meridianos y paralelos que son como líneas energéticas por las cuales fluye nuestra energía. Se les suele llamar Nadis.

Cuando esos meridianos y paralelos se cruzan, confluyen en un gran centro energético que centraliza y canaliza la energía distribuyéndola a otras partes del cuerpo. Ese centro energético sería lo que llamamos un Chakra. El ser Humano tiene gran cantidad de Chakras, ya que son muchas las líneas energéticas que se entrecruzan y distribuyen la energía a todas las partes de nuestro organismo. Podemos hablar de 7 Chakras principales en nuestro cuerpo. La retroalimentación y el devenir de ese flujo constante de energía en nuestro cuerpo forma un Campo Energético.

Aunque de frente se les suele representar como una “rueda” que gira en un sentido concreto, cabe decir que de perfil se los representa con la forma de vórtices. Un vórtice con su propia entrada y su propia salida por cada chakra. Sumando en conjunción otro vórtice toroidal.

( Nota: No es de extrañar que los agujeros de gusano y las llamadas puertas dimensionales tuvieran esa misma forma, ya que no son más que centros energéticos a una escala algo mayor).

Así como los seres humanos tienen esas lineas energéticas, el planeta también tiene los suyos (Lineas Hartmann). Y, al igual que en el ser humano, estos meridianos y paralelos también se cruzan en puntos concretos distribuyéndose la energía a lo largo del planeta. Ese flujo constante de energía hace que también se crea su propio Campo Energético.

Nota: Podemos hablar que nuestro planeta también tiene sus propios Chakras

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Del Sol y su manifestación:

He hecho alusión a los chakras y las lineas energéticas que recorren nuestro cuerpo y las del planeta.

Expandiendo un poco más nuestro horizonte quería pararme en el papel que tiene nuestro sol o astro rey. Este ha sido y es preponderante en cientos de culturas. No es una casualidad. El sol no solo nos nutre de luz y calor (fuentes esenciales de toda vida) sino que además emite y distribuye cierta energía en en nosotros y en todo su sistema. En todos sus estadíos vibracionales.

La distribución de la energía (nadis) de acuerdo a la Fractal se podría repetir a diferentes escalas.

¿Y si en el estallido o manifestación de un Sistema Solar se formara otro microcosmos teniendo un papel preponderante las estrellas que los rigieran?

¿Y si cada estrella fuera un centro importante de energía?

Realmente estoy hablando de la posibilidad de que nuestra estrella fuera un Chakra. Un gran centro energético que centralizara y canalizara la energía distribuyéndola en todas las partes del Sistema Solar. Un centro energético causado por los millones de nadis que se cruzan y confluyen, y a partir del cual se distribuye una energía preponderante en un sistema dado. En un “Sistema Solar”.

Un Chakra o un centro energético a una escala mínima establecido en millones de sistemas solares. Y es que, ante los cientos de miles de millones de redes energéticas que pudiera tener Eón, los sistemas solares podrían tener una función, aunque minúscula, en nuestra comprensión sobre la vida.

Quizás a una escala aún mayor, en un sistema de mayor envergadura, pudiera existir otro “sol” en el centro de la Vía Láctea, un centro energético de mayor importancia del cual pudieran nutrirse los cientos de millones de sistemas solares. Otro chakra.

Podríamos concluir diciendo por lo tanto que existen chakras planetarios, chakras en el sistema solar, en la Galaxía y por todo Eón, por los cuales fluye y se distribuye la energía. Una telaraña gigantesca donde los hilos serían los nadis que van creando campos de circunvalación por donde la energía fluye con más fuerza distribuyéndose por todo el universo.

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Volvamos a nuestro microcosmos.

Hay cientos de escritos donde se ha comentado el despertar del ser, el despertar de nuestra esencia, o de nuestra “chispa divina”.

Por otro lado, la adoración a los llamados “Dioses Solares” como grandes energías de las que emanaban luz y amor, no está fuera de lugar. El culto pagano y esotérico al Dios egipcio Ra, u otros “Dioses solares” como Mitra, Zaratustra o Dionisio «nacidos» en el solsticio de invierno llevaba implícita esa comprensión. Una comprensión perdida a lo largo del tiempo y entendida solo por unos pocos. En todo momento había una metáfora intrínseca, una conexión permanente entre la luz de uno ( microcosmos) y la del otro (macrocosmos), entre el fuego de vida de uno y el fuego que emanaba del otro. En como vibraba la luz interna de un individuo y como se proyectaba hacia los demás al igual que lo hacía el astro rey. La luz del fuego, su efecto purificador y la expresión divina del amor pertenece también a la simbología cristiana ( Fuego de Pentecostés).

Pero…¿Y nuestro sol interno?

No es casualidad que uno de nuestros chakras se manifieste bajo el nombre de ”Chakra del Plexo Solar”, al igual que tampoco es casualidad que a dicho Chakra Manipura se le atribuya el elemento fuego o que el mantra asociado al mismo sea la palabra RAM.

Y, aunque todos los chakras son importantes, es este tercer centro energético el que a través de una vibración armónica nos transmite una ACEPTACIÓN interna de nuestro ser. Sin reservas. Posteriormente esa aceptación conlleva un respeto profundo hacia los sentimientos y peculiaridades de las otras personas. En un mundo donde somos educados bajo una competitividad implacable, donde los errores ajenos se convierten en oportunidades y nuestras propias equivocaciones en fracasos y frustraciones…es imprescindible la apertura de este centro. Suele ser a la edad de la adolescencia donde este centro se contrae: La insatisfacción, la baja estima , la inseguridad y el reconocimiento ajeno suelen ser propias de esas edades. Tristemente cuando somos adultos aún venimos arrastrando esos sentimientos.

La predisposición a la recepción de las energías provenientes del sol a través de la conexión de ambos chakras ( microcosmos y macrocosmos) era un conocimiento de los que sólo unos pocos entendían y sentían. Diferentes ritos de iniciación, de meditación o estílos de Yoga, dan culto y bienvenida a la recepción de las energías provenientes de nuestra estrella, y lo hacen a través de nuestro chakra Manipura. La vida, el fuego y la llama interna que sentían en su interior cientos de místicos a lo largo de la historia… la podían visualizar y extrapolar al astro rey del cual se nutrían en todos sus aspectos.

¿Podríamos ser capaces de sentir nuestro sol interno? ¿Podríamos ser capaces de acompasar nuestro sol interno con el del Planeta, con el del Sistema Solar u otros Soles en la manifestación Fractal del Universo?

Nuestro centro interno, el centro interno del Planeta, el centro interno del Sistema Solar, El centro interno de la Galaxia…

TODA ESTA COMPRENSIÓN HERMÉTICA NO ES MÁS QUE UNA AMPLITUD DE CONSCIENCIA, UNA AMPLITUD DE PERSPECTIVA EN LA MANIFESTACIÓN DEL UNIVERSO.

Energía que emana, energía que fluye desde lo más profundo de nuestro Ser.

foto-luis

Luis Sanmartin. ( Marzo 2017)