Adiron-El 06/10/14

Sesión de Psicoauditación

Médium: Raúl Caballero

Entidad: Adiron-El

Interlocutor: Laura

Comenzó diciendo que se encuentra intentando suprimir los males de los engramas que le causan una especie de shock a nivel conceptual. Explicó el origen de una de las tantas dolencias de su 10%. Respondió interesantísimas preguntas personales. Relató una vida en Aldebarán IV donde tenía muchísimas enfermedades, y de cómo todo cambió cuando fue vendido de pequeño como esclavo.

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Laura: Bien, vamos a hacer una sesión para Adrián, para que su thetán descargue y hacerle algunas preguntitas. Bienvenido.

Adiron-El: Sí, aquí estoy de nuevo.

Laura: ¿Qué tal, cómo te encuentras?

Adiron-El: Bien, mejor que otras veces, siempre intentando suprimir un poquito los males de los engramas que ya me han dejado huella y soy consciente que lo que más me afecta, lo que más me paraliza son los excesivos engramas que tengo, que de alguna manera me causan a veces una especie de shock o de bucle dentro de mi propio concepto, me tapona el concepto y soy incapaz de poder transmitir a mi 10% nada, es decir, a veces es como que nos incomunicamos de la misma manera como si yo estuviera en un -1 y no nos pudiéramos comunicar. A veces es como si él no tuviera tethán. Es porque me queda un bloqueo tremendo conceptual, tantísimos engramas y no soy capaz de transmitirle nada, y en esos momentos lo que necesito es descanso, aislamiento conceptual y con el tiempo eso se pasa.

Laura: Ajá. Lo intentaremos, ¿no? Que con psicoauditación mejoren esos engramas y así que no te aísles tanto.

Adiron-El: El problema es la cantidad, por mucho que cualquier otro me diga: no, no, no, es que son muy duros. Sí, pero son muchos y son tantos que al final te bloquean totalmente, es un trabajo largo. Se ve el esfuerzo –permíteme este inciso- se ve el esfuerzo gigante que hace mi 10% encarnado como Adrián, que de alguna manera le cuesta muchísimo poder costearse las sesiones, sé lo duro que es para él y también soy consciente, por supuesto, de lo duro que es para el receptáculo comunicarme yo y la cantidad de carga que siempre le dejo, pero también soy consciente de que a él le cuesta mucho, al receptáculo, el poder a veces –y tú lo sabes-, el poder manteneros de alguna manera también a nivel económico y entiendo digamos el esfuerzo que se hace por ambas partes, pero sé que le cuesta mucho a mi 10% poder costeárselas, entonces le agradezco mucho tener tiempo para mí, que al final supongo que es tiempo para los dos porque es tiempo para conexión. Las pocas veces que tenemos tiempo para hacer sesiones lo dos supongo que es un momento para conectar los dos, es un momento especial, es un momento íntimo para los dos porque es el momento en que conectamos directamente.

Laura: ¿Tienes algún mensaje o algún consejo que decirle?

Adiron-El: Al final, si da tiempo.

Laura: De acuerdo. Entonces Adrián está sufriendo fuertes jaquecas, específicamente nos ha explicado que en la zona izquierda de la parte de arriba de la cabeza. ¿Es todo por engramas o hay alguna vida en concreto que por eso le afecta esa zona?

Adiron-El: A ver, son engramas de muchas vidas, muchas, pero yo puedo intentar tocar una que tenga que ver. Que tenga que ver no quiere decir que con tocar eso ya se soluciona porque no es una aislada, hay muchos engramas de ese mismo porte. Lo de localizársele en una zona puntual, eso ya es algo más estético –digámoslo así- que otra cosa porque otra persona lo somatizaría en otro lado donde es más sensible, pero no tiene nada que ver con que en esas vidas… Nada, no tiene ningún tipo de paralelismo, es algo ya muy puntual. De hecho, yo ahora mismo le estoy generando dolor de cabeza al receptáculo y se lo estoy generando en la parte derecha. No tiene nada que ver, ¿me entiendes? Pero se lo genero por el simple hecho de contactarme por la cantidad de engramas que tengo. El taponamiento, digamos, conceptual se lo transmito.

Laura: Sí, vale. ¿Te hago algunas preguntas o quieres descargarte ya?

Adiron-El: No, puedes hacerme preguntas.

Laura: Vale, la primera sería si está encarnado o encarnada quien fue Alexia en la actualidad. A ese espíritu se le debió quedar un engrama bastante grande de esa vida que contaste.

Adiron-El: ¿Quién fue Alexia?

Laura: En la sesión anterior contaste una vivencia en Gaela en la que tuviste relación con esta chica, con Alexia.

Adiron-El: Es un rol de una vida anterior.

Laura: Sí.

Adiron-El: Vale, yo quería que lo explicaras para quien lo escuche. Está actualmente encarnado el rol, la entidad espiritual, está actualmente encarnado como femenino.

Laura: ¿Y se conocen o…? Curiosidad.

Adiron-El: No, no se conocen, pero podrían conocerse porque ha encarnado muy cerca.

Laura: Vale.

Adiron-El: Además con una edad muy similar también.

Laura: ¿Sí?

Adiron-El: Sí.

Laura: ¿Paso a la siguiente pregunta?

Adiron-El: Sí.

Laura: Vale. ¿Cómo es el aura de Adrián?

Adiron-El: La pregunta es muy curiosa, ¿no? Es difícil transmitirlo con palabras porque la palabra, las palabras se quedan cortas para transmitir un concepto. Yo te diría, es un aura muy fina, pero la palabra “fina” para algo energético… Lo energético no puede ser fino, ¿no? Es para que me entendáis. Es fina, es poco intensa, es de un color, de una tonalidad parecido al dorado pero dorado suave, como un amarillo claro, ¿no?

Laura: Vale, sí, porque también preguntaba por cómo era tu luz.

Adiron-El: Sí, bueno mi luz es la luz… bueno, a ver. No siempre tiene que ver, pero puede ser la luz del aura, ¿no? Sí, yo como espíritu tengo una luz así dorada, un poco más oscura seguramente que el aura que tiene actualmente porque el aura varía mucho, en función del estado de ánimo de la persona, en función de las enfermedades de la persona, los chacras cómo le fluyen, etc. Entonces tiene un aura un poquito más, digo, un poquito más de la actual, ¿no? A veces el aura es más blanca, a veces no, menos, es más intensa, menos…

Laura: Sí, también preguntaba cómo es de fuerte ahora mismo el aura.

Adiron-El: Es floja porque lo noto como agotado, sí, agotado es una palabra que incluye a nivel físico y a nivel mental.

Laura: Vale. ¿Has tenido alguna relación con el Maestro Jesús? Pues Adrián nota que siente gran afinidad.

Adiron-El: Sí y no. Esto sería una primicia porque sí es verdad que he tenido relación con él, pero no he tenido relación en esa vida en Judea, sería en otro lugar. Sabemos que el Maestro Jesús ha encarnado muy poquitas veces, entonces sería una primicia tremenda para todo el mundo poder conocer otra vida del Maestro Jesús, que no fuera la de siempre, ¿no? Él ha ayudado mucho en otras vidas en otros mundos.

Laura: Sí, vale. ¿Cuándo y dónde encarnaste como discípulo de Ra-El-Dan?

Adiron-El: He encarnado dos veces con un rol parecido, una sería en Japón feudal y la otra sería en Umbro, pero en otras fechas radicalmente diferentes a las que se manejan desde el rol del héroe Ligor, ¿vale? Pero bueno, seguramente la que se refiere es la del Japón Feudal, más que nada porque la otra lo tomo con pinzas lo de ser discípulo porque tiene matices.

Laura: Okey. En la primera sesión explicaste que tenías miedo a nacer, a morir, habías tenido unos abortos, entonces…

Adiron-El: No, no quiero hablar de eso ahora.

Laura: Vale.

Adiron-El: Prefiero dejarlo para otro momento.

Laura: De acuerdo. ¿Hay alguna alma gemela encarnada en un entorno cercano?

Adiron-El: Sí, hay hasta siete. Claro, depende del concepto “cercano” para vosotros, ¿no? Yo con cercano englobaría lo que para vosotros es la Comunidad Valenciana, ¿entiendes? Es decir, no englobo en un margen tan pequeño como a lo mejor él se está refiriendo, ¿no? Sino que, no sé, me refiero a ese círculo.

Laura: Vale, también pregunta si le puedes contar alguna vida que te haya impactado en especial.

Adiron-El: No, eso lo dejamos para otro momento, es mejor ahora descargar algo que tenga que ver con su dolor de cabeza, eh. Tocar algo anecdótico igual en otra sesión, no lo descarto, algo curioso, pero ahora creo que no es prioritario.

Laura: También te pregunta si os habéis encontrado, bueno: ¿nos hemos encontrado con nuestro yo del futuro?

Adiron-El: Je, no, no. No hemos tenido esa super experiencia todavía, pero confío en que la tendremos. No, es que nuestro yo del futuro no se limita a viajar en máquinas del tiempo porque va en contra de las máquinas del tiempo, entonces no lo hace, je. Evidentemente insisto porque no sé el futuro o no sé lo que haremos en el futuro. Bueno, no, la respuesta es que de momento no. No que yo sepa.

Laura: Pregunta si descargaste bien la vida que comentaste en Terurí o haría falta comentar algo más.

Adiron-El: Estaría 100% liberado, en serio que no percibo nada más.

Laura: Como dijiste que se te habían implantado tantos engramas…

Adiron-El: No, yo la veo resuelta, no sé, de momento al menos la veo resuelta. Igual algún maestro lo veía diferente o igual yo dentro de un tiempo digo oye que se quedó algo, pero así de primeras no noto nada.

Laura: Vale, pues con esto ya están todas las preguntas respondidas. Si quieres descargar…

Adiron-El: Le voy a retar -retar no me gusta la palabra- a mi 10% a que intente, a ver si puede -a nivel serio eh, no a nivel tonto, no a nivel de tontería-, que intente una meditación, ¿vale? Pero una meditación seria, no… ¿Vale? Es decir, que intente conseguir algo porque creo que los distintos ejercicios de relajación y meditación le pueden ayudar bastante, no solo a estabilizar el aura, sino también a estabilizarle regularmente lo que es los dolores de cabeza. Sé que es complicado porque si te duele es complicado, ¿vale? Se lo quiero proponer. Bien.

Ahora te voy a contar una vida pasada que me hizo daño y con eso cierro.

Laura: De acuerdo.

Adiron-El: Me hizo bastante daño porque fue… La parte de la cabeza, me saturé, un shock, un shock mental. Fue una vida que tuve -una de las varias vidas que he tenido- en Umbro, en Aldebarán IV donde yo encarné y nací como hombre, pero nací con muchos problemas físicos, quiero decir, nací bien, pero nací débil. Tenía muchísimas enfermedades, estaba siempre mal y era muy enfermizo, muy antisocial, me apartaba de todo el mundo, también por miedo a contagiarme de más cosas –ya tenía bastantes-. Nací débil, ¡muy débil, muy débil! En un mundo así te puedes imaginar lo que eso significa, ¿no? Me desheredaron de la familia y me exiliaron a otro lugar.

Laura: ¿Por qué motivo?

Adiron-El: Porque no era lo suficientemente bueno para luchar y en el reino necesitaban hombres que fueran guerreros.

Laura: ¿Cómo te sentiste cuando hicieron eso?

Adiron-El: Yo era muy pequeño, yo era muy pequeño, prácticamente que no razonaba, pero sí fue duro para mí enterarme de eso, ¿no? En un lugar donde viví me exiliaron, de alguna manera tenían tratos con comercios, no sé, con algún reino y me enviaron allí y me… Prácticamente me vendieron, porque me vendieron prácticamente como esclavo, porque estuve haciendo trabajos forzados como esclavo toda, toda… Bueno, se suponía que toda mi vida, ¿no? Estuve allí, limpiaba todo en los palacios, en las casas en la región y a cambio lo único que me daban era de comer. Y me trataban mal, muchas veces tenía que estar –en horas vuestras, ¿vale? Las horas no son las mismas ni tienen nada que ver-, pero digamos que a veces no dormía, me tenía que estar hasta las 3, hasta las 4 o hasta las 5 de la madrugada trabajando y al día siguiente me tenía que despertar a las 6, póntelo ¿vale? Son horarios vuestros.

Laura: Ajá.

Adiron-El: Vamos que no me daba tiempo ni a descansar, media hora, una hora, algunas veces de lo explotado que estaba y evidentemente eso caía en que enfermaba otra vez, ¿no? Y enfermaba una y otra vez, pero cuando enfermaba me daban tratamiento médico los médicos del palacio, pero no me daban reposo, sino que yo tenía que seguir trabajando como esclavo, ¿no? Fue muy duro para mí, porque no te puedes imaginar estar realmente enfermo y tener que estar trabajando constantemente a todo gas sin poder descansar más de media hora en todo el día.

Laura: Sí.

Adiron-El: Había días que ni comía porque no me encontraba bien y poco a poco fui perdiendo peso y peligraba mi salud y me ponía cada vez peor. Fue muy duro, muy duro, fue una vida realmente dura en todo esto. Yo me preguntaba en ese momento, yo me preguntaba que quién era, ¿no? ¿Quién soy yo? O sea, ¿qué hago aquí? ¿Por qué estoy haciendo esto y quién soy yo? ¿No? No entendía mi cometido, digamos, en la vida, ¿para qué estoy aquí? Soy nadie, si mañana muriera de una enfermedad es que nadie me echaría de menos y nadie me necesitaría para nada, ¿no? Bueno, es lo que pensaba. A favor mío, los problemas de salud muchas veces lo que generaban era lastima por parte de algunos, que a veces me decían: mira, no me limpies, ¡vete! ¡Descansa! ¡No te encuentras bien! Y yo no me lo pensaba dos veces, yo me iba a descansar. No, no podía elegir, cuando tu cuerpo está así no puedes hacer nada más. Había veces que me dormía cuando estaba limpiando cualquier mueble, me caía por el suelo y me quedaba durmiendo. Era algo especialmente salvaje porque las condiciones en las que estábamos todos los que estábamos ahí eran infrahumanas, pero también es verdad que la mayor parte de la gente que estaba no era tan enfermiza ni tan débil, sino que estaban ahí por otros motivos. Muchos se habían labrado una enemistad en un pueblo y los habían tenido que exiliar, prácticamente exiliar me refiero a vender como esclavos porque es lo que éramos al final. A mi favor y, como digo, con tantísima lástima que inspiraba por estar siempre enfermo –de hecho las asistencias médicas del palacio no daban abasto-. Yo, es decir, yo dormía en el palacio, yo tenía mi lugar en el palacio, pero en un trastero que había en la parte del sótano. Es decir, no te imagines que yo dormía en un palacio con las comodidades y lujos de un palacio…

Laura: Me imagino.

Adiron-El: Yo dormía en un pequeño trastero donde no llegaba ni la luz del Sol y ahí estábamos metidos cuatro o cinco personas ahí dentro, eso era tremendo y yo como te decía a raíz de mis enfermedades desperté muchísimas lástimas y gané aliados también.

Laura: Mejor para ti.

Adiron-El: Sí, hubo una aliada que me salvaría la vida. Bueno, a ver, yo crecí ahí, a mí me exiliaron cuando yo tenía aproximadamente unos tres años, ¿qué me podía yo cuestionar? ¿No? No me podía yo cuestionar nada. En cambio cuando yo -pues estuve ahí muchos años y yo ya tenía, digamos, un poco de conciencia- tenía nueve, diez años, ¿no? Y me cuestionaba: ¿Qué pasa aquí? Nueve, diez años, once. Por ahí. Y yo me labré una amistad con una niña del poblado que pertenecía a la nobleza, es decir, que iba a tener problemas porque yo no podía estar hablando con ella porque yo debía estar limpiándole los zapatos, ¿me entiendes? Yo era un don nadie. Pero ella me tenía muchísima lástima y muchas veces venía a visitarme al pequeño trastero, me regalaba cosas, cosas útiles para mi bien, para estar mejor, ¿no?

Laura: Se preocupaba por ti.

Adiron-El: Sí, y a veces yo iba a otro lugar a otra casa e íbamos andando juntos, pero siempre había que vigilar de que no nos vieran. Para mí fue mi luz en ese momento, en esa estancia, fue mi luz, ella era la que me iluminaba, ella era la que me enseñó a… Ella era la que me hizo resistir, ¿no? A todo eso. Me enamoré perdidamente de ella durante mi infancia, durante la primera adolescencia y sabía que nada podía pasar porque era literalmente imposible, pero ella estaba tan pendiente de mí, pero tanto que yo pensaba: ¿Por qué? Y suspiraba por ella y no lo lograba entender, no lo lograba entender…

Laura: ¿Le preguntaste?

Adiron-El: Sí, le pregunté:

-Si yo soy un fracasado, ¿por qué…? Soy un don nadie, soy un fracasado, aquí me ves, ¿qué quieres de mí?

Me decía:

-Amo tu pureza de corazón, porque sé que serías incapaz, incapaz, de blandir una espada para hacerle daño a nadie, sé que serías incapaz de hacerlo. Porque sé que eres puro, sé que estarás mal, estarás enfermo, estarás débil, estarás sucio, pero tu alma es noble y si tú estuvieras bien nunca empuñarías una espada para hacer daño a nadie, lo sé, lo siento, lo veo, lo noto así.

Y yo un día no me pude aguantar y le cogí de la mano y le dije:

-Yo te quiero –y se lo dije sin más-.

No pude contenerme, yo no podía aguantar más.

Laura: ¿Y cómo reaccionó?

Adiron-El: Ella se queda paradísima, muy parada. Y, de repente, me suelta y se va corriendo. Y yo que no lo entendía. Tal vez mi error fue el no perseguirla, pero quise darle su espacio y me fui a continuar con mis tareas, bastante tenía ya. Ella se sabía todas mis rutinas, en qué casa, en qué habitación estaba en cada momento. Era mi luz, era mi guía. Ella se lo sabía todo porque llevábamos mucho tiempo juntos hablando y, poco a poco, fue conociendo mi rutina. Recuerdo que ella de repente se cuela -no entra por la puerta-, se cuela en la casa en la que yo estaba limpiando en ese momento, se cuela por una pequeña rendija, bueno, ella era pequeña y escurridiza, supongo que un poco traviesa para pertenecer a la nobleza, ¿no? Porque… No sé, se cuela y entra donde estoy yo y de repente la veo y digo:

-Pero, pero, pero… ¿¡Qué haces aquí!? ¿Qué haces aquí Lira?

No, es que no lo entendía qué hacía dentro. Me dice:

-Me habías dejado parada antes con lo que me has dicho.

Laura: Ella supongo que no se lo esperaría.

Adiron-El: No. Yo me pongo… Me ruborizo en ese momento y le digo:

-Bueno, bueno, yo tengo que seguir con mis tareas.

Y me dice:

-No digas nada, yo siento lo mismo por ti, pero es imposible que pase nada entre nosotros y ya sabes por qué. Mis padres no lo aprobarían jamás eso.

Yo le dije:

-No, no, claro, ya lo sé. Fui un tonto al decirte nada, eso yo ya lo sé.

-Pero podemos ser muy buenos amigos, ¿sí?

-Sí, sí, claro, sí.

Y no era lo que yo quería, ¿no? Pero seguramente que me conformaba, seguramente que me conformaba… Crecíamos, pero ella no tenía ningún tipo de relación con ningún chico. Un día me viene y me dice –dos años más tarde de lo que he contado, ella tendría trece años en ese entonces-, me dice:

-¿Sabes? Estoy prometida.

Me quedo:

-¡Cómo!

-Mis padres me han prometido con un hombre, él casi me dobla la edad, tiene un pequeño ejército a sus órdenes, se ve que es muy hábil con la espada, muy hábil y, ¿sabes? Tengo que ir con él. Yo te quiero a ti, pero no puedo pasarme la vida esperando a alguien que nunca va a poder estar conmigo, tengo que hacer mi vida y él… Lo admiro, es un hombre muy fuerte.

-Ya, claro. Sí, sí, sí. Bueno, tengo que terminar esto, hablamos en otro momento.

Se acerca a mí y me susurra al oído:

-Pero te quiero a ti.

Y se marcha. Yo estaba mal, me puse enfermo, estuve enfermo durante un tiempo y tuve una pequeña visión, un pequeño sueño. Soñaba que yo sacaba una espada y hábilmente vencía a su prometido. Y que entonces ella iba corriendo a mí. Cuando yo me despierto me doy cuenta de que eso es totalmente imposible y absurdo. Entonces me hago una promesa firmemente de que tengo que empezar a saber utilizar la espada.

Un día voy a visitar a mi… dueño –no sé cómo decirlo-:

-¿Qué hago yo aquí? ¿Por qué estoy aquí?

Me dice:

-Estás aquí porque eres débil, estás aquí porque tu familia no te quiso.

-¿Por qué no me quiso?

-No te quiso porque eras débil, porque no sabías manejar una espada. Necesitaban guerreros, tú no podías ser uno.

Me afectó muchísimo cuando me dijo eso, me dejó prácticamente helado. Toda, toda, toda mi familia había repudiado de mí porque no era capaz de coger una espada. Por primera vez, en vez de hacerme la víctima, me hice el fuerte. Intenté aprender con la espada, pero, ¿cuándo? Si me pasaba el día…

Laura: Limpiando.

Adiron-El: Sí. Me hice el enfermo. Me hice el enfermo e intenté evadir al doctor, le dije:

-No, no, no. Se me pasará descansando.

Me escapé, le robé una espada al herrero y yo no podía casi ni levantarla. Doy dos golpes y me caigo al suelo, entonces –de repente- me ve alguien, yo me asusto mucho porque pensaba que me delataría y me dice:

-Oye chico, te veo con muchas ganas de aprender, yo puedo enseñarte, puedo enseñarte y serás libre. Serás libre y no te hará falta estar aquí más metido en este antro teniendo que trabajar suciamente para estos, para esta gentuza. Yo voy a enseñarte, no te preocupes, no voy a decir nada, tú seguirás con tus labores, pero de vez en cuando quiero verte. Sacrificaba muchas veces yo momentos de sueño para ir a verlo, él no le importaba si era de madrugada, a cualquier hora, él estaba encantado. Algo quería y buscaba a su favor, pero yo no sabía el qué, solo sé que yo quería aprender. Aprendí, me hice fuerte, hice ejercicios, pude manejar la espada. Cambié bastante, quería impresionar a Lira por encima de todo. Pasaron varios meses hasta que más o menos sabía luchar con la espada.

Laura: ¿Y qué sucede?

Adiron-El: Sí, sucede que este señor que me enseña, él tenía muchísimas ganas de tener un discípulo al que poder enseñar, tenía muchísimas ganas porque él quería participar en un campeonato en el que participaban los maestros y sus discípulos y había una suma de dinero bastante, bastante atractiva. Y la gente que iba… No iba gente de mucha habilidad, pensaba que hasta podríamos ganar. Bueno, lo celebraban en las afueras, en un pequeño escenario parecido a vuestros coliseos. Yo era un absoluto patoso y aun habiendo aprendido cometí un error en uno de los combates que me costó que me hicieran una herida muy, muy grande en el brazo, muy grande. Entonces el hombre este, que se había encariñado conmigo al final -por estar tanto tiempo juntos-, me dijo:

-No me importa si ganamos o perdemos, pero tu brazo lo tenemos que recuperar. Me lo curó. Al día siguiente veo a Lira y me ve con la venda y me dice:

-¿Qué te ha pasado?

Y le digo:

-Bueno, eh… Problemas con el trabajo.

-¿Cómo te puedes hacer eso limpiando?

-No sé, bueno.

Notaba que le escondía algo. Yo me había notado que me había hecho más fuerte y enfermaba menos también. Seguramente la lástima que sentía por mí se empezó a difuminar, pero empezó a sentir algún tipo de admiración hacia mi persona, ¿no? Una persona que ha salido del pozo para hacerse fuerte. Si yo ya sabía luchar, nada me ataba a ese trabajo, podría dejarlo en cualquier momento y dedicarme a ganarme la vida con la espada, prácticamente como hace cualquiera en ese mundo, pero algo me tenía enlazado a ese trabajo, seguramente era Lira. No quería dejar de verla, así que continuaba en él. Entonces, un día reto a un hombre del pueblo a luchar, llamo a Lira, comienzo a luchar con él para que ella me vea y vea lo bueno que soy. El otro tampoco tenía mucha idea de usar la espada, se suponía que era un combate amistoso, yo saco la espada y le hago daño en una pierna, pero bastante, bastante fuerte porque el hombre no puede volver a caminar más. Pero yo me sentía mal, lo hice sin querer. Cuando me ve Lira le digo:

-¿Ves? Yo soy fuerte.

-¡Yo no quiero que seas fuerte tonto! Te amaba porque pensaba que eras incapaz de hacer daño a nadie, ahora veo que me equivocaba y que eres igual que todos los otros hombres.

Y se fue a llorar, yo pensaba: ¡Qué tonto he sido! Lancé la espada y me fui corriendo a por ella. ¡Qué tonto fui! Cometí un error muy grande. Recuerdo, era todo oscuro, ella lloraba y tuvimos una bonita conversación a la luz de las estrellas. Yo le miré a los ojos y le dije:

-Todo esto lo he hecho por ti, sé que me he equivocado, pero me he superado a mí mismo y, es verdad, no están hechas para mí las espadas, odio hacer daño a nadie, pero a quien te amo es a ti y me siento seguro de mí mismo como no me he sentido antes y creo que puedo hacerte feliz y me da igual que tus padres nunca lo vayan a consentir, pero yo seguiré amándote, eso no va a cambiar.

Ella se quedó muy impresionada, nos besamos bajo las estrellas y cuatro días más tarde me dijo:

-Vamos a marcharnos porque quiero pasar mi vida contigo, pero tenemos que huir de mis padres, sino no podremos. Llevo debatiéndome con esta idea muchos años ya. Tú llevas una espada, me puedes proteger.

-¡Sí, claro!, -pero yo tenía inseguridad, ¿no?-.

No se lo dije, pero yo tenía inseguridad, no era tan bueno con la espada, tal vez ella me sobrevaloró. Nos marchamos del pueblo, nos escondimos lejos, muy lejos. Tuvimos una aventura amorosa tremenda, que fue seguramente lo que mejor me pasó en toda mi vida. Me sentí amado, fui correspondido. Cuando manteníamos relaciones sexuales me sentía el hombre más afortunado del mundo. Pero todo termina cuando nos asaltan dos hombres y la cogen a ella como rehén y de dicen:

-¡Dame todo lo que llevas!

Y yo intento pelear, pero no era tan fuerte, ¡no lo era! Nunca lo había sido. En esa lucha me cortaron directamente la cabeza, ¡me cortaron la cabeza! Y abusaron sexualmente de ella y luego la mataron, pero eso ya lo veía impotentemente desde el plano espiritual.

Laura: Al menos intentaste, ¿no? Luchar.

Adiron-El: Sí, y fíjate lo que te voy a decir, seguramente los engramas, el embotellamiento mental que yo le transmito no se lo transmito de los engramas de la fase final de cuando yo desencarno, de cuando… Seguramente se los transmito de cuando yo soy pequeño y tengo que estar trabajando y trabajando y trabajando y recuerdo tener un embotellamiento mental tremendo, no saber por qué estaba ahí, qué estaba haciendo, ¡por qué! ¡Cuándo! ¡Cómo! ¡Qué tenía que hacer! Y todo el día trabajando y yo enfermo, enfermo y enfermo y pasé una fase muy mala, ¡muy mala! ¡Muy mala! ¡Muy mala! Muy mala, en la que todo remontó cuando conocía a Lira. Empecé a enamorarme de ella y ella fui mi luz que me guió, me hizo ser más fuerte, me hizo estar mejor de salud, nunca estuve bien, pero de alguna manera estuve más fuerte, era más seguro. Esa fue la mejor etapa de mi vida, pero la etapa anterior, cuando no tenía nadie y estaba solo lo pasé realmente mal, fue un embotellamiento mental tremendo.

Y bueno y te dejo ya porque he dejado bastante carga al receptáculo.

Laura: De acuerdo.

 

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Sobre Raúl Caballero 552 artículos
Especialista en Psicología Transpersonal y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual. Más de 15 años de experiencia en el campo de la mente humana y en el campo esotérico y la mediumnidad.