12/03/19
De: Raúl Caballero
Comenzó exponiendo brevemente qué es la Mente Reactiva Inconstante. Habla de la importancia de ser responsables, establecer correctamente la escala de prioridades.
Hoy me gustaría hablar de otra mente reactiva, que es justamente la “mente reactiva inconstante”.
La “mente reactiva inconstante” hace perder a la persona capacidad de análisis. Hace que la persona se centre en temas momentáneos y no en temas que verdaderamente puedan resultar útiles. De repente tienes una idea, un proyecto, una tarea, algo que uno quiere realizar y de golpe te olvidas, te olvidas, y comienzas a divagar. Ves un nuevo tema y te ocupas del nuevo tema de forma caótica, de forma desordenada, porque la “mente reactiva inconstante” que viene precisamente la palabra se denomina así precisamente porque no tiene constancia, hace a la persona desordenada, caótica. Y tiene una determinada actividad y no la hace; tiene un determinado proyecto y comienza a hacerlo y de a mitad le surge una nueva tarea y la deja y se va a otra tarea y va haciendo curvas de un lado a otro, nunca va en línea recta hacia el objetivo. Ahora de golpe me voy a un sitio, me voy a otro, ahora hago esto, ahora hago el otro. Y al final del día llega el momento y la tarea original se quedó sin hacer porque establecimos otras prioridades en el momento. Se olvida, la persona se olvida, porque la “mente reactiva inconstante” genera pequeños lapsos de amnesia. Hace que la persona ya no se acuerde, o sí, pero no se quiere acordar de la tarea que tenía en mente originalmente. ¿Y entonces qué? Esto puede suceder también para con terceros; de repente hacemos una promesa, hacemos una promesa con una persona “Sí, mañana te ayudaré, a tal lugar, en tal sitio” y de golpe surge algo nuevo y la “mente reactiva inconstante” hace que se centre en otra cosa, en otra cosa. ¿Y entonces qué hacemos? Faltamos a nuestra palabra, faltamos la promesa. Y de golpe quedamos mal con el otro. ¿Y por qué quedamos mal con el otro? Quedamos mal con el otro porque nos olvidamos de acudir a la cita. Nos olvidamos o no, voluntaria o involuntariamente, o entendemos que hay otra cosa que es más urgente o más prioritaria. ¿Y entonces qué? No establecemos de forma correcta nuestras prioridades. Y a veces no faltas la palabra con el otro, faltas tu propia promesa: “No pero tengo que hacer esto, tengo que terminar esto”; sucede mucho en los estudios: “No, tengo que estudiar” y de golpe surge cualquier cosa: “No bueno pero es que era más importante dialogar con mi madre, o es que era más importante atender a la vecina, era más importante ocuparme de la cocina”. Sí, bueno, y la tarea original ¿qué? porque entonces estás faltándote a la promesa a tí mismo o a tí misma, no sé si se entiende? Y esto es lo que hace la “mente reactiva inconstante”. Genera un maremoto en la persona de cambios, de situaciones, de intereses y de desintereses; la persona divaga y termina haciendo cosas porque es verdad, la persona desordenada también termina haciendo cosas, las hace de forma desordenada pero las hace. Al final del día suma lo que hace la persona: va haciendo una tarea, otra, esto, lo otro. Sí, pero lo original no lo hizo. Se dispersó. Y muchísima gente es presa de esa mente reactiva inconstante, la gran mayoría, la gran mayoría, aunque una persona ordenada y de fuertes convicciones, una persona que tiene muy claras sus prioridades no va a ser presa.
Eso quería decir nada más. ¡Gracias!