10/02/15
De: Raúl Caballero
Se explica que, en función del entorno y de la comprensión de las personas, en una conversación merece más la pena no dar una opinión para evitar un comportamiento hostil de la otra parte.
El otro día conversaba con Fer y le contaba mi último viaje para navidad para ver a la familia y yo le decía, en ese contexto yo normalmente siempre estoy callado. Prácticamente nunca doy mis opiniones, ¿por qué? me preguntaba él. Algunos que me escucháis diréis. Si siempre hablas que hay que intentar ser uno mismo ¿por qué? Bien, es muy sencillo, porque en ocasiones no merece la pena discutir. En ocasiones la mejor respuesta es un silencio. El silencio, la mejor respuesta.
Hay gente que busca discutir y cuando hablo discutir no me refiero a un debate más o menos acalorado donde cada una de las partes expone sus opiniones sobre un tema, sino que hablo de cuando entra la mente reactiva en juego.
Yo siempre digo dos partes no discuten si uno no quiere. Pero a veces en nuestro afán porque los demás conozcan cómo somos, podemos dar constantemente nuestras opiniones a temas totalmente enfrentados. ¿Qué quiero decir con todo esto? Quiero decir que creo en el debate, amo el debate, me encanta debatir con gente. La gente que está en mi entorno lo sabe pero odio las discusiones, odio cuando entra la mente reactiva en juego. Esas cosas creo que quedan en el pasado, no me atraen las discusiones, no me atraen las luchas, no me atraen las luchas de poder a ver quién tiene razón. Son cosas que las veo, no sé, poco importantes, poco importantes. ¿Qué quiere decir? Si tú estás en una conversación con distintas personas y éstas personas comienzan a hablar de determinado tema y tú sabes que tú opinión es radicalmente opuesta a esas maneras de pensar y sabes que los demás son reactivos o tienden a dejarse manipular por la mente reactiva. Creo que, en ese momento, dar tu opinión, más que ayudar a que los otros conozcan puntos de vista distintos y que los contemplen, como en ese momento no están receptivos porque solo van a querer tener la razón, se va a producir un ambiente hostil y en ese ambiente hostil tú no vas a estar cómodo. Por lo tanto opino que la mejor manera es mantenernos al margen. Podemos mantener nuestra opinión y podemos darla si nos preguntan, ¿Por qué no? Yo no soy hipócrita. Si me preguntan, respondo con mi opinión no con la opinión que ellos quieren escuchar, pero no es engañar no responder, no hablar, no es hipócrita la persona que no opina, en muchas oportunidades me ha parecido que mantenerse al margen de un conflicto es comportarse de manera tibia, como aquel que no se moja, aquel que no se juega, ¿no? Aquél que manteniéndose al margen no solo no soluciona la situación sino que la empeora.
En ocasiones opino lo contrario, en ocasiones opino que si no hay conflicto, en ocasiones es mejor no hablar para no generarlo. Tenemos que entender que hay gente que no está preparada para escuchar determinadas cosas, hay gente que no está preparada para escuchar o para entender determinadas ideas, determinadas opiniones.
Entonces lo respetamos. Es respeto también entender hasta dónde puede llegar el otro. Es respeto también hasta dónde puede llegar la mente reactiva del otro y la mente analítica del otro. Si uno sabe que la mente analítica no está preparada para enfrentar a la mente reactiva y que por lo tanto no va a entender lo que le vamos a tratar de explicar, no merece la pena que lo intentemos. Y siempre digo que está bien que intentemos las cosas pero si ese intento va a provocar un choque, yo siempre digo que intentemos evitar los problemas. Y me parece que una manera de evitarlos es comprender hasta donde llega la persona o las personas que estamos hablando. Comprender hasta donde llegan. Tienen un techo, como todos lo tenemos, aunque cada uno a una altura y respetar. El respeto es lo más importante. Si respetamos dónde pueden llegar los demás, realmente nos estamos respetando a nosotros mismos también. Pues de lo contrario, si generáramos un ambiente hostil, nosotros seriamos los primeros en no estar cómodos y hubiera sido un acto hostil contra nosotros también. Y siempre lo digo lo importante que es respetarnos a nosotros mismo primero para después poder respetar a los otros. Y en este caso concreto creo que el respeto hacia nosotros mismos es fundamental pero creo que el respeto por el otro se basa en entender ese límite que tiene. Y creo que es clave para evitar discusiones, para evitar conflictos.
Porque a la gente constantemente le gusta discutir. Porque la gente o mejor dicho, porque la mente reactiva de la gente constantemente busca tener razón en todo. Y no siempre podemos llevarles la contraria porque el ego no lo va a permitir. El ego de la otra persona digo. Por eso como siempre hay que enseñar los dos extremos y tratar de unirlos para encontrar el equilibrio. He enseñado en muchas oportunidades que hay que intentar ir de frente, conversar las cosas, dialogarlas, no tener miedo a jugarse, dar una opinión pero también tengo que ensenar, hoy por lo menos, a cuando tienes que callar, a cuando no se tiene que ser un bocaza, ¿no? Como se dice coloquialmente. A cuando uno tiene que saber reservarse sus opiniones, reservarse su manera de pensar porque la otra persona no está preparada para escucharlo. De esa manera tenemos que saber cuándo hablar, cuándo no, en función de la situación. No todo es, bueno lo cuento todo, porque si lo cuentas todo vas a abrir muchos conflictos. He tenido muchísima gente, muchísimos consultantes pero muchísimos, que me han venido diciéndome que tienen tal o cual problema con determinada problema a raya de decirle una opinión en un momento dado y yo le digo: ¿por qué lo hiciste? y me contesta: pero si me lo dijiste tú que tengo que decir la verdad, que no tengo que tener miedo a dar mi opinión. Y yo le digo: bueno pero en esto que es algo superficial, en esto que es una tontería, que no es importante realmente y que sabes que la otra persona con su mente reactiva no se lo va a tomar bien, no hace falta que le des tu opinión si no te la pide, ¿por qué hablas si la otra persona no te pide opinión? Es generar un conflicto hostil que tú ya sabías que se iba a generar. Así como hay gente que cuenta todo el tema espiritual a gente que no está abierta de mente o no está preparada. Y luego me vienen a consulta: bueno, se lo conté a tal y ha reaccionado muy negativamente. Yo le digo: bueno, yo no te dije que lo cuentes todo.
Pero yo di mi opinión sobre un tema, sobre un enigma.
Yo le digo: bueno si pensabas que lo podían entender todos podemos equivocarnos pero si ya sabías que esa gente no lo iba a entender, pudiste habértelo ahorrado, porque has provocado un conflicto innecesario.
Son ejemplos, ejemplos de lo que intento dar a entender. Yo ya tengo la lección aprendida. Sobre política y sobre religión siempre intento no hablar. Con casi nadie, con contadas personas porque sé que son temas que dividen opiniones, que dividen a la comunidad y con la que nunca vas a estar de acuerdo. Es imposible que todos estén de acuerdo en el planeta en política o en religión. Es por eso que conviene más respetar todos los frentes políticos que pueda tener las personas que al fin y al cabo, nadie tiene la razón absoluta de nada, de nada. Así como respetar todas las creencias y religiones, ya que insisto, nadie tiene la verdad absoluta de nada.
Por eso sobre estos temas no hablo pero suponte que estás hablando con una persona muy superficial y sale un tema muy superficial y se te ocurre una respuesta más o menos profunda, más o menos reflexiva, sabes que la otra persona no la va a entender y sabes que por los prejuicios de la otra persona va a ponerse a la defensiva porque va a pensar que tú le estas atando. Más vale evitar esos entornos hostiles. Por eso digo como conclusión final lo que he estado diciendo en todo este momento. Lo importante que es saber, cuándo y con quién puedes conversar y cuándo y con quién debes callar y/o solo conversar sobre temas superficiales. Esto también entraría en el confiar porque yo siempre he dicho confía en el otro pero lamentablemente no puedes confiar con todo el mundo y tienes que saber constantemente con quien puedes confiar temas íntimos y con quien tienes que callar.
Se aplica a la misma ley, se aplica la misma norma para una cosa que para la otra. Para lo que he estado explicando como para el tema de la confianza. Pero el tema de la confianza da para otro momento. Gracias por escucharme.