La responsabilidad

Psicointegración en la que se trató el tema de la responsabilidad para no depender de los demás, no depender de la aprobación de las otras personas, sino depender nuestra propia aprobación, de hacer las cosas por uno mismo, de que todos tenemos la llave para vencer al ego, de no culpabilizar a otros en vez de responsabilizarse de nuestros actos, optar por uno mismo, de asumir nuestras responsabilidades, de no caer en dar el poder a los demás sino dárnoslo a nosotros mismos.

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Lo primero y lo principal que hay que tener siempre en cuenta, es que los demás no tienen poder sobre nosotros. El único que tiene poder sobre nosotros es uno mismo. El poder se lo da uno directamente a los demás para que éste nos hiera, para que éste nos llene de satisfacción. Para ello voy a poner un ejemplo: un entrenador dice a los jugadores de un determinado equipo que lo han hecho muy bien.

Entre los jugadores va a haber personas que directamente van a dejarse afectar positivamente pero en verdad negativamente y van a pensar, ¡Oh! Si me lo ha dicho el entrenador capaz que valgo mucho. Y otros que van a decir, ya se que he actuado bien, ya se que he jugado bien. Otros que directamente dirán, yo no me lo merezco.

Aquí tenemos las tres partes. La primera parte que sería la parte de depender de los demás igual que la tercera parte. Bien. La parte equilibrada la segunda, la parte equilibrada es cuando uno directamente, piensa y dice, bueno, yo se que lo he hecho bien y no preciso de que los demás me lo digan, no preciso que los demás me palmeen la espalda y me digan, muy bien, lo has hecho bien, sino que directamente yo ya se que lo he hecho bien y no preciso de la aprobación de terceras personas, sino que, necesito de la aprobación de mi mismo.

Las otras dos partes son negativas porque tiene que ver con la baja estima. La primera porque uno piensa que no vale ya directamente nada y ya automáticamente puede llegar a decir: como el otro me dice que valgo, ya valgo, ¿por qué?

Porque yo no tengo el poder para tener una estima alta como para decir, yo valgo sin la necesidad de que los demás me lo digan y con la tercera directamente tiene un rol de víctima tan avanzado, que es como que, no quieren asumir la responsabilidad de poder decir, vale, lo he hecho bien, ni por ellos mismos ni por los demás. Sino que directamente piensan que lo han hecho mal aunque haya hecho una enorme proeza. Si bien la primera es, no dar el poder a los demás, sino darse el poder uno si mismo.

También algo que es muy importante es tener la fuerza interior de cada uno para decir, esto lo estoy haciendo por mí, no lo estoy haciendo por otro. Porque también sabemos que lo importante es que uno lo haga por si mismo, para si mismo y esto no es egocentrismo, esto es egoísmo y egoísmo es pensar en uno mismo y eso esta bien. Entonces uno debe tener la base de hacerlo por uno mismo por avanzar uno mismo, por auto superarse uno mismo, nunca por superar al otro.

Entonces, también algo que es muy importante es saber de que todos tenemos la llave para superar todos los roles del ego. Todos tenemos la llave. Porque si bien todos somos completamente diferentes unos de otros, todos somos iguales porque todos somos únicos y todos valemos por igual, y si uno puede, todos pueden. Si uno ha podido, todos han de poder, por lo tanto la llave esta ahí. El tema es encontrar esa llave, que a veces los engramas, o, a veces directamente el ego hacen que no se pueda ver esa llave para superar el ego.

Esa es la faceta más grande que tiene el ego. Es directamente, ocultarse detrás de uno mismo para que así no vea esa persona, ese rol del ego que esta teniendo. Pero el rol del ego no es independiente de la persona sino que es dependiente, es decir, depende de la persona. Es la persona el que da poder a ese rol del ego.

El rol de ego no es más que una faceta de la persona y todos tenemos muchas facetas diferentes, son facetas del ego. Puede haber una faceta directamente de inquisidor, una faceta directamente de víctima, una faceta directamente ya de culpa, entonces vamos a ver, directamente el inquisidor puede atacar al otro. Tú tienes la culpa en todo lo sucedido, y esa persona que está directamente atacando a la otra.

Directamente como decretándolo todo, esta persona ya directamente no está asumiendo la responsabilidad ella misma, la persona que tiene rol de víctima, puede hacerlo de dos maneras. Uno es: Tú tienes la culpa de que a mí me haya pasado esto, si a mí me pasa algo, la culpa será tuya porque mira como estoy. O directamente el rol de víctima sutil, en que directamente: ¡Oh! Yo me aparto para no molestar, no quiero estar aquí, yo no merezco, y bla, bla, bla, entonces empieza a enroscarse.

Esto tampoco está asumiendo la propia responsabilidad uno mismo porque se está culpabilizando no se está responsabilizando del hecho. En algunas ocasiones, incluso esas personas con rol de víctima, se responsabilizan o más bien dicho, se culpabilizan a sí mismos hasta un punto en que a lo mejor ni tienen responsabilidad a lo mejor. Capaz que la responsabilidad incluso es de otro. Y ellos directamente se manchan con la culpa.

¿Qué hay que hacer para evitar que directamente enroscarse en un rol de víctima o para no asumir responsabilidades? Entender que cada uno tenemos libre albedrío y como tenemos libre albedrío, tenemos que optar. Y el optar puede haber mil y un problemas. Podemos tener dos caminos y elegir el erróneo. Pero eso no da motivos para luego culpabilizarse a uno o culpabilizar al otro. La culpa es del otro que me ha aconsejado y me ha hecho optar un camino errado. ¡NO! Porque la última palabra la tiene la persona, que es quien opta.

No podemos depender de que los otros opten por nosotros. Debemos directamente optar nosotros pero está bien pedir orientación y consejo a los demás.
Yo puedo pedir orientación o consejo a una persona sabia sobre un tema pero la última palabra la voy a tener yo. Si yo opto por hacer lo que la otra persona me dijo luego lo que no puedo decir es: la culpa es suya porque me dijo que debía hacer esto. No, no, no, porque la otra persona es falible y se puede equivocar. Y la responsabilidad es de uno que es quien tomo la decisión. Así que, las decisiones hay que tomarlas para uno mismo, para sentirse bien uno mismo. Tampoco hay que hacer caso a la otra persona, porque la otra persona te diga: lo mejor es que hagas determinada acción o porque pensemos que la otra persona sepa más o nos lo diga.

Tenemos que hacer lo que nosotros creamos que tenemos que hacer para sentirnos bien con nosotros mismos, con nuestro interior
Nunca debemos hacer algo para agradar a otro, o para que el otro esté contento. Porque entonces estamos haciendo lo que el ego quiere que hagamos. Lo que tenemos que hacer es directamente lo que nosotros creemos que es mejor. Y si luego falla, no culpabilizar al otro. Culpabilizarse al otro o a uno mismo es directamente una faceta de ego total. Sino tomad la responsabilidad y decid: bueno me equivoque, tomo el otro camino, no pasa nada. Deshago el camino andado y tomo el otro.

Y eso es aquí, y en todo lugar, en todo momento con toda acción.
Siempre que haya que optar se tiene que hacer desde el corazón. Desde lo que uno cree que es lo mejor. De esta manera evitaremos las cargas de conciencia. Tendremos siempre la conciencia tranquila, de que hemos hecho lo que nosotros hemos querido, lo que nosotros creíamos que era mejor.

Y luego se va a producir una carga de conciencia si la persona se va a auto culpabilizar, pero capaz que no tendría que haber hecho esto, que tendría que haber hecho lo otro, soy un inútil, no sé ni elegir, no, no, no. No entremos en esa tontería porque eso es enroscarse en uno mismo.

Sino que, en vez de lamentarnos, debemos levantarnos y tomar el otro camino. Que al fin y al cabo era lo más importante que debíamos hacer. Si nos quedamos a culpabilizarnos a nosotros mismos o culpabilizar al otro. Ahí ya estamos perdiendo el tiempo.

El tiempo se tiene que aprovechar hasta el último segundo de la encarnación, hasta el último nanosegundo de la existencia. Hay que aprovecharlo. Esto no quiere decir encarcelarse en uno y directamente hacer todo ya con un horario marcado, o no descansar cinco minutos porque estoy perdiendo el tiempo. No porque en ese momento ya se está haciendo algo, se está descansando.

Es decir, con no perder el tiempo me refiero, a no dar cabida a roles de ego. En el único momento en que estamos perdiendo el tiempo en nuestra vida, es cuando estamos en ego. Ahí sí estamos perdiendo el tiempo, no cuando estamos parados. Sino cuando estamos haciendo caso al ego y estamos culpabilizándonos, culpabilizando al otro. Entonces lo más importante es asumir nuestras propias responsabilidades.

Las nuestras. Porque la responsabilidad que uno se toma para consigo mismo es la auténtica responsabilidad porque luego la persona se siente bien, sin cargos de conciencia, sabe que la persona está siendo responsable, y responsable no solamente con las acciones de optar, sino también con el trabajo o con cualquier decisión de la vida, o que no sea decisión, algo que se hace.

Todo esto, uno ha de saber, que lo ha hecho la persona, no lo ha hecho nosotros por la persona. Entonces es la persona misma la que tiene que aprender a decidir, esto lo he hecho yo. Si esto está bien, no voy a caer en halagos de los demás, en halagos traicioneros, no, no, no, lo has hecho bien, te felicito, no, no, no, porque la persona como sabe que es responsable de lo que ha hecho, sabe que lo que ha hecho bien, lo ha hecho por ella misma y no le debe nada a nadie. Y además, los demás tampoco le deben un palmeo en la espalda.

Entonces no precisa de ningún tipo de halago, porque sabe lo que vale, tiene una autoestima bien diseñada, bien definida, no precisa de que los demás le digan lo bueno y lo malo. Pasa lo mismo para la otra parte, tampoco precisa de que la persona le diga los errores, por supuesto que si una persona le dice los errores a la otra eso es un punto a favor para quien los recibe. No lo debe de tomar a mal. Lo debe de tomar como un acto para aprender, si lo considera que debe aprender de ello y sino no. Si considera que lo está haciendo bien directamente esto no lo toma. Pero jamás tomadlo como una culpa del otro sino, tomadlo como responsabilidad de uno.

Yo cambio porque creo que tengo que cambiar, el otro lo que ha hecho ha sido abrirme los ojos pero he sido yo el que lo he visto, he sido yo el que he mirado.
Entonces, tengo que ser yo el que me mueva para solucionar el acto y si no lo logro, es un hecho mío.

Soy el responsable de no haberlo logrado. Y si lo logro, también soy el responsable de haberlo logrado. No los demás me deben nada, ningún palmeo, ni tampoco ninguna culpa, ni ningún error.

He hecho todo lo que he podido. Si las otras personas no me quieren comprender, es un problema suyo, no es un problema mío. Es un problema suyo, es un problema del otro.

Entonces, jamás caigamos en la tontería de dar el poder a los otros porque entonces perdemos nuestra propia responsabilidad. El problema que la gente, ciega de su propio ego, no quiere directamente ser responsables de lo que hacen y como no quieren ser responsables de nada cargan la responsabilidad a los otros. Y yo no quiero hacer esto porque es demasiado pesado, hazlo tú. De esta manera, lo único que están haciendo es echar la responsabilidad a los demás porque no quieren tomarla ellos mismos.

Pero… ¿qué pasa si te equivocas? ¡No pasa nada! ¡Estás para aprender! Si jamás tomas esa responsabilidad y lo haces tú, jamás vas a aprender.

Y lo importante es aprender. Estamos aquí para aprender creo yo. Lo importante es enseñar y es aprender hasta el último nanosegundo de la existencia.

Eso es todo.

Gracias

 

Sobre Raúl Caballero 552 artículos
Especialista en Psicología Transpersonal y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual. Más de 15 años de experiencia en el campo de la mente humana y en el campo esotérico y la mediumnidad.

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