La autoestima es importantísima, y es uno de los puntos más frágiles en las personas. Si comprendo que respetarme y respetar es comprender el sentido de igualdad, y que nadie es más ni menos que yo, esa autoestima bien definida me permite poder admirar las cualidades de otro sin idealizar a la otra persona, acción que resultaría negativa porque estoy deformando la realidad que percibo. Estoy colocando a esa persona en un lugar que es irreal, poniéndola por encima de mí. Y seguramente luego de la idealización, vendrá una gran desilusión, porque en algún momento voy a notar que esa persona no era tan fantástica e increíble como yo creía, pero la persona sigue siendo la misma, yo soy el único hacedor de estas imágenes que no existen.
La baja autoestima nos hace dudar de nosotros mismos. Nos hace juzgarnos indebidamente, nos desvaloriza como personas, nos hace asumir cosas que no son ciertas de nosotros mismos, poniendo a las opiniones negativas o exageradas de otras personas como grandes verdades. Por ejemplo: si alguien conocido o no, me dice: Ud. es una de las personas más mediocres que conozco. Bueno, esa puede ser su opinión. No puedo censurarla, tiene derecho a decir lo que quiera. Pero de ahí que decida creerlo, y termine afectándome desmesuradamente, ese es otro tema. Yo le estoy dando visos de verdad, soy yo el que da valor o no al comentario. Son solo palabras, nada más que palabras, pero la carga de verdad, el peso sobre mí, lo pongo yo.
La admiración entonces, es muy distinta a la idealización como ya vimos. La admiración, es reconocer en el otro las virtudes que la hacen ser esa persona, que la destacan, y que la hacen brillar por sí misma. No hablamos aquí de vanidades ni de actos egoicos deslumbrantes, hablamos de las virtudes que hacen que esa persona, sea esa persona y no otra, y que vea a esas cualidades como algo a alcanzar, si eso es lo que deseo.
El respeto a mí mismo, redondeando un poco lo que ya había mencionado, es crucial, sumamente importante, y aunque parezca que es algo que todos tenemos, no es cierto, no lo es. La gran mayoría de las personas no se aman a sí mismas, no al menos como deberían. Si yo realmente me amo, no tendría pensamientos negativos hacia mí mismo. No actuaría de una forma destructiva hacia mí mismo, como las adicciones, el alcohol, el cigarrillo y las drogas. El ser una persona que sufre, es tener una falta de amor hacia mí mismo. Y si soy una persona depresiva, obviamente no me estoy amando. Si tengo baja autoestima, si me siento menos que nada, si dudo de lo que puedo o soy capaz de hacer, si creo que la felicidad para mí es inalcanzable, si no creo merecerla, no puedo decir que me amo si siento una de estas cosas. Y si no me amo, es prácticamente seguro que tampoco me respeto como persona. Todo está relacionado, no hay cosas o conceptos separados, son todos partes de lo mismo. O estamos en un lugar, o estamos en el otro.
He conocido muchas personas con ganas de ayudar, con muchas ganas de ser útiles al otro. Pero ¿cómo voy a poder ayudar, si yo también me estoy ahogando? Primero salgamos del agua, y luego ayudemos todo lo que podamos, de la mejor forma posible. Pero ¿qué clase de ayuda puedo dar, si ni siquiera yo tengo las ideas y los conceptos aprehendidos? No digo conocidos, sino aprehendidos, porque ya para mí son del día a día. No me los sé de memoria, sino que ya son parte de mí. Ese es el objetivo a alcanzar cuando digo estar fuera del agua. Ese es justo el mejor lugar para tender una mano.
Queda hablar de la sobre-estima. En este lugar, nos encontramos si nos trepamos en nuestros roles del ego de querer sobresalir, de sentirnos mejores que los demás. Que lo sé todo, que nadie lo hace mejor que yo, y siento que mi vida es la única que vale la pena ser vivida. Que solo mi tiempo y mis cosas valen. Si estamos aquí, es imposible empatizar y ni si quiera respetar al otro, porque me siento de alguna forma superior. Y si me siento así, los demás valen y merecen menos que yo.
Lamentablemente, hay personas que piensan de esta forma y están dotadas de una gran dosis de desinterés y miedo. Son lo contrario al amor y al respeto. Es muy probable que los roles del ego de baja autoestima los lleven allí. Para tratar de probar que no son menos, se colocan por encima, pero de alguna forma es una baja autoestima disfrazada, expresada de una forma reactiva impulsiva.
Gracias por leerme.