La verdad, para ser libres

El Maestro Jesús, uno de los más grandes oradores de todos los tiempos decía: » La verdad, los hará libres». Esta frase puede tener muchas interpretaciones, pero me gustaría realizar una que me parece muy interesante.

¿Qué sería la verdad? Y ¿qué sería la libertad ligada a este concepto? Se me ocurre plantearlo de la siguiente forma, y para ello me voy a valer de la siguiente pregunta como disparador: ¿Qué sería lo no verdadero, lo contrario a la verdad o simplemente falso?

Yo en particular creo, que todo lo que no sea verdad provienen de condicionamientos, y estos pueden ser culturales, religiosos o sociales. Dentro de los condicionamientos están: las creencias o preconceptos, los prejuicios, los roles del ego y los engramas.

Los condicionamientos vienen dados por las emociones que despiertan ciertas ideas, que pueden estar superficial o profundamente arraigadas en nosotros, en nuestro patrón de pensamiento. Estas ideas limitantes, forman parte de nuestra estructura consciente e inconsciente con la que direccionamos nuestros pensamientos, y como consecuencia de ello, de nuestras afirmaciones y acciones del día a día.

Las creencias, los prejuicios y los preconceptos condicionan nuestra forma de vida, éstos son tal vez las más fáciles de detectar, dado que si cuestionamos y analizamos su origen, veremos que no tienen base ni sustento alguno, son solo cosas que se dicen y se repiten sin ninguna justificación lógica o coherente, son solo ideas que se han anclado en nuestra mente.

Pero si tenemos el valor de ir descubriéndolas y perdemos el miedo al qué dirán o al que pensarán, veremos que la gran mayoría de ellas no nos representan en lo más mínimo.

Solo nos apegamos a ellas por costumbre o porque nos fueron transmitidas así, con una emoción asociada y que ahora, nos cuesta desapegarnos de ellas. Junto a ello se suma el miedo a ser distintos y a que no nos acepten, para no ser mal visto, pero estas ideas, insisto, no nos representan.

Estos condicionamientos tienden la trampa a nuestra mente analítica, las tomamos como verdades y en ese hecho obviamos la oportunidad de analizarlas. Estamos tan familiarizados con ellas, que simplemente las aceptamos, no las procesamos analíticamente. Si preguntáramos porque nos dicen eso, solo nos dirían; ¡porque es así! Como si de esa forma se validara todo.

Estos condicionamientos son un puente hacia la mente reactiva, forman sus raíces en la mente reactiva impulsiva o depresiva, e inclusive en la mente reactiva automática cuando se vuelven engramas.

Cuando algunas de estas ideas generan emociones, se transforman directamente en roles del ego, y si estas emociones son de gran intensidad pueden directamente ser grabadas como engramas, con las limitaciones que esto conlleva.

Está claro que la intensidad con que son tomadas o vivenciadas cada una de estas afirmaciones, van a ser muy variables de una persona a otra, y es probable que estas supuestas verdades vayan cambiando o desmantelándose al transcurrir de la vida. Pero no siempre es así, algunas de ellas se harán más fuertes, según las experiencias personales y serán una gran pieza en el patrón de pensamiento de esa persona.

Entonces me voy a valer del enorme aporte de charlas tras charlas junto a Raúl Caballero, que sin dudas es un gran maestro en psicointegración y otros temas. El define de forma muy precisa y clara lo siguiente:

El preconcepto es tener instalado un concepto en la mente reactiva como real, sin haber comprobado previamente si es válido o no desde la mente analítica. Muchos preconceptos ni siquiera son razonados y mucho menos debatidos… son «verdad» por la propia fuerza de la palabra..

Tratemos de diferenciar cada preconcepto con un ejemplo que pueda resultar de utilidad. Podemos citar algunas que tienen que ver con lo religioso, lo cultural y lo social:

  • Dios te va a castigar si te portas mal; sabemos que esto no es cierto, no es correcto. Pero lo que sí es correcto es asumir las responsabilidades de nuestros pensamientos y actos, no existe el castigo divino, pero si cada acción tiene una consecuencia.
  • Si no te arrepentís de tus pecados, no vas a ir al cielo. No existe tal pecado, ni tal cielo, como tampoco nadie puede eximirnos de nuestros actos hostiles, solo nosotros podemos remediar esas conductas, comprendiendo que no es la forma correcta, comprendiendo que todo puede hacerse de otra forma más constructiva, para nosotros y para quienes nos rodean. El comprender, para saber hacer y de esa forma aprender. Es un camino de toda la vida.
  • El sexo encierra pensamientos oscuros y pecaminosos; Es completamente falso, es una de las expresiones más movilizadoras y estimulantes del amor personal de pareja, para nada oscura, no hay algo prohibido en ello, solo tabú y pre-juicios. Muchos problemas y deformaciones se generan en la mente de las personas por reprimir esta energía tan poderosa. Llevar al sexo al terreno de lo natural, debería ser de alguna forma el nuevo paradigma, sacándolo de las represiones religiosas y culturales, donde la responsabilidad y el respeto al libre albedrío sean ejes fundamentales.
  • Tus padres SIEMPRE van a hacer lo mejor para vos; bien, hay padres y padres. Tal vez lo diría de otra forma, menos limitante: Los padres tratan desde sus posibilidades de decir y hacer lo mejor que pueden, pero cuando tengas edad suficiente, tendrás que encontrar tus propias respuestas, tu verdad sobre lo que crees y sentís, como que es “lo mejor para tu vida”.
  • Si no tenés pareja no podes ser feliz; Se pierde de vista que no puedo pretender que la otra persona me otorgue lo que yo mismo no tengo. Si soy infeliz, lo más probable es que vuelva infeliz a mi pareja. Sería más recomendable tratar de ser una persona feliz y compartir esa felicidad una vez que la tenga. Hay personas que no se permiten ser felices, sólo por creer en este postulado.
  • Mi hij@, es lo único completamente mío en la vida; Nadie es dueño de nadie. Por el contrario, más que derechos, hay obligaciones ante un hijo mientras dependan del o los padres. Intentar ver como propiedad, es transformar a esa personita en una cosa y desvalorizarlo por completo. En definitiva es un total sentido de carencia que debe trabajarse.
  • El matrimonio, es para toda la vida; ¿Lo es realmente? ¿qué hace que sea para toda la vida? Decidir estar con esa persona especial, es algo más que un compromiso, ¿Quién puede comprometerse a amar para toda la vida? Probablemente el peor obstáculo en el matrimonio, es creer que ya se tiene seguridad de quien está a tu lado, siempre estará y se olvidan de lo más importante, el trabajar en la pareja en el día a día, durante todos los días. Apuntamos a permanecer, a transcurrir, pero que hay de la calidad de vida; del compartir; del acompañar; de colaborar el uno con el otro; poco se habla de ello. Para ser más claro de las cuatro patas de la mesa, el respeto, el deseo, la admiración y el diálogo profundo.
  • Tengo que encontrar a la mujer/el hombre de mi vida; No hay sólo una mujer o un hombre que pueda ser parte de tu vida. El creer que solo puede haber una persona afín a nosotros, solo genera frustración. Hay muchas personas afines, en mayor o menor medida, a cada uno de nosotros. Y no tiene que ser necesariamente un alma gemela. Hay varias psicointegraciones al respecto en la página.
  • Si no logras que tu relación de pareja dure, sos un/una fracasad@; En nuestra sociedad lamentablemente, se mide el éxito y el fracaso viendo si estás o no en pareja. Para qué sostener una relación tóxica, porque motivo una persona debe apegase a una persona que no Ama, ¿sólo para estar con alguien?
  • Tenés que casarte antes de los 30, de lo contrario te vas a quedar sol@; Es solo algo que se dice y que no puede ser parte de ninguna verdad, salvo que decidamos creerlo.

Lamentablemente has cientos o miles de estas creencias o pre-conceptos, muy difundidas y aceptadas en la sociedad de hoy. Estas creencias pueden generar engramas en las personas que los padecen, por no poder cumplir con ellos al pie de la letra, o por sentirse definidos en ellos, o simplemente por tomar estas como un ideal que no se discute. Estos hombres o mujeres cuestionan su valor como personas, se frustran, lamentan, socaban su autoestima y dignidad por ello. No solo eso, muchas personas, se resisten a ser felices, simplemente porque no se lo permiten, por creer o tomar a esos postulados como verdades.

Sin darse cuenta la sociedad está continuamente implantando engramas de este tipo, a esto se lo llama engramas sociales, pasan de generación en generación, de familia en familia, de padres a hijos.

Seguido a esto, están los prejuicios;

Es juzgar antes de tiempo. Lo cual quiere decir juzgar sin saber si el otro merece o no ser juzgado o condenado.

Ya de por sí, el hecho de juzgar es bastante negativo, más aún pre-juzgar, es un acto hostil en el que se incurre muy frecuentemente.

En los pre-juicios, se experimenta lo más bajo de las personas, son el justificativo para lastimar o perjudicar emocional o físicamente a quien no cuadre con lo que se cree, es una forma de trasferir culpas. Obviamente, genera emociones y conductas completamente reactivas.

  • Mi religión es la única verdadera
  • Todos los pobres son unos vagos o delincuentes
  • Mi equipo de futbol es el mejor, los demás no sirven para nada
  • El que no piensa como yo, es porque está en mi contra.

Estar continuamente pre-juzgando, nos mantiene en la reactividad, nos hace esclavos de nuestra propia mente reactiva, es muy importante observarnos, mantenernos alertas, para poder parar este bucle destructivo. Solo estando alerta podemos salir de esta actitud.

Entonces, ¿cuál es el problema de estos condicionamientos? El problema principal es que limitan, coaccionan nuestros pensamientos y acciones. En pocas palabras, estamos dando paso libre a nuestra mente reactiva, con todo el perjuicio que esto implica.

Estas ideas, que asumimos como grandes verdades, nos provocan; miedo, desesperación, depresión, angustia, sufrimiento, desilusión, frustración, envidia, odio, rencor, celos y mucho más. En fin, nada positivo en nuestras vidas. Estamos siendo presos, de ideas que despiertan emociones negativas que ni siquiera son nuestras, y en muchísimos casos ni siquiera compartidas.

Estas actitudes son las que de alguna forma nos generan confusión y el conflicto interno. Aquí, en este punto, es justo donde el temor a estar equivocados comienza a hacer su trabajo.

Entonces, ¿cómo revertimos esta tendencia destructiva hacia nosotros mismos? El primer paso es tomarnos el tiempo para pensar de forma analítica sobre estas ideas que nos acompañan de forma negativa. Descubrir si realmente tienen una base coherente, un sustento concreto o si directamente no nos representan en lo más mínimo.

Tenemos que tomarnos el tiempo para acomodar nuestros pensamientos hacia estas cuestiones importantes en la vida de cualquier persona, y una vez que hayamos decidido, que hayamos reflexionado analíticamente sobre estos temas, comenzar a trabajar las emociones que estas ideas despiertan, tratar de ver el conflicto interno, pensando: ¿Qué nos hacen sentir? Celos, envidias, frustraciones, inferioridad, etc…

Entonces el primer paso es analizar esas emociones e intentar llegar a la idea que las originó. Quizás esta idea sea un condicionamiento externo, una idea de afuera, o simplemente mía.

Recién cuando seamos capaces de discernir lo que realmente sentimos o deseamos, recién ahí, comenzaremos a tener claridad y empezaremos a vivir a través de nuestras verdades, las que nosotros elijamos como timón de nuestras vidas.

Cuando logremos romper los esquemas aprendidos, recién ahí seremos completamente artífices de nuestro nuevo patrón de pensamiento, y en consecuencia de nuestras acciones. Esa es la libertad que se logra a través de nuestra verdad, esa verdad a la que se llega siendo analítico y consciente de lo que deseamos para nosotros mismos. Pero esto requiere trabajo y compromiso, no solo de un día, sino de todos los días de nuestra vida, esa es la forma de ser completamente responsables de nuestros pensamientos y acciones.

Uno de los puntos cruciales, es dejar de lado el qué dirán o las opiniones de terceros. Nuestra vida no puede ser vivida con ideas de otros, tenemos que asumir nuestra responsabilidad para con ella, y esto comienza estando alerta, siendo analíticos, lo suficiente para desenmascarar estos condicionamientos, que nos traen pesar y desdicha. Es importantísimo afrontar estas decisiones para lograr libertad, y llegar a vivir la vida de una forma plena, siendo coherentes en pensamiento y acción. Gracias por leerme.

Roberto Carlos Brandán
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