Hipocresia y apego

De: Raúl Caballero

Se explica que en fechas de reunión familiar abunda la hipocresía, empezando por una asistencia excusada por «Para no quedar mal» y continuando por una serie de criticas a las espaldas sobre los asistentes. Posteriormente se habló sobre el apego insano hacia miembros de la familia o amistades, no dejándonos discernir con toda capacidad, una relación personal consta de un 50% de ego, pero no se debe exceder más allá.

 

 


 

Bien, hoy quiero hablar de un tema que seguramente todos los que, o en la mayoría por lo menos de los que me escuchen ya lo sabrán, o lo habrán pensado, se lo habrán imaginado. Que trata sobre el apego. El apego referido a nivel familiar y la hipocresía que hay en esos casos también. Seguramente todos o la gran mayoría de los que me escuchen ya lo habrán pensado como he dicho al comienzo. ¿Qué es lo que sucede en fechas señaladas como lo que es por ejemplo en navidad? Yo he podido vivir experiencias similares, en mis últimas navidades, en las cuales he podido observar distintos comportamientos en la gente de mi entorno, de mí alrededor y cómo la gente sonríe. Y muchos de los que me escuchen dirán, bueno, pero, los que no sepan por donde voy, porque los que sepan por donde voy, ya saben lo que voy a decir por adelantado. Pero los que no sepan dirán: bueno, pero sonreír está bien, y yo no los contradeciría, diría: sí, sonreír está bien. Pero sonreír de corazón ¿no? Con el espíritu, lo que nos sale, lo que tenemos ganas de volcar al otro, porque además siempre he dicho que la empatía, la buena vibra se contagia.

Pero qué pasa con esa sonrisa falsa, esa sonrisa hipócrita, ¿qué pasa con eso? Es diferente. Se ve en distintas fechas señaladas, no tiene porque ser navidad. O sea, yo he dicho navidad porque la última fecha donde lo he podido comprobar es en navidad. Pero puede ser perfectamente una boda, un bautizo, un cumpleaños mismo, o sea, lo vemos en el día a día haya donde hay reuniones familiares. Que tampoco digo que la familia no se reúna, pero digo que en el más del 90% de los casos que he estudiado. La gente se reúne con un…. Sin ganas, casi diríamos, ¿no? Se reúnen por quedar bien, por hacer bonito y se reúnen con la idea de: iOh bueno! Así que no me mire el otro, que piense: mira éste no ha ido porque es un impresentable, no, no, no, voy así quedo bien.

Y cuando van, al salir de la reunión, el hombre o la mujer, quien sea, le dice a la pareja, puede ser amigo o puede ser otro miembro de la familia pero… ioh te fijaste como iba vestido tal, que mal! iPero fíjate que comentario tan impertinente que hizo cual, bufff, tremendo!

Y critican, ¿no? Critican a las espaldas, critican, critican, critican. Pero si son tan valientes de criticar a las espaldas ¿por qué entonces en el momento de la reunión sonreían? ¿Por qué? Ya lo dije, es por quedar bien.

Se observa, lo que estoy diciendo no es para nada nuevo. No estoy dando a conocer un descubrimiento. O sea, esto lo saben todos, creo que prácticamente todos, alguna vez, lo habéis podido constatar, prácticamente todos lo habéis podido estudiar.

La gente necesita una excusa para reunirse, a nivel familiar digo, necesita una excusa para reunirse. Pero ni aún con esa excusa van con el corazón sino para no faltar al compromiso, o no quedar mal para con el otro pero son excusas al final los que lo reúnen. Si se ven una o dos veces al año, ya, da gracias. Aunque si se ven más frecuentemente no tiene porque ser un indicativo de que no hay hipocresía porque lo hacen también con excusas o para no eludir ningún tipo de compromiso, entonces es como que tienen que ir. Pero no es esa la clave, no es esa la clave porque nadie va de corazón con el espíritu, nadie va con una sonrisa real, todos van con sonrisas ficticias. Luego, se termina la reunión y cada uno hace su vida, no se sabe nada inexplicablemente de esas personas. Hay otra gente que se reúnen, pero… se reúnen más frecuentemente, y tienen contacto, y sucede mucho también esto en lo que son unas navidades o puede ser cualquier otro tipo de acontecimiento o evento y genera un vínculo de apego emocional, muy, muy fuerte. Sabemos que toda relación personal tiene apego porque tiene ego porque sabemos que las relaciones personales es 50% sentimiento, 50% emoción. Y la emoción trae ego. Pero…¿ hasta qué punto el ego está bien considerado o está por lo menos, dentro de lo normal? Porque es normal que se tenga relaciones personales no voy a decir ahora: que nadie tenga relaciones personales, es lógico que no tiene porque ser así. Pero, y esto lo observamos en el día a día, no necesariamente en relaciones personales en reuniones como por ejemplo una navidad sino incluso en relaciones personales en el día a día.

Cómo el vínculo emocional afectivo que se genera, es tan grande, tan grande y tan grande que se genera una dependencia de la otra persona. Hasta el punto tal, de que… y lo vemos en agresores y lo vemos en agredidos. El agresor, puede ser perfectamente, pongamos un tópico, un hombre. Y la agredida, vamos a poner que es la mujer. La agredida tiene un apego tan fuerte por el hombre, pero tan fuerte, tan fuerte, que cada día recibe golpes, recibe agresiones, insultos, el hombre la tira por el suelo, la pisotea, la golpea con una silla de madera. Y la mujer, primero que no tiene valor para denunciar el caso, y segundo que el apego es tan fuerte, tan fuerte que piensa, por supuesto, ahí también entra la mente reactiva, incluso la mente reactiva depresiva que le hace decir: la culpa de todo la tuve yo, la culpa de todo la tuve yo. Seguro que algo hice para que el hombre se enojara. Capaz el hombre es violento por naturaleza. Ese hombre en concreto, me refiero, no generalicemos. Pero la mujer tiene tanto apego, tiene la mente reactiva en ese momento tan y tan desorbitada, que es como que, no puede separarse del hombre, aunque el hombre sea un agresor. Y nunca va a poderlo ver con sus propios ojos. Ese apego se ve constantemente.

Los eventos familiares o cualquier otro tipo de historia familiar, a veces conlleva a estrechar los vínculos hasta una manera demasiado extremista. Hasta esos puntos, ¿no? De repente, el padre golpea a la hija, o de repente, la madre controla las acciones del hijo/a, pero los hijos tienen un apego tan grande por los padres, que no reaccionan. Y los hijos crecen y siguen sin reaccionar porque tienen un apego fatal y tremendo por esas personas. Y serán mayores y a lo mejor ya no son agredidos físicamente pero esos hijos son, digamos, controlados a otros aspectos, ¿no? Y crecerán y se les controlará las salidas, y se les controlará con quien y con quien no van, se les controlara las relaciones afectivas. Y al final se convierte en un sin vivir.
Eso también es por la mente reactiva, evidentemente, el apego también ha de ser controlado. Porque si el apego es descontrolado puede llegar a provocar este tipo de situaciones que yo estoy explicando.

Es importante que todos nosotros tengamos suficiente coherencia y sentido común como para darnos cuenta de que no está bien que los demás nos coarten el libre albedrío, nos utilicen, nos insulten o nos hagan daño, sea quien sea. Y por eso está bien la dignidad y la fortaleza de saber decir no. Que eso es algo muy complicado de conseguir. Y más todavía para quien depende de la aprobación de terceras personas. Y más todavía para una persona que además de depender de la aprobación de todo el mundo tiene un apego personal tremendo por la persona que la esta agrediendo. A esta persona siempre la va a justificar y nunca lo va a ser culpable. Nunca lo va a ser. Digo desde el punto de vista de la persona agredida.

Por eso quiero sugerir a la gente que abran los ojos y que sean capaces de analizar con coherencia y con sentido común todo acto. Siempre con los ojos abiertos, sin que la mente este nublada. Y esto es un poco la explicación que quería hacer sobre hipocresía en ese tipo de acontecimientos como el apego que se llega a dar en este tipo de casos. Y ambas cosas las he podido ver en estas navidades, ambas cosas las he podido ver, y no una sino varias veces. Todo lo que he explicado.

Eso es todo. Gracias.

Sobre Raúl Caballero 552 artículos
Especialista en Psicología Transpersonal y Psicoterapeuta Cognitivo Conductual. Más de 15 años de experiencia en el campo de la mente humana y en el campo esotérico y la mediumnidad.